Los virus y las defensas personalizadas de nuestro cuerpo se encuentran antes de lo que se creía. Un estudio estadounidense acaba de definir la zona de los ganglios donde los linfocitos se activan tras encontrarse con el agresor.
Lo cierto es que hasta ahora se sabía muy poco sobre dónde se activan los linfocitos (principales células defensivas del sistema inmune) después de una infección por un virus o tras poner una vacuna (que no es otra cosa que un virus inactivo o atenuado para 'despertar' las defensas).
"[Había] montones de buenas pistas, procedentes de decenas de miles de
publicaciones sobre esta cuestión básica, pero todavía es una gran
pregunta cómo se organizan en un animal vivo esos variados mecanismos
ilustrados por esos estudios", explica a elmundo.es Jonathan W.
Yewdell, uno de los firmantes del trabajo, que acaba de publicar la
revista 'Nature Immunology'.
Los secretos sobre este 'despertar' se encuentran en los ganglios linfáticos, que es donde se inicia la respuesta inmune adaptativa
(es decir, la 'personalizada' contra un agresor concreto). "Son
estructuras altamente organizadas, diseñadas para transferir
eficientemente los antígenos [toxinas virales y otras sustancias que
desencadenan la respuesta inmune] transportados desde la periferia a
las células especializadas en 'atrapar', procesar y presentar estos
antígenos a los linfocitos", relatan los investigadores.
En la periferia del ganglio
Algunos trabajos habían sugerido que la activación de las células
defensivas se producía en el corazón de estas estructuras (que es donde
desembocan), pero ahora el estudio de Yewdell ha visto que los
linfocitos pueden 'despertarse' a las puertas de los ganglios.
"Aquí hemos mostrado que en los nódulos linfáticos, las células T
CD8+ [unos linfocitos que tienen un papel importante a la hora de
erradicar patógenos intracelulares, sobre todo virus] interactúan con
células infectadas por virus justo por debajo del seno subcapsular
[situado por debajo de la cápsula del ganglio], una zona que hemos
denominado 'región interfolicular periférica'. Esta zona es un lugar
importante, y posiblemente el principal sitio para el encuentro inicial de los virus y los linfocitos", señalan en el estudio de 'Nature Immunology'.
Para responder a esta cuestión 'en directo', Yewdell y su equipo han
analizado cómo reaccionaban ratones de laboratorio ante dos
infecciones: el 'vacinia virus' (el virus 'vivo' empleado en la vacuna
de la viruela) y el virus de la estomatitis vesicular (una infección
animal). "Ver es creer. Sólo visualizando la respuesta inmune en tiempo
real en un animal vivo es posible probar nuestras teorías", señala este
investigador, que dirige la Sección de Biología Celular del Laboratorio
de Enfermedades Virales del NIAID (el centro de investigación de enfermedades infecciosas de EEUU).
Los científicos inyectaron los patógenos acompañados de una proteína
fluorescente y observaron lo que sucedía en las horas posteriores
mediante un microscopio intravital (una avanzada técnica de imagen que
permite ver el 'tráfico' de las células). Las partículas del virus
(viriones) y las células infectadas estaban justamente debajo del seno
subcapsular del ganglio. Y hasta allí viajaban rápidamente los linfocitos T, todavía en estado 'naïf', donde interactuaban con las células infectadas y se activaban por completo.
"Así que la presentación del antígeno en la periferia de los
ganglios, y no en el lugar de salida de los linfocitos (en lo profundo
del nódulo), tiene una función dominante en la activación antiviral",
explican los científicos.
Utilidad
De todos modos, Yewdell es cauto con sus hallazgos, que no cree que
refuten las anteriores investigaciones: "Cada virus tiene sus propios
trucos y diferencias en cómo y dónde se replica". "Es probable que con
otros virus, bajo otras condiciones, las anteriores pautas [sobre cómo
se produce la activación de los linfocitos] puedan aplicarse. Nosotros
hemos ampliado los posibles mecanismos y hemos ilustrado la importancia
de estudiar patógenos reales 'in vivo'", añade.
Yewdell también peca de prudente a la hora de hablar de la utilidad
de su estudio: "Realmente no hay una aplicación directa. Más bien hemos aportado una página al libro sobre cómo diseñar racionalmente vacunas
para desencadenar una respuesta de las células T CD8+. Probablemente,
un día (quizás en un futuro lejano) tales vacunas serán útiles para
prevenir o tratar infecciones virales (por ejemplo, el VIH, pese al fallo de la vacuna de Merck, inducir las células T CD8+ todavía puede probarse útil) y en tratar el cáncer".
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