Los accidentes de tránsito son un flagelo no sólo aquí en la Argentina
-que figura en los primeros puestos a nivel mundial en cuanto a la
relación autos y habitantes-, sino en todo el mundo. Así lo testifica
un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud, de acuerdo
con el cual los siniestros tienen un costo de 500.000 millones de
dólares a nivel mundial para el sector de la salud.
Pero más allá de ese alarmante dato a nivel económico, más
conmocionante es aún la estadística de víctimas fatales, ya que
ascienden a 5 millones las que fallecen por accidentes diversos,
especialmente los relacionados con el tránsito.
En la actualidad, los accidentes constituyen la décima causa de muerte
en el mundo, pero tal como están las cosas en la materia, es probable
que en el año 2030 pase a ser la octava. Así se anticipó en la
Conferencia Mundial sobre Prevención de Lesiones y Promoción de la
Seguridad realizada en Mérida, ocasión en la cual se formuló un
enfático llamado a los más de cien países participantes para que
trasladen la inquietud a sus respectivos gobiernos, en el sentido de
implementar medidas correctivas en los sistemas de tránsito, que
permitan atenuar las consecuencias nefastas, que desde hace tiempo van
en constante incremento, lo cual movió a deslizar el cálculo de pasar
dentro de algo más de dos décadas a convertirse en la octava causa de
muerte en todo el mundo.
Es que además de los 500 mil millones de dólares en gastos del sector
salud, existe otra cifra aún más elevada por la destrucción de
vehículos de todo tipo, con la consecuencia de 5 millones de muertos y
20 millones de lesionados de toda índole, entre los cuales hay elevada
cantidad de los que pierden partes de su cuerpo o bien los que quedan
inválidos por el resto de sus vidas.
Si bien en esta estadística de la Organización Mundial de la Salud se
contabilizan todo tipo de accidentes, el más alto porcentaje
corresponde a los ocurridos en el tránsito. Justamente sobre el
particular, un informe reciente del Centro de Experimentación y
Seguridad Vial (CESVI), destaca que "el exceso de cansancio de los
conductores genera extremo sueño, que se manifiesta habitualmente en
cruces abruptos de carril, salidas de las rutas de circulación o
incluso vuelcos", ya que en muchas oportunidades el conductor se queda
dormido al volante, resignando totalmente el control de sus maniobras,
siendo también altamente peligroso cuando la conducción se hace casi
como autómata.
El CESVI realizó una encuesta entre 300 choferes de colectivos, que son
los más cuestionados por haber protagonizado en forma reciente acciden-
tes de magnitud, de la cual surge que "el cansancio es la primera causa
que provoca los accidentes", alertándose sobre los efectos de la
somnolencia al momento de manejar, ya que ese estado es advertido
cuando pasó un determinado lapso en ese estado, lo cual es sumamente
peligroso. Formulándose también desde el Instituto de Educación y
Seguridad Vial (ISEV), que una de las causas de que haya tantos
accidentes de tránsito con micros, es la falta de capacitación de los
choferes, ya que con poseer un registro profesional otorgado por un
municipio y haber aprobado un examen psicofísico se obtiene la licencia
nacional habilitante sin haber realizado ningún otro curso. Con sólo
eso se pone en sus manos un vehículo con capacidad para medio centenar
de pasajeros, cuyas vidas quedan en sus manos y su responsabilidad.
Las altas velocidades que alcanzan los vehículos de hoy en día, es
otra, además de las ya mencionadas, razones determinantes para que haya
tanta cantidad de accidentes, que tal vez, en otras circunstancias
podrían ser evitados.
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