Dos estudios de investigadores argentinos iluminan nuevos aspectos de los anticuerpos que podrían ser útiles para la medicina.
Uno de los trabajos halló cómo es posible inhibirlos, lo que podría
conducir a terapias para enfermedades como la esclerosis múltiple o el
lupus eritematoso, en las que el sistema inmune ataca tejidos del
propio organismo. Se publicó en la revista científica The FASEB Journal .
El otro, publicado en The Journal of Molecular Biology,
reveló nuevos aspectos de su estructura y función: se centró en el
estudio de la evolución de anticuerpos de ratón producidos por su
sistema inmune, a medida que reaccionaba a las inyecciones de lisozima,
una proteína presente en la clara del huevo que actúa como si fuera un
agente infeccioso.
"Demostramos que los cambios estructurales que se producen en
los anticuerpos no sólo se dan para que el anticuerpo se una bien al
agente infeccioso, sino también para que esa unión sea estable", afirma
la doctora Ana Cauerhff, directora de esta investigación.
El abecé
En el cuento "La Biblioteca de Babel", Jorge Luis Borges
imagina una biblioteca infinita. Textos ilegibles, párrafos
incoherentes, innumerables versiones de Don Quijote
o de cualquier otro libro conocido o por conocer pueden encontrarse en
esa fantástica biblioteca cuyos textos han sido producidos asociando
letras al azar en todas las combinaciones posibles.
El sistema inmunológico tiene resonancias borgianas: por medio
de un mecanismo único de modificaciones en el ADN de los linfocitos
(glóbulos blancos especializados en la defensa de nuestro organismo),
se producen millones de anticuerpos distintos, con pequeñas
variaciones, listos para reconocer todo tipo de moléculas ajenas, como
las que se encuentran en virus o bacterias. Cuando los anticuerpos se
unen a ellos, los agentes extraños son reconocidos por otras células
del sistema inmune y pueden ser destruidos.
Esta respuesta natural de defensa del cuerpo es estudiada
desde hace décadas para poder diseñar anticuerpos específicos con el
fin de usarlos en tratamientos médicos o en distintos tipos de
diagnóstico. La ventaja que ofrece la "fabricación" de anticuerpos en
los laboratorios radica en que así pueden dirigirse de forma rápida y
efectiva a blancos específicos.
"Estos dos son estudios básicos que permitieron saber un poco
más acerca del funcionamiento de los anticuerpos. Los resultados que
obtuvimos pueden servir para futuras terapias", comenta el doctor
Fernando Goldbaum, director del Laboratorio de Inmunología Estructural
y Molecular del Instituto Leloir, donde se hicieron las
investigaciones.
El primer trabajo fue realizado en conjunto con un equipo
alemán. "Demostró por primera vez que es posible inhibir la actividad
de enzimas que están en la membrana de los linfocitos T, mediante el
empleo de anticuerpos de llama", afirma Goldbaum.
La inhibición de las enzimas de esos linfocitos puede ser la
clave para futuros tratamientos contra enfermedades inmunes, como la
esclerosis múltiple o el lupus eritematoso. En estas dolencias, el
sistema inmune reacciona contra tejidos sanos a través de la acción de
los linfocitos.
"Estos resultados, que se obtuvieron en modelos de ratón,
podrían servir para diseñar futuras terapias en humanos", subraya
Goldbaum.
Minianticuerpos
Al igual que otros investigadores del exterior, el equipo
de Goldbaum estudia los anticuerpos de llama porque tienen
características especiales.
"Los camélidos, además de anticuerpos convencionales, poseen
otros muy particulares en cuanto a su estructura. De estos últimos se
pueden obtener pequeños fragmentos denominados «minianticuerpos», que
están siendo utilizados en biotecnología", explica la becaria Vanina
Alzogaray.
Según Alzogaray, debido a su pequeño tamaño, estos
minianticuerpos pueden unirse al antígeno y bloquearse con mayor
facilidad. Además, son fáciles de obtener y resistentes a condiciones
extremas, como, por ejemplo, a altas y bajas temperaturas.
"Estos conocimientos sobre la generación y caracterización de
anticuerpos de llamas pueden abrir muchas posibilidades de usos
biotecnológicos", explica la doctora Mariela Urrutia, que está
intentando transferir esta técnica a la empresa Inmunova, un nuevo
desarrollo biotecnológico del Instituto Leloir.
Los resultados de la segunda investigación sugieren que el
anticuerpo con estabilidad mejorada podría circular más tiempo en el
torrente sanguíneo y de esa forma neutralizar al agente infeccioso
durante más tiempo.
El becario Juan Pablo Acierno, autor del estudio, explica:
"Hasta la fecha no se había descrito este efecto combinado que se da
entre aumento de la afinidad, es decir, el incremento de la eficiencia
con que los anticuerpos reconocen al agente infeccioso y su estabilidad
estructural".
Cauerhff y Acierno coinciden en que los resultados obtenidos
tienen una gran potencialidad de aplicación biotecnológica y biomédica.
"Un desarrollo basado en la mejora de la estabilidad de los anticuerpos
podría ser de gran utilidad para generar vacunas y sistemas de
diagnóstico", aseguran.
Dado que los desarrollos biotecnológicos de los países ricos
son muy caros, Cauerhff resalta la importancia de realizar ciencia
básica en el país. "En la Argentina, por razones económicas, resulta
difícil acceder a determinados anticuerpos para tratar el cáncer u
otras enfermedades. Por este motivo es crucial que desarrollemos
biotecnología local: para abaratar los costos de las terapias y que
sean accesibles", explica.
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