Niveles bajos de vitamina E son indicadores de hiponutrición, que se relaciona con un mayor declive físico en personas mayores, según un estudio de la Universidad de Yale que se publica hoy en JAMA.
El potencial efecto de una mala nutrición en
las funciones físicas en personas mayores no está suficientemente
considerado, según señala un equipo de la Facultad de Medicina de la
Universidad de Yale, en New Haven (Estados Unidos), en un estudio que
se publica hoy en JAMA. Sus conclusiones refuerzan la creencia de que
los antioxidantes están relacionados etiológicamente con un descenso de
la capacidad física en ancianos.
Para medir el estatus
nutricional de los participantes en el ensayo y sus funciones físicas,
los investigadores trabajaron con datos de cerca de 700 personas
mayores de 65 años, en las que se estudió el consumo de
micronutrientes, folato sérico y vitaminas B6, B12, D y E. Basándose en
la escala conocida como Short Physical Performance Battery, los autores
determinaron que el declive de la función física existía cuando se
perdía al menos un punto en la citada escala (la media se estableció,
según estos parámetros, en un 1,1).
Sin causa-efecto
La
hipótesis de que la vitamina E se relaciona con la etiología del
declive físico sugiere que el estrés oxidativo está ligado, a su vez, a
la fatiga muscular, y al hecho de que los antioxidantes tienen un papel
destacado en los daños musculares reduciendo los problemas oxidativos.
Así lo han señalado los autores, que aseguran haber obtenido una
evidencia empírica de que las bajas concentraciones de vitamina E
provocan un rendimiento físico progresivamente más bajo en personas
mayores de 65 años.
Pese a que han señalado que a partir de
estos hallazgos, que han definido como epidemiológicos, no se puede
establecer relación de causalidad, creen que han aportado una base
suficiente como para realizar más ensayos clínicos que pueden
determinar qué concentraciones de esta vitamina ocasionan el declive
físico en los ancianos.
Vitaminas y preeclampsia
La
ingesta de vitaminas E y C durante el embarazo no reduce el riesgo de
desarrollar preeclampsia. Las causas de este síndrome aún no están
claras, aunque una teoría sugiere que puede estar relacionado con los
radicales libres, en cuyo caso los antioxidantes sí reducirían el
riesgo.
Es la conclusión de una revisión realizada por
investigadores de la Colaboración Cochrane dirigidos por Alice Rumbold,
de la Escuela de Salud Menzies, en Darwin (Australia), con datos de
diez ensayos en los que han estado implicadas 6.500 mujeres. La citada
teoría no sería correcta, ya que los suplementos de antioxidantes no
sólo no redujeron el riesgo de desarrollar preeclampsia: tampoco lo
hicieron con la posibilidad de parto pretérmino.
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