Especialistas reunidos en el Hospital de Bellvitge presentaron novedosos dispositivos que son más sencillos, más pequeños y funcionan mucho mejor.
El Hospital de Bellvitge (Barcelona) reunió el viernes a
especialistas de todo el mundo en el ámbito de la investigación de
corazones artificiales y asistencia circulatoria mecánica, que
presentaron varios dispositivos novedosos. Destacaron que los aparatos
que suplen el funcionamiento del corazón representan una alternativa a
la donación de órganos y reclamaron a las administraciones más
inversiones para dar respuesta a las necesidades de los pacientes.
Durante el II Curso Internacional de Asistencia Circulatoria
Mecánica en el Tratamiento de la Insuficiencia Cardíaca Aguda y Crónica
Adelantada se dieron a conocer iniciativas como el corazón artificial
neumático, el primer corazón artificial eléctrico y las bombas axiales
para sustituir el ventrículo izquierdo que están demostrando su
efectividad a largo plazo, entre otras.
La insuficiencia cardíaca es la causa principal de mortalidad en
las patologías cardíacas. El Dr. Eduard Castells, responsable del
Servicio de Cirugía Cardiológica del Hospital de Bellvitge, explicó que
"el tratamiento ideal hasta ahora para la insuficiencia cardíaca era el
trasplante, pero hay pocos donantes en relación con las necesidades".
"Esto obliga a buscar soluciones para los corazones que fallan y no
responden a la medicación", afirmó. Según el Dr. Castells, en España se
consiguen anualmente "entre 250 y 300 corazones procedentes de la
donación, una cifra insuficiente para dar respuesta a todas las
demandas".
Este especialista afirmó que "inicialmente se diseñaron corazones
artificiales como una copia de los naturales, pero en los últimos años
se han desarrollado dispositivos mecánicos y eléctricos más simples que
permiten bombear la sangre sin necesidad de válvulas".
Según el Dr. Castells, los dispositivos más novedosos son "más
sencillos, más pequeños y funcionan mucho mejor". De hecho, hay
dispositivos mecánicos que se encuentran instalados en pacientes desde
hace siete años que no han provocado ninguna afectación al resto de
órganos. Por ello, concluyó que "la tecnología existe y ahora hay que
coger confianza y aplicarla más a menudo".
Reconoció que uno de los obstáculos para la extensión de los
dispositivos cardíacos artificiales es el coste económico y afirmó que
"para hacer frente a las necesidades de todos los pacientes son
necesarias decisiones de tipo político". Según el Dr. Castells, "los
fabricantes hacen muy pocos aparatos y los costes son muy grandes, pero
si se fabricaran en serie los costes se abaratarían".
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