La buena atención que recibe un bebe en la panza materna y al nacer
será fundamental para su desarrollo y crecimiento. Sin embargo, nuestro
país estaría aún bastante lejos de cumplir con las normas
internacionales de atención perinatal, a las que adhirió hace algo más
de un cuarto de siglo, según una revisión de los servicios que se
ofrecen a los futuros padres.
Las denominadas metas internacionales para el cuidado del embarazo, el
parto y el nacimiento aprobadas por la Organización Mundial de la Salud
(OMS) en 1985 van desde la libertad de elección del tipo de parto, la
información sobre la lactancia, el libre acceso de un familiar de la
embarazada al parto o hasta el acceso público a los datos de atención
obstétrica en los hospitales, como las tasas de cesáreas, y el trato
respetuoso entre el equipo de salud, la embarazada y su familia.
"No cumplimos, ni nos acercamos a las metas internacionales
propuestas para la Argentina. Contamos con estadísticas de mortalidad
materno-infantil que nos avergüenzan en cuanto a la inferencia que a
través de ellas podemos hacer de la calidad de atención de los
servicios y de la forma de abordar la salud perinatal", aseguró la
licenciada en enfermería Beatriz Morrone, magíster en sistemas de salud
y seguridad social y profesora e investigadora de la Universidad
Nacional de Mar del Plata.
Morrone, con 28 años de ejercicio profesional, especialmente
en maternidades de hospitales públicos, realizó un relevamiento sobre
cómo los equipos de obstetricia cumplen con las normas internacionales
y nacionales de atención a la mujer embarazada y su familia.
Para eso, realizó una observación de la calidad de los
servicios prestados, entrevistó a madres primerizas inmediatamente
después del alta hospitalaria y recopiló información sobre casos de
violación de ciertos derechos, como, por ejemplo, impedirle a un futuro
padre presenciar el nacimiento de su hijo o no facilitarle a una mujer
la posibilidad de ver a su bebe después del parto.
Oídos sordos
"Existe una grave falta de seguimiento de todo el proceso
de atención. Los distintos ministerios de salud pueden tener muy buena
voluntad, pero el control es fundamental para hacer bien las cosas y,
de una vez por todas, humanizar el parto -agregó la licenciada
Morrone-. Aunque existen normas nacionales de atención perinatal y una
resolución ministerial, que reconoce las metas establecidas por la
Organización Mundial de la Salud, la realidad es que en la mayoría de
los servicios de atención del embarazo y el parto se está haciendo
oídos sordos a esas disposiciones."
Entre los principales problemas registrados en los centros de
asistencia materno-infantil, la investigadora halló infraestructura y
equipamiento inadecuados (ver ilustración), dudosa calidad de los
materiales y de los equipamientos, mala gestión del proceso de atención
y de su monitoreo continuo, control deficiente de las infecciones
intrahospitalarias y de los mecanismos de reducción de su incidencia,
baja motivación y rendimiento de los integrantes del equipo de salud,
desvío de fondos para la compra de tecnología inadecuada, y
excesivamente costosa, y pocos fondos destinados a los gastos básicos
del servicio de salud.
"El embarazo es un hecho fisiológico y natural que, en la
mayoría de los casos, sufre complicaciones relacionadas con las
condiciones de vida de la población y las malas condiciones del
servicio de atención, que es lo que favorece las infecciones. Hay
hospitales públicos bonaerenses, por ejemplo, en los que no se cumple
con las normas de seguridad del paciente", sostuvo la especialista.
Y agregó: "No puede ser que en el siglo XXI sigan llegando al
hospital mujeres sin control prenatal ni con los cinco controles
obstétricos mínimos recomendados [en gestaciones de bajo riesgo] para
que la confirmación del embarazo sea lo antes posible y no, recién, a
las 25 semanas de gestación".
Poca información
La investigación, cuyos resultados se publicarán en abril, en el libro Dando luz al lado oscuro de las nueve lunas,
muestra también que padres y madres muchas veces abandonan el hospital
con poca información sobre los cuidados y síntomas puerperales, lo que
aumenta el riesgo de demorar la consulta ante complicaciones después
del parto; los signos de alarma del recién nacido; la estimulación y la
información sobre el inicio y mantenimiento de la lactancia; el uso de
métodos anticonceptivos; el reinicio de relaciones sexuales y la
planificación familiar.
"El objetivo de la permanencia de la mujer en la institución
después del parto durante, por lo menos, 48 horas es monitorear la
evolución del puerperio y valorar la adaptación a la vida extrauterina
del recién nacido -comentó la licenciada Morrone-. Pero en ese tiempo
se le debe explicar a la mujer cómo cuidar su salud y la de su hijo,
para el bienestar de toda la familia."
Signos de alarma
Según la encuesta realizada, durante dos meses, a las 80
madres primerizas a la salida del alta en un hospital materno-infantil
de alta complejidad de la ciudad de Mar del Plata, sólo el 7% de ellas
respondió que consultaría al médico "si las mamas duelen", pero ninguna
tenía información sobre la mastitis (infección mamaria), sobre las
grietas del pezón o sobre otras posibles complicaciones.
El 24% de las encuestadas, en tanto, dijo que consultaría si
le dolía "alguna parte del cuerpo", mientras que el resto lo haría al
sentir dolor en "los puntos" (el 14%), en el abdomen (el 10%) o si
tenían pérdidas vaginales con coágulos. Y un 30% de las mujeres no
encontró causa específica alguna por la que debería consultar al
médico.
"Reconocer los signos de alarma en el bebe entre las 48 horas
del nacimiento [momento del alta] y los diez días de la vida [momento
del primer control neonatal] son fundamentales para no demorar la
consulta en caso de ictericia, palidez, fetidez en el cordón umbilical
o rechazo del alimento, entre otros, que ponen en grave riesgo la vida
del recién nacido", advirtió Morrone.
De hecho, ninguna de las entrevistadas mencionó esos síntomas
como potenciales motivos de consulta o signos de alerta como "si el
bebe duerme mucho", "si no come bien" o "si tiene vómitos", "problemas
en la piel" y "secreciones en las vías respiratorias".
Pero dijeron que irían al médico "si el bebe llora mucho" (el
27%), "si tiene fiebre" (el 25%) y "si tiene diarrea" (el 14 por
ciento).
"A pesar que sus bebes eran alimentados a pecho
exclusivamente, todas desconocían la diarrea de transición del recién
nacido. Además de todo esto, el 2% de las mujeres no fue capaz de
mencionar ningún motivo por el cual llevaría a su bebe a la consulta",
concluyó la autora.Comentarios reservados a usuarios registrados. Por favor ingrese al sistema o regístrese. Powered by AkoComment! |