El tiempo transcurrido entre un embarazo y otro podría influir en su
correcto desarrollo. Intervalos demasiado cortos o demasiado largos se
asocian con el aumento de varias situaciones de riesgo para el feto y
la madre, según indica un meta-análisis elaborado por el colombiano Agustín Conde-Agudelo . "Las intervenciones que aumenten el tiempo entre parto y concepción,
como amamantar a los hijos, afectarán posiblemente tanto a la salud
infantil como a la materna", indica Conde-Agudelo, de la Fundación Santa Fe de Bogotá, y sus
colaboradores.
Uno de los 'Objetivos de Desarrollo del Milenio' de la ONU es reducir la mortalidad infantil. Cada año, más de cuatro millones de niños mueren durante las primeras semanas de vida. Muchos expertos consideran que espaciar los embarazos ayudaría a reducir estas muertes y a alcanzar así las metas establecidas para 2015.
"Las intervenciones que aumenten el tiempo entre parto y concepción, como amamantar a los hijos, afectarán posiblemente tanto a la salud infantil como a la materna", indica el estudio elaborado por Agustín Conde-Agudelo, de la Fundación Santa Fe de Bogotá (Colombia), y sus colaboradores.
El análisis abarca los resultados de 67 estudios -que incluían más de 11 millones de embarazos en todo el mundo- en busca de los efectos que intervalos muy cortos o largos entre dos embarazos tienen sobre la salud materna y del bebé.
Se trata de un tema relevante para la salud pública ya que, "si se demuestra que existe relación, espaciar los embarazos deberá considerarse una estrategia a seguir para prevenir estos problemas, sobre todo en el mundo en desarrollo", señalan los autores.
El nacimiento prematuro, el bajo peso al nacer y que el feto sea pequeño para su edad gestacional son tres de las situaciones de riesgo perinatal más comunes. Se calcula que el 28% de las muertes de recién nacidos se deben a partos antes de los nueve meses.
El análisis de Conde-Agudelo señala que el tiempo que separa un parto de un nuevo embarazo determina un mayor o menor riesgo de sufrir estas complicaciones. "Concebir un niño antes de 18 meses o después de 59 meses del anterior está asociado de forma significativa con un aumento de las complicaciones", concluye el estudio.
La asociación entre el espaciamiento de los embarazos y la muerte fetal o neonatal temprana no queda tan clara. No obstante, los datos sugieren que por debajo de los 6 meses y encima de los 50 aumentan de estas muertes.
La lactancia como estrategia
Dar el pecho al bebé es un método de planificación familiar que a finales de los años 80 se denominó 'Método de Lactancia-Amenorrea'. Durante los seis primeros meses tras el parto, si la mujer amamanta al bebé estará protegida contra un nuevo embarazo.
La eficacia de este método exige que la lactancia se haga de forma completa —que el niño no reciba otro alimento más que la leche materna-, que tras el embarazo la mujer no haya recuperado el periodo y que el niño sea menor de seis meses. Si se emplea correctamente, su eficacia es del 98%, según numerosos estudios.
Al aumentar la proporción de mujeres que dan el pecho a sus hijos, la duración del intervalo entre dos embarazos se incrementará. Mejorará además la nutrición del niño, reducirá el riesgo de futuras complicaciones, de muerte materna, endometriosis y anemia.
"Los resultados de nuestra revisión sistemática pueden ser usados por los médicos de todo el mundo para advertir a las mujeres de los beneficios que retrasar de dos a cinco años el siguiente embarazo tiene sobre su salud y la de su futuro hijo", concluyen los autores.
Muchas madres se resisten a la lactancia
Si supiera cómo evitar que su recién nacido tenga fiebre, resfriados u otras enfermedades, seguramente haría todo lo que estuviera en su mano, que en este caso es la lactancia materna. Sin embargo, todavía hay muchas madres que no quieren amamantar a su bebé y el motivo se encuentra en el desconocimiento de los grandes beneficios que esta alimentación les aportaría a ellas y a sus pequeños. Seguramente, si estas mujeres conocieran las ventajas que supone dar el pecho a sus hijos, la mayoría accedería a hacerlo.
La leche materna fortalece el sistema inmune del pequeño y lo protege de los microorganismos externos. Además ayuda a la madre a recuperar el tono muscular del útero tras el parto, a perder peso, a retrasar su ovulación (un anticonceptivo natural) e incluso a presentar un menor riesgo de cáncer de mama, ovario y endometrio.
Por estos motivos, el Departamento de Salud y Medicina Preventiva estadounidense se ha propuesto que en el año 2010 el 75% de las madres amamanten a sus recién nacidos tras dar a luz, que el 50% lo sigan haciendo a los seis meses y que el 25% lo mantenga hasta el año. En la actualidad, estas cifras están muy lejos de conseguirse en los 'grupos vulnerables' que serían aquellas mujeres con un bajo nivel económico, educacional, o de determinados grupos étnicos, donde estos porcentajes en 2001 fueron del 58%, 21% y 22%, respectivamente.
Para lograr la meta propuesta por el sistema sanitario de Estados Unidos, lo mejor sería que los centros de salud implantasen programas educativos dirigidos a todas las embarazadas ya que según los resultados de una investigación, éste parece ser el mejor método para aumentar el número de mujeres que se animen a amamantar a sus hijos.
A esta conclusión han llegado médicos de las Universidades de Oregón, Canadá y Columbia tras revisar 35 estudios que analizaban varios tipos de intervenciones. Una de éstas consistía en programas educativos estructurados en varias sesiones antes del parto impartidos por médicos o enfermeras especialistas en lactancia. Su contenido era informativo, básicamente sobre los beneficios del amamantamiento para la salud física y psicológica del bebé, además de algunos consejos a la hora de dar el pecho al niño: la correcta posición de la madre y del bebé, el asesoramiento sobre el sacaleches y la forma de almacenarla. Estas actividades, cuya duración era de 30 a 90 minutos, también incluían preguntas y respuestas para eliminar miedos, problemas y mitos sobre este tipo de alimentación.
Otras intervenciones
Las otras intervenciones eran folletos escritos sobre la lactancia o un apoyo, bien telefónico o con visitas personales a la clínica o al domicilio de la madre, sobre la iniciación y mantenimiento del amamantamiento del bebé. Este último programa se dividió en tres sesiones antes del parto y otras tantas después de dar a luz.
La revisión de estos estudios, cuyos resultados han sido publicados en la revista Annals of Family Medicine, ha comprobado que los programas educativos antes del nacimiento del bebé son los métodos más eficaces de conseguir que la madre dé el pecho al recién nacido tras el alumbramiento y durante los siguientes seis meses. Si a estas intervenciones se suman las actividades de apoyo, se mejora, aunque ligeramente, el porcentaje de mujeres que dan de mamar a su hijo. Sin embargo, esta cifra no aumenta con los panfletos.
"Si estos programas educativos no llegan a todas las mujeres habría que estudiar las barreras que existen entre algunas personas y el sistema de salud y también valorar si estos obstáculos pueden superarse", concluyen los autores.Comentarios reservados a usuarios registrados. Por favor ingrese al sistema o regístrese. Powered by AkoComment! |