La prevención cardiovascular en la edad adulta y en la adolescencia debe iniciarse en un primer momento, con las pautas nutricionales necesarias al nacer, ya que el aumento rápido de peso en los dos primeros meses se asocia con un aumento de la presión sistólica de 0,5 mm Hg.
Los niños con bajo peso al nacer,
principalmente los prematuros, tienen un riesgo mayor de sufrir
enfermedades cardiovasculares en la edad adulta, sobre todo los que
adquieren peso de forma rápida, "lo que contradice la idea de que la
ganancia de peso en poco tiempo de los prematuros tiene un efecto
protector", según un estudio llevado a cabo por Marietta Charakida, de
la Universidad de Londres, cuyos resultados se han presentado en la
LVII Reunión Anual del Colegio Americano de Cardiología, que se está
celebrando en Chicago.
El citado grupo ha comprobado que el
aumento rápido de peso en los dos primeros meses de vida se asocia con
un aumento de la presión sistólica de 0,5 mm Hg y de la rigidez de las
arterias antes de los diez años, lo que se considera un marcador de
daño arterial prematuro.
"Parece ser que existe una ventana
en el comienzo de la vida donde se reprograma la salud cardiovascular
tardía y que la nutrición puede tener un papel importante en este
proceso", ha apuntado Charakida.
El estudio muestra que la
prevención cardiovascular en la edad adulta y en la adolescencia debe
iniciarse en un primer momento, con las pautas nutricionales necesarias
nada más nacer, "puesto que es la única forma de obtener un beneficio
seguro".
En el trabajo se han revisado los datos de más de 6.000
niños de diez años en los que se registró el índice de masa corporal y
la rigidez de las arterias, analizada con ecografía de alta definición
en la arteria braquial. Se midió el peso al nacer y a los dos meses.
"Un
aumento excesivo y rápido de peso en este periodo se asoció con una
elevación de la presión sistólica a los diez años, con independencia
del sexo, de la frecuencia cardiaca, el índice de masa corporal y los
niveles de lipoproteínas".
De esta forma, el grupo de Charakida
ha demostrado que ganar peso aceleradamente en las primeras semanas de
vida de los prematuros puede tener efectos perjudiciales en la salud
cardiovascular. Por eso, se necesita prestar especial atención médica y
una nutrición adecuada en las primeras semanas de vida para reducir el
riesgo cardiovascular posterior".
Incógnitas
No
obstante, aún queda por determinar si este efecto se puede agravar con
la acumulación de factores de riesgo, como hipertensión o colesterol
elevado, propios de la edad, y si las modificaciones en el estilo de
vida pueden revertir estas repercusiones nefastas adquiridas en los dos
primeros meses de vida.
Menos riesgo cardiovascular en los obesos mórbidos
En
contra de lo que se pensaba, los pacientes con obesidad mórbida tienen
menos riesgo cardiovascular que los obesos y esto puede deberse a que
presentan niveles elevados de estrógenos en el tejido graso subcutáneo,
que convierte los andrógenos en estrógenos a través de la aromatasis. A
esta conclusión ha llegado el equipo de Luigi Biasucci, de la
Universidad Católica de Roma, en Italia.
Durante la presentación
de los resultados de su estudio en la LVII Reunión Anual del Colegio
Americano de Cardiología, el investigador ha comentado que los grandes
obesos tienen una menor incidencia de hipertensión y menos niveles de
colesterol que los obesos.
De todos modos, ha querido dejar
claro que esto no es sano, "que los obesos mórbidos tienen un altor
riesgo de infarto agudo de miocardio, de enfermedad pulmonar y de
cáncer".
Biasucci ha visto en los 71 pacientes estudiados que en
los obesos el peso, el volumen abdominal, los triglicéridos, los
niveles de leptina, la estenosis de la íntima, la hipertensión y las
placas en la carótida son más bajos en las mujeres que en los hombres.
Además, los estrógenos y el HDL también son mayores en las mujeres.
Estas
diferencias no se han detectado en los pacientes con obesidad mórbida.
Biasucci ha recomendado que en los pacientes con obesidad mórbida se
debe vigilar los triglicéridos más que fijarse en la pérdida de peso,
"lo que no significa que puedan seguir ganando peso o con los factores
de riesgo cardiovascular clásicos, como tabaco y alcohol".