El dato se desprende de un estudio realizado en 15 países desarrollados publicado en “Proceedings of the National Academy of Sciences”.
La mortalidad infantil es más frecuente en los niños varones,
también en países desarrollados. Esto explica, en parte, que la
esperanza de vida del varón sea más corta que la de la mujer. Son datos
que se desprenden de un estudio realizado en 15 países
industrializados, que se ha publicado en “Proceedings of the National
Academy of Sciences”.
El Dr. Greg L. Drevenstedt, de la Universidad de Pennsylvania (Estados
Unidos), es el autor principal de este trabajo en el que se ha
analizado la Base de Datos de Mortalidad Humana, que incluye registros
procedentes de 15 países occidentales, entre ellos España. Los datos
estudiados se remontaban a 1751 y han llegado hasta 2004.
Si bien la mortalidad infantil ha descendido en los últimos siglos, la
desventaja que sufren los hijos varones pasó del 10% más de
probabilidades de fallecer en 1751 al 32% en 1970. Este fue el pico
máximo de diferencia entre sexos.
"Se produjo justo cuando todos los países registraron el mayor descenso
en la mortalidad infantil global, gracias a las mejoras introducidas en
la higiene, en la calidad del agua potable y en las condiciones de
vida, que supusieron una reducción de las infecciones", explican los
autores. Además, el siglo XX asiste a la generalización de las
vacunaciones, la introducción de los antibióticos y al desarrollo de la
medicina perinatal.
Sin embargo, a medida que factores como la falta de higiene y las
enfermedades infecciosas dejan de ser protagonistas de la muerte en los
neonatos, otras causas ocupan el lugar preeminente: las complicaciones
en el parto y la prematuridad. Por ejemplo, en Estados Unidos los niños
nacidos con menos de 1.500 gramos constituían el 1,1% de todos los
nacimientos en 1950 y acaparaban el 37%; en 2003, eran el 1,5% de los
neonatos y suponían el 72% de las muertes neonatales.
Los hijos varones parten con desventaja ya en el útero, donde la
producción de esteroides gonadales difiere mucho entre sexo. Así, los
varones son más propensos a nacer de forma prematura y a sufrir
alteraciones respiratorias perinatales. En concreto, tienen un 60% más
probabilidad de nacer pretérmino y sufrir trastornos ligados a la
prematuridad, como el síndrome de distrés respiratorio. También tienen
más riesgo de lesiones, e incluso de morir, en el nacimiento debido a
que en general son de mayor tamaño, y en particular, su cabeza es más
grande.
Por ello los avances en la supervivencia de los prematuros
experimentados a partir de la década de 1970 beneficiaron
principalmente a los varones. La disparidad entre sexos se estrechó
específicamente gracias a la difusión de las cesáreas y a la extensión
de las unidades de cuidados intensivos (UCI) neonatales.
Desde 1970, el porcentaje de cesáreas ha pasado de una media del 5% a
superar el 20%; precisamente las cesáreas son un 20% más frecuentes en
los niños varones.
PNAS 2008;doi:10.1073/pnas.0800221105
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