Un estudio reveló que el 80%
de los ataques al corazón se producen como consecuencia de la nefasta
combinación de factores. Los cambios en la dieta, con un alto incremento
del consumo de alimentos y bebidas energéticas serían las
causas principales.
Los responsables
del estudio, realizado en 30 mil personas, indicaron que para disminuir
la incidencia de las complicaciones coronarias, es necesario cambiar determinados
hábitos alimentarios y prevenir el abuso de sustancias tóxicas.
Los datos de la Organización
Mundial de la Salud (OMS) indican que cada año mueren en el mundo
más de 17 millones de personas a causa de infartos y otros problemas
cardiovasculares.
Más precisamente, de acuerdo
con una investigación realizada en países de Latinoamérica,
el tabaquismo, la obesidad y el incremento del colesterol son los responsables
de ocho de cada diez infartos agudos de miocardio.
La comida "chatarra", uno de los
puntos a modificar
.
El estudio Interheart, cuyas conclusiones
forman parte de la revista especializada Circulation, una publicación
del American Heart Association (AHA), fue realizado gracias a la participación
de numerosos especialistas, y consistió en analizar los factores
de riesgo cardiovascular y su incidencia en 30 mil personas sanas.
"En América Latina y otras
economías en desarrollo ha habido un rápido cambio en la
dieta, con un alto incremento del consumo de alimentos y bebidas energéticas,
así como también de sustancias de origen animal y endulzantes
hipercalóricos agregados a los alimentos. Como muestra de esta realidad,
tenemos los datos obtenidos en el relevamiento que no hacen más
que enfatizar la necesidad de cambiar drásticamente el estilo de
vida para poder revertir el crecimiento de la incidencia de las complicaciones
coronarias", señaló el doctor Sydney Smith Jr., integrante
del equipo de investigación.
No obstante, los hábitos alimentarios
no son el único tema a tener en cuenta, pues el sedentarismo, el
abuso de determinadas sustancias tóxicas como la nicotina y el alcohol,
y la historia familiar, también constituyen factores de riesgo.
"Más de 90% del riesgo de
desarrollar enfermedades cardiovasculares y diabetes depende de factores
relacionados con el estilo de vida, que pueden modificarse. Entre éstos,
se encuentran el tabaquismo; la hipertensión; la resistencia a la
insulina; el incremento de triglicéridos, un elevado colesterol
LDL o 'malo' y un bajo colesterol bueno; el elevado nivel de azúcar
en sangre, la obesidad abdominal y el abuso de alcohol", destacó
el especialista estadounidense integrante del equipo científico
de la Universidad de Carolina del Norte.
Cabe destacar que, en condiciones
ideales, una persona debería tener el colesterol total, por debajo
de los 200 miligramos por decilitro (mg/dl); y el colesterol "malo" (LDL),
por debajo de los 140 mg/dl.
Atendiendo a los resultados de la
investigación, el doctor Domingo Turri, jefe del servicio de Cardiología
del Hospital Universitario Austral, postuló: "El ataque cardíaco
agudo es cada vez más frecuente en gente joven. Esto se debe, básicamente,
a que tanto los chicos como los adolescentes descuidan la selección
de alimentos, consumen más calorías de las necesarias, fuman
y llevan una vida alejada del deporte o del ejercicio físico regular".
"De esta manera, continuó
el especialista argentino, crece el número de personas que desde
muy temprana edad desarrollan obesidad, grasas sanguíneas altas
e hipertensión arterial, o llegan a la edad adulta con fuerte predisposición
a sufrirlas. Sin embargo, es importante tener en cuenta que prevenir la
enfermedad coronaria es un hecho posible y concreto. La clave está
en que cada persona o familia busque la mejor forma de implementar un estilo
de vida propio, pero saludable".
A lo largo de los años, diversos
estudios demostraron que si se actúa sobre los factores de riesgo,
se puede disminuir la posibilidad de tener un infarto de miocardio o un
accidente cerebrovascular (ACV). Para eso, la mejor receta es ir de a poco,
atacando un factor a la vez y modificando hábitos paulatinamente.
Incorporar una dieta sana y equilibrada y, fundamentalmente, hacer mucho
ejercicio.
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