Si usted es una mujer en forma, no fumadora, con los niveles de colesterol controlados y la tensión arterial normal, probablemente haya sido clasificada como una persona con pocas probabilidades de sufrir un problema de corazón. No se confíe. Una investigación estadounidense sugiere que los modelos que se utilizan para medir el riesgo cardiovascular en mujeres podrían estar dejando de lado parámetros que influyen directamente en la posibilidad de sufrir un infarto, como la calcificación coronaria.
Según los resultados de este trabajo, que se publican en el último número de la revista 'Archives of Internal Medicine',
la acumulación de calcio en las arterias que irrigan el corazón es un
factor de riesgo cardiovascular en mujeres clasificadas previamente
como de bajo riesgo.
Para llevar a cabo esta investigación, un equipo dirigido por Susan
G. Lakoski, de la Escuela de Medicina Wake Forest (EEUU), analizó los
datos de 2.684 mujeres no diabéticas de edades
comprendidas entre los 45 y los 84 años que habían sido clasificadas
como "de bajo riesgo cardiovascular" según la escala Framingham.
Este método tiene en cuenta factores como la edad, los niveles de
colesterol, la tensión arterial o el hábito de fumar y ofrece un cálculo de las posibilidades que tiene una persona de padecer un problema de corazón en los próximos 10 años.
"Pero hay datos que sugieren que la escala de riesgo Framingham por
sí sola no estratifica adecuadamente a las mujeres de modo que puedan
llevarse a cabo intervenciones preventivas", explican los autores en su
trabajo.
Según la hipótesis de estos investigadores, existen otros factores,
como la calcificación coronaria, que influyen en el desarrollo de un
problema de corazón, pero no son tenidos en cuenta por el método
Framingham. Para comprobarlo, sometieron a las participantes a un TAC, una prueba de imagen que, entre otras cosas, sirve para medir la cantidad de calcio acumulada en las arterias.
Vigilar las arterias es importante
Los resultados de esta prueba mostraron que aproximadamente un
tercio de las participantes presentaba calcio en sus coronarias. Casi
un 5% de ellas tenía una acumulación elevada.
Después de casi cuatro años de seguimiento, se produjeron 24 episodios coronarios y 34 cardiovasculares en el grupo analizado.
Según las conclusiones del estudio, las mujeres con una
calcificación coronaria prevalente tenían un riesgo mayor de padecer
eventos cardiovasculares comparadas con aquellas que no presentaban
calcio en sus arterias. "Y aquellas con una gran acumulación
presentaban un riesgo significativamente más alto", añaden los
investigadores en su estudio.
Estos científicos sugieren que la medición del estado de las arterias podría añadirse a las pruebas tradicionales para efectuar una valoración del riesgo cardiovascular más adecuada, aunque remarcan que son necesarios nuevos estudios que corroboren sus datos.
En un editorial que acompaña a este trabajo en 'Archives of Internal
Medicine', Sarah Rosner y Christopher J. O'Donnell remarcan que se
trata de una investigación que cuenta con un número escaso de episodios
coronarios y en la que se ha realizado un seguimiento relativamente
corto.
"Por varias razones, la evidencia es hoy en día insuficiente para recomendar la evaluación de la calcificación coronaria en mujeres de bajo riesgo", señalan.
Además, remarcan que antes de poner en práctica métodos como éste
hay que tener en cuenta la relación entre los beneficios y los riesgos
–"existe una preocupación sobre el aumento del riesgo de cáncer por la
radiación de las tomografías", recuerdan-.
Con todo, estos científicos concluyen en que tal vez sea el momento de actualizar los métodos de evaluación del riesgo
y considerar nuevos factores de predicción. "Hemos entrado en una nueva
y excitante era que acoge la promesa de mejorar la predicción y la
prevención de los probemas cardiovaculares a través del empleo del TAC,
otras técnicas de imagen, biomarcadores y test genéticos y genómicos",
concluyen.
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