El gen (o los genes) de la esquizofrenia no existen. Al menos, no del modo en que los buscaba hasta ahora la Ciencia. Un estudio apunta un nuevo enfoque para investigar el origen de este trastorno psiquiátrico: los afectados presentan múltiples alteraciones en la estructura de su genoma, en diferentes zonas que ayudan a organizar el desarrollo cerebral.
La investigación que publica la edición 'on line' de la revista 'Science',
firmada por dos grupos estadounidenses, echaría por tierra el actual
enfoque para estudiar los orígenes genéticos de la esquizofrenia.
Aunque está claro que este trastorno tiene un componente
hereditario, hasta ahora se buscaban genes concretos relacionados con
la enfermedad. "Se pensaba que la mayoría de casos de esquizofrenia
estaban ocasionados por compartir una serie de genes comunes, cada uno
de los cuales aumentaba ligeramente el riesgo del trastorno. Aunque se
habían identificado una serie de genes prometedores, ninguno de estos
hallazgos había sido definitivo", explica a elmundo.es Jon McClellan,
de la Universidad de Washington (Seattle, EEUU), y uno de los firmantes
del nuevo trabajo.
De confirmarse sus conclusiones, "el modo actual de investigar, buscando genes de la enfermedad, no funcionará", advierte este experto en Psiquiatría. Como está sucediendo con otros problemas, los avances en el estudio de nuestro genoma están permitiendo ir más allá
de las clásicas variaciones genéticas: existen otras alteraciones en la
cadena de ADN (variaciones en el número de copias de genes, como
duplicaciones o desapariciones de genes) que también tienen algo que
decir en nuestras diferencias genéticas.
En el nuevo trabajo, han descubierto que alteraciones de este tipo son entre tres y cuatro veces más frecuentes en las personas esquizofrénicas.
Tras estudiar a 150 individuos con este trastorno o bien un trastorno
esquizoafectivo y 268 individuos sanos, constataron que entre los
primeros las alteraciones estaban presentes en el 15% de los pacientes,
frente al 5% de los individuos sanos. Es más, entre aquellas personas
en las que la esquizofrenia se había manifestado antes de los 18 años,
la frecuencia de estas mutaciones estructurales ascendía al 20%. Los
hallazgos se repitieron en un análisis en 83 personas con esquizofrenia
surgida en la infancia, una variante menos grave de la enfermedad.
Curiosamente, se trataba de alteraciones únicas. "Prácticamente cada
mutación estructural detectada en nuestro grupo inicial [los 150
esquizofrénicos] era diferente", escriben los investigadores.
Alteraciones únicas
"Nuestros resultados sugieren que mutaciones raras pueden ocasionar
muchos casos de esquizofrenia, teniendo cada uno diferentes mutaciones.
Esto implica que numerosos los pacientes, tal vez la mayoría, tengan
una causa genética diferente", aclara McClellan. Sin embargo, también
han visto que algunas de estas alteraciones afectan a los mismos genes.
De hecho, los investigadores han visto que las variaciones de los pacientes psiquiátricos, aunque genuinas, se acumulaban en los mismos genes, algo que no sucedía con los cambios detectados en los voluntarios sanos.
En concreto, estaban sobrerrepresentadas en genes que intervienen en
procesos importantes para el desarrollo cerebral. Once genes "alterados
por variantes estructurales en los pacientes intervienen en redes de
señalización celular críticas para diferentes procesos de las neuronas,
como su crecimiento, migración, proliferación, diferenciación,
apoptosis o la formación de sinapsis", escriben los investigadores.
"Identificar procesos que son importantes para la enfermedad podría
permitir el desarrollo de tratamientos que los estabilicen", explica
McClellan. Ahora, este investigador y su equipo planean "examinar los genes que vimos alterados
en nuestro estudio para determinar si hay otros errores en estos mismos
genes en otros pacientes". Estos expertos creen que "los esfuerzos de
investigación genética deberían centrarse en métodos que permitan
detectar mutaciones estructurales a lo largo de todo el genoma".
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