El ejercicio ocupa un papel destacado en los nuevos tratamientos de la lumbalgia. Más del 80% de la población adulta ha tenido lumbalgia alguna vez. Pero
esta dolencia, más frecuente en hombres que en mujeres, no suele ser
grave y constituye el precio pagado por la especie por la
bipedestación, al recaer la carga en la zona lumbar.
En los últimos años, las pruebas científicas han desmantelado la forma
tradicional de abordar este mal, demostrando que en la mayoría de casos
el dolor no se debe a alteraciones estructurales como la artrosis, que
no es necesario hacer pruebas radiológicas y que la actividad física
reduce el riesgo de dolor. La cirugía, en contadas ocasiones.
"La evidencia científica ha demostrado que los conceptos, técnicas
diagnósticas y tratamientos que se consideraban dogmas hace 20 años son
equivocados. Antes se pensaba que la causa del dolor de espalda eran
las deformaciones o alteraciones estructurales de la columna, la
escoliosis, el desgaste del disco intervertebral o las hernias
discales, y hoy se sabe que esto es un error y que en más del 96% de
los pacientes el dolor obedece a motivos inespecíficos que se
desencadenan por un proceso neurológico que causa dolor, inflamación y
contractura muscular", sostiene Francisco Kovacs, director de la Red
Española de Investigadores en Dolencias de la Espalda (REIDE). Kovacs
subraya que las investigaciones también han demostrado que las pruebas
radiológicas no tienen valor en esta dolencia, porque siempre se pueden
detectar "hallazgos" que son comunes e igual de frecuentes en personas
con y sin dolor. Y, en cuanto al tratamiento, antes se recomendaba
reposo en cama, pero ahora se considera ineficaz. "A partir de
los 30 años, todas las personas muestran signos de que el disco
intervertebral empieza a perder peso, lo que se conoce como
degeneración discal, artrosis, o espondiloartrosis. El 70% de la
población tiene escoliosis, y un porcentaje importante muestra imágenes
de protrusión, hernia discal o estenosis", apunta. "A la ineficacia de
las pruebas, se le suma una irradiación innecesaria, ya que una
radiografía de columna conlleva una dosis de radiación equivalente a 15
radiografías de pulmón, un gasto inútil, e incluso puede inducir a
otras alteraciones en el paciente". En esta misma línea se
pronuncia Carolina de Miguel, del servicio de Rehabilitación del
hospital Ramón y Cajal de Madrid: "Ante una lumbalgia, la población
debe saber que el reposo es el peor enemigo de la espalda. Hay que
desmitificar la lumbalgia porque muchas veces somos los médicos los que
hacemos iatrogenia. Tenemos que ser capaces de transmitir que el dolor
de espalda no es algo grave, que aunque se tenga más artrosis no
significa que tenga que aumentar el dolor, y que la lumbalgia se puede
mitigar con un tratamiento en el que la actividad física ejerce un
papel fundamental", subraya. "Los abordajes activos son los que
han demostrado mayor eficacia y deben ser la base del tratamiento del
dolor", explica Mariano Flórez del servicio de Rehabilitación de la
Fundación Hospital Alcorcón de Madrid. Lo que hoy se recomienda y recoge la Guía de práctica clínica europea de la lumbalgia
(existe una versión adaptada en español en www.reyde.org) es que el
tratamiento del dolor de espalda se inicie con terapias sencillas y se
incremente la complejidad en función de las molestias. Siempre es
eficaz evitar el reposo y mantener el mayor grado de actividad física. En
los pacientes agudos (cuando el dolor dura menos de 14 días) se
aconsejan tratamientos cortos (antiinflamatorios, analgésicos y
relajantes musculares), en los subagudos (dura más de 14 días) y en los
crónicos (más de 90) se maneja la intervención neurorreflejoterápica
(técnica no cruenta que consiste en implantar unas placas debajo de la
piel de manera transitoria), tratamiento psicológico, medicación más
potente y programas de rehabilitación multidisciplinar, entre otros. En
cuanto a la higiene postural, otra de las recomendaciones que se
consideraba esencial para prevenir el dolor de espalda, se ha
demostrado que tiene un efecto mínimo en la lumbalgia. "Las
investigaciones demuestran que las escuelas de espalda clásicas, que
surgieron para enseñar pautas de higiene postural, han resultado ser un
derroche de dinero, y ahora se reorientan a la promoción del manejo
activo del dolor, evitar el reposo en cama y mantener el mayor grado de
actividad. Esto no implica que no se adopten medidas de higiene
postural, sino que no hay que obsesionarse con ellas", dice Kovacs. La
Fundación Kovacs ha realizado todos los ensayos clínicos para evaluar
la efectividad de las escuelas de espalda en España y tutela los
programas de educación sanitaria en sus 12 unidades asistenciales
repartidas por el país. En cuanto a qué tipo de actividad física
es la más idónea para ejercitar la musculatura de la espalda, los
especialistas coinciden en que lo mejor es que se adapte a los gustos y
posibilidades de cada paciente y que siempre es mejor hacer cualquier
deporte que ninguno. "Antes se recomendaba la natación, pero no ha
demostrado ser más eficaz que otros deportes. Y, si no se sabe nadar,
al final se adquieren malas posturas que agravan el dolor de espalda.
Lo importante, en cualquier caso, es fortalecer los abdominales, la
musculatura de la espalda, los glúteos y cuádriceps", apunta Elena
Martínez Rodríguez, rehabilitadora de la Escuela de Espalda del
hospital Ramón y Cajal. La lumbalgia constituye la segunda causa
de baja laboral tras el resfriado y genera un gasto del 1,7% del PIB,
lo que en 2006 representó en España un coste de 16.000 millones de
euros.
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