Sólo escuchar la voz de quien llama al teléfono celular mientras se conduce un automóvil es suficiente como para distraer el cerebro y provocar un accidente, indicó un nuevo estudio.
Investigaciones previas hallaron que los conductores que
usan el teléfono móvil tienen más riesgo de sufrir accidentes y
que los dispositivos "manos libres" no reducen esa
posibilidad. Los nuevos resultados, publicados en Brain Research,
aumentan las dudas sobre la idea de que los dispositivos de
"manos libres" son más seguros para manejar. Sólo el acto de
escuchar la voz de quien llama distrae los recursos cerebrales
que nos permiten atender al camino al conducir. El estudio cerebral por imágenes incluyó a 29 voluntarios
que utilizaron un simulador de conducción mientras estaban
dentro de un resonador magnético. Los participantes debían conducir por un camino sinuoso
"virtual", una vez sin distracciones y otra vez mientras
escuchaban varias oraciones y trataban de decidir si eran
verdaderas o falsas. El equipo halló que en este segundo escenario variaba la
actividad cerebral de los conductores, incluida una reducción
del 37 por ciento de la actividad en el lóbulo parietal, un
área cerebral que participa en el sentido espacial y la
navegación. Este cambio de la actividad cerebral aparecía también con
un aumento de los errores al conducir; los conductores tendían
a manejar sin rumbo por los carriles simulados y a chocar. "Los conductores no deben mantener sólo las manos sobre el
volante, sino también el cerebro en el camino", declaró el
autor principal del estudio, el doctor Marcel Just, de la
Carnegie Mellon University, en Pittsburgh. Según Just, mantener una conversación por teléfono celular
puede distraer más que escuchar música o hablar con un
acompañante. "Hablar por teléfono celular incluye una demanda social
especial: no prestar atención a la conversación puede
considerarse como una conducta agresiva e insultante", explicó. En cambio, un pasajero en el vehículo puede reconocer
cuando el conductor necesita concentrarse en el camino y dejar
de hablar. Escuchar música, en tanto, no demanda el proceso
cognitivo necesario para mantener una conversación, además de
poder apagarla fácilmente. Dado que manejar y escuchar utilizan distintas redes
cerebrales, algunos científicos opinaron que el cerebro podría
administrar ambas tareas al mismo tiempo. Pero los nuevos
resultados, según Just, sugieren que es poco lo que el cerebro
podría ejecutar simultáneamente. "En muchos modelos de vehículos, los asientos de los
conductores se han transformado en verdaderas cabinas con gran
cantidad de instrumentos, por lo que necesitan toda la atención
del chofer en situaciones difíciles de manejo", dijo el autor. FUENTE: Brain Research, online 5 de marzo del 2008
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