Revelan que luego de dejar de tomar el medicamento, las mujeres tienen un riesgo ligeramente alto de contraer cáncer de seno y otros cánceres persiste al menos durante tres años.

Una de las varias preguntas en torno a la prescripción de hormonas durante la menopausia es si los riesgos para la salud de las mujeres cambian luego de que dejan de tomar las pastillas.

Un nuevo estudio reveló que prácticamente todos los beneficios desaparecen, pero que un riesgo ligeramente alto de cáncer de seno y otros cánceres persiste al menos durante tres años luego de dejar de tomar el medicamento.

La información proviene de un importante estudio realizado por la Iniciativa para la Salud Femenina (WHI por sus siglas en inglés), que analizó a 16 mil mujeres que utilizaron el medicamento Prempro, una combinación de estrógeno y progestina fabricado por Wyeth.

En la edición actual de la revista de la Asociación Médica de Estados Unidos, los responsables del estudio instan a interpretar con cuidado los resultados, destacando que el riesgo individual de una mujer sigue siendo reducido.

El incremento en el riesgo de cáncer entre las mujeres que utilizaron hormonas se tradujo en un riesgo anual adicional de 0.3% para una mujer en lo individual, o tres casos adicionales de cáncer de seno u otro tipo de cánceres al año entre cada mil mujeres.

Los descubrimientos no cambian las recomendaciones vigentes sobre el uso de hormonas, que aconsejan a las mujeres su empleo sólo en caso de padecer bochornos moderados a severos y otros síntomas, además de hacerlo en dosis mínimas y durante periodos de tiempo lo más cortos posible.

“Lo que encontramos en el estudio es bastante consistente con los lineamientos actuales”, señaló Gerardo Heiss, principal autor del estudio y profesor de epidemiología en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill. “No hay razón para alarmarse. El riesgo absoluto es de magnitud mínima”.

Uno de los mayores beneficios de las medicinas hormonales, una mejora en la salud ósea, prácticamente desapareció durante los tres años posteriores a que las mujeres dejaron el tratamiento. Sin embargo, riesgos como trombosis, apoplejías y ataques cardiacos, originalmente vistos entre usuarias de hormonas de mayor edad que participaron en el estudio, también disminuyeron rápidamente a tasas normales una vez que las mujeres dejaron el tratamiento.

A mediados de 2002 se interrumpió la investigación debido a que el riesgo de ataques cardiacos entre las mujeres de mayor edad eran más elevados si comenzaban a utilizar hormonas.

Los descubrimientos cambiaron las posturas de la comunidad médica en relación con la terapia de hormonas, que anteriormente era utilizada como tratamiento para evitar enfermedades crónicas.

Actualmente, las hormonas para la menopausia son recomendadas solamente para tratar bochornos leves o severos y otros síntomas menopáusicos, y los doctores generalmente recetan dosis mucho menores a las de las medicinas utilizadas en el estudio.

El reporte se centra en los tres años posteriores al término del estudio, comparando la salud de las mujeres que tomaron hormonas con la de participantes que tomaron placebo.

Los investigadores de la WHI aun no analizan la parte del estudio relacionada con las mujeres con histerectomías que utilizaron solamente estrógeno. (La progestina es utilizada sólo si una mujer tiene útero todavía para protegerla del cáncer de endometrio). En ese grupo, las tasas generales de cáncer de seno fueron bajas entre las usuarias de hormonas, pero la información no resultó estadísticamente trascendente.

Artículos futuros analizarán las tendencias cancerígenas en el estudio. Durante los tres años que las mujeres dejaron de tomar hormonas, hubo algunas sugerencias de que el riesgo de cáncer de seno comenzó a disminuir de los niveles máximos, pero el riesgo en general siguió siendo el mismo. La información sobre cáncer de seno no resultó estadísticamente trascendental, lo que sugiere que la casualidad podría jugar un papel, pero los investigadores señalaron que las tendencias son creíbles puesto que son consistentes con investigaciones anteriores.

Después de que los investigadores combinaron toda la información sobre varios tipos de cánceres pudieron mostrar una diferencia estadísticamente trascendental entre las ex usuarias de hormonas y las que habían tomado placebos.

“Creo que los descubrimientos ofrecen un mayor respaldo a las recomendaciones de no utilizar terapia de hormonas para la prevención de enfermedades crónicas”, declaró la doctora JoAnn Manson, una de las coautoras del estudio y jefa de medicina preventiva en Brigham y en el Hospital para la Mujer en Boston. No obstante, agregó que “mujeres más jóvenes que recientemente entraron en la menopausia tienen tasas muy bajas de eventos adversos relacionados con la terapia de hormonas. Por lo tanto, si están obteniendo beneficios en términos de síntomas y calidad de vida, es probable que dichos beneficios sean mayores que los riesgos”.

Por su parte, Wyeth señaló que los datos no cambian el hecho de que las mujeres deben consultar a sus doctores para tomar decisiones relacionadas con la terapia de hormonas.

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