Por primera vez en el mundo un grupo de científicos ha anunciado la puesta en marcha del 'Proyecto de los 1.000 Genomas'; una iniciativa sin precedentes para analizar el material genético de mil individuos anónimos de todo el mundo. El objetivo de esta inmensa base de datos, que estará disponible para la comunidad científica de manera gratuita a través de Internet, es lograr una fotografía lo más detallada posible de la variación genética del ser humano.
Aunque dos individuos comparten el 99% de su material genético, esa
pequeña fracción que les separa esconde la clave de la diversidad
humana y podría explicar la susceptibilidad de algunas personas a
ciertas enfermedades, su respuesta a determinados fármacos o incluso la
reacción de su organismo a factores medioambientales.
La iniciativa de los mil genomas, que se prolongará durante tres
años en dos fases diferentes, tiene su origen en los resultados que ya
ha arrojado el trabajo del Consorcio Internacional HapMap, que ha
identificado hasta ahora cien regiones del genoma relacionadas con el
riesgo a sufrir enfermedades como la diabetes, la degeneración macular
asociada a la edad, o los tumores de próstata y de mama. Ya no se
trata, explican los especialistas, de descifrar el genoma humano, es
decir, de los 3.000 millones de bases y decenas de miles de genes que
componen el 'libro de la vida'; sino de desvelar las claves que diferencian a un individuo de otro.
Con este nuevo proyecto, anuncian los científicos participantes, se
pretende obtener un mapa aún más detallado de la variabilidad genética
humana. "Es crucial tener un catálogo de las variantes más comunes en el ADN",
explica por ejemplo Aravindia Chakravarti, profesora en la Universidad
Johns Hopkins de EEUU y una de las integrantes del estudio. Entre las
instituciones que participan en este 'macrogenoma' están, además del
Instituto de Medicina Genética de esta facultad, el Instituto británico
Wellcome Trust Sanger, el Instituto de Genómica de Pekín (China), y el
Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano de EEUU.
Voluntarios anónimos de varias razas
"El Proyecto de los 1.000 genomas examinará el genoma humano con un
detalle nunca visto hasta ahora", destaca por su pare Richard Durbin,
del Instituto Sanger, "esto hubiese sido impensable hace sólo dos años".
Para lograrlo, continúa, ha sido necesario disponer de increíbles
avances en el campo de la tecnología de secuenciación del genoma y la
bioinformática; y, sobre todo, de la colaboración de los 1.000
voluntarios anónimos que donarán su 'libro de la vida' a la ciencia. En
ningún caso se recoge información personal o médica de los donantes
para proteger su confidencialidad.
Entre ellos, y con el fin de reflejar fielmente la diversidad entre
poblaciones, hay personas de Nigeria, Japón, China (y también chinos
residentes en Denver, EEUU), ciudadanos del estado de Utah con
ancestros europeos, keniatas de dos etnias diferentes, habitantes de la
Toscana italiana, indios Gujarati de Houston, habitantes de Los Ángeles
con antepasados mexicanos y también estadounidenses con raíces
africanas en su familia.
Hasta ahora, explican los investigadores, se conocen dos tipos de
variantes genéticas relacionadas con ciertas enfermedades. Por un lado
las grandes alteraciones que tienen un grave efecto y están
relacionadas directa y claramente con alguna patología. Y por otro, las
pequeñas variantes, mucho más habituales pero con un efecto más débil
sobre el riesgo final que tiene una persona de enfermar.
"Entre ambas, las muy raras y las más frecuentes, tenemos una gran
laguna de conocimiento", admite David Altshuler, otro de los
participantes. "Y ese hueco es el que tratamos de salvar con el
Proyecto de los 1.000 Genomas". Por eso, además de analizar diferencias
'sencillas', los llamados polimorfismos de un solo nucleótido (cambios
simples en diferentes posiciones de la cadena de ADN), el estudio
indagará también en otras 'variantes' estructurales. Es decir, reorganizaciones, duplicaciones o 'borrado' de algunos segmentos del genoma humano.
Un análisis sin precedentes
El proyecto, que costará alrededor de 30-50 millones de dólares
(entre 20 y 35 millones de euros) consta de dos fases. En la primera,
de un año de duración, se llevarán a cabo tres proyectos piloto que
permitirán a los científicos decidir por dónde empezar a construir su
mapa de las diferencias genéticas, de la manera más eficiente posible y
aprovechando al máximo los avances tecnológicos a su alcance.
De hecho, en el primer ensayo únicamente se analizarán los genomas de dos familias de tres individuos cada una:
dos padres y su hijo. Ya en el segundo paso se incluirá a 180
participantes y, finalmente, un tercero evaluará las regiones que
codifican alrededor de 1.000 genes en otros tantos individuos.
Sólo en la segunda fase del proyecto (ésta de dos años de duración)
se analizará el genoma completo de los 1.000 individuos, a un ritmo
nunca visto antes. Concretamente se pretende obtener los datos de 8.000
millones de bases al día, lo que equivale a analizar el genoma de dos
personas cada día. "La escala es impresionante", se felicita Gil
McVean, otro de los coautores del grupo de análisis, "en tres años vamos a lograr 60 veces más información que la que se ha depositado en las bases públicas de ADN en los últimos 25 años".
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