La desagradable sensación de tener ganas de ir al baño y no poder es algo que todo el mundo ha experimentado alguna vez, pero 22.000 españoles la sufren a diario. Otros 200.000 individuos pueden sentirla en los próximos años. Y son sólo parte de las 2.200.000 personas que desconocen tener una enfermedad renal y a las que cada año se les unen otras 6.000.

Son aquellos que nunca hacen pis. Personas cuyos riñones están dañados hasta tal punto que pierden la función habitual de eliminar las toxinas de la sangre a través de la orina. Desde la Asociación de Lucha contra las Enfermedades del riñón (ALCER) explican que cuando los riñones funcionan sólo al 10-15% de su capacidad, todavía existe la posibilidad de la diálisis –el proceso médico artificial que filtra los productos de desecho y permite eliminar el exceso de líquidos del organismo-. Pero en muchos casos y transcurrido un tiempo de haber entrado en diálisis, los riñones fracasan del todo. Es entonces cuando la persona deja totalmente de orinar.

Es una realidad poco conocida. Por eso, con motivo de la celebración del Día Mundial del Riñón, ALCER ha querido recordar a estos enfermos con la campaña '20.000 personas nunca van al servicio y no es por falta de ganas', que pretende aumentar la conciencia sobre este trastorno.

Antonio González, de la asociación, explica a elmundo.es que el mensaje que quieren destacar es el de la importancia que tiene "el diagnóstico precoz y la prevención". Según la Sociedad Española de Nefrología, alrededor del 10% de la población puede tener problemas de riñón. Es más, una de cada cinco personas que acude a un centro de salud presenta una función renal por debajo del 50%.

"El problema es que es una enfermedad traicionera, porque no da síntomas hasta que está muy avanzada. Además, en España no existe una cultura de prevención de esta enfermedad, para la que son fundamentales los hábitos de vida saludables y la dieta", afirma González, que añade que "hay que tener en cuenta que el riñón es un centinela de las enfermedades cardiovasculares, una primera indicación de que algo empieza a fallar".

Del miedo al humor

El proceso hasta dejar de orinar comienza cuando la persona nota que cada vez acude menos veces al servicio y en cada una de ellas se elimina menor cantidad de líquido. Las ganas de orinar son muy superiores a la cantidad de líquido que se elimina luego. Según Antonio González, enfermo renal al que este hecho le sorprendió con 18 años, "la sensación de ganas de orinar sigue existiendo. De pronto te entran ganas, esas ganas se transforman en un leve escozor y quieres orinar, pero vas y no puedes hacerlo".

Para el enfermo renal se trata de la pérdida de una capacidad y aceptarlo no es fácil. Algunos creen que la orina se está quedando dentro de su organismo, cuando lo cierto es que su cuerpo ya no fabrica orina. Lo más difícil, según los pacientes, es el impacto emocional que se manifiesta en forma de angustia, de miedo hacia lo desconocido e inseguridad.

"Las personas que acuden a la Asociación lo hacen sobre todo buscando apoyo social y psicológico, que son aspectos que no se suelen tener en cuenta en las consultas, a pesar de su importancia", reconoce González.

Una vez que se empieza a aceptar la situación, surgen las dudas. Entre la gente joven, lo más habitual es preguntarse sobre si el hecho de no orinar impide la erección, la eyaculación o afecta de algún modo a la relaciones sexuales, preguntas que llevan todas un no por respuesta.

Volver a empezar

Si el riñón con un 0% de capacidad de funcionamiento es sustituido por el de un donante, lógicamente se tiene que volver a poder orinar. Y así ocurre efectivamente en 24 horas a través de una sonda y en unas 72 horas acudiendo por sí mismo al servicio.

"Algunos enfermos han llegado a llorar de alegría al volver a orinar", afirma el profesional de la enfermería Antonio Ochando. En su opinión "este hecho es vivido por los pacientes con una gran sensación de placer". Una sensación que, paradójicamente, desde el punto de vista físico provoca algo de escozor y pequeñas molestias al principio.

Para el representante de los cerca de 200.000 españoles diagnosticados con enfermedad renal, Alejandro Toledo, presidente de ALCER, "tener una enfermedad renal no es una sentencia. Se puede ser enfermo renal, tener una aceptable calidad de vida y sobre todo vivir muchos años. Pero esto sólo es posible si se detecta a tiempo. De ahí la importancia de de días como éste".

El desconocimiento sobre las funciones del riñón es evidente. Los últimos datos indican que sólo el 5% de la población conoce para qué sirven. Además de eliminar las toxinas a través de la orina y de encargarse de la excreción de desechos metabólicos, también son responsables de mantener siempre en un volumen constante el agua corporal total y de regular la presión arterial.

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