Las personas con una variante genética en el
cromosoma 15 podrían tener más riesgo de desarrollar un cáncer de
pulmón. Así lo concluyen tres estudios internacionales, publicados en
'Nature' y 'Nature Genetics', que analizan además cómo influye el
tabaquismo en la propensión a padecer este tipo de tumor. La eterna
pregunta está sobre la mesa: ¿Por qué algunos fumadores padecen este
trastorno y otros no?
El primer estudio de esta triada se basa en los datos aportados por
expertos de 18 países. Antonio Agudo, del Instituto Catalán de
Oncología (ICO), es el represente español. "Ya se sospechaba la existencia de una predisposición genética al cáncer de pulmón
pero es algo muy complicado de demostrar. Ahora, estas tres
investigaciones coinciden en señalar el mismo área de un cromosoma",
declara a elmundo.es este investigador.
Tras analizar los datos de 11.500 personas, a razón de unos 300.000
marcadores genéticos por cada una, los autores, dirigidos por la
Agencia Internacional de Investigación Oncológica (IARC, sus siglas en
inglés), se centraron en cuatro o cinco marcadores de riesgo. Todos
ellos estaban localizados en una zona del cromosoma 15, la 15q25.
Precisamente, tres de los genes situados en este área -CHRNA5,
CHRNA3 y CHRNB4- se relacionan con la codificación de los receptores de
la nicotina y la acetilcolina. "En un principio, son marcadores de la
adicción al tabaco. Sin embargo, vimos que los participantes que
presentaban una serie de variaciones fueron más propensos a desarrollar cáncer de pulmón, sin importar si eran fumadores o no", aclara el autor español.
Para fundamentar que estos marcadores no sólo guardan relación con
el tabaquismo, el trabajo valoró su papel en el caso de otros tumores
tradicionalmente asociados al cigarrillo (como los de cabeza y cuello).
"Debería haber aumentado el riesgo pero no fue así, sólo ocurrió con el
cáncer de pulmón, lo que indica que están ligados 'per se' a este
tumor", subraya Agudo. Y añade que, de estos tres genes, las
variaciones detectadas en el CHRNA5 podrían conllevar un mayor riesgo.
Otros tumores y enfermedades
Los responsables del segundo estudio, publicado en 'Nature
Genetics', son de una opinión similar. Basándose en los datos de más de
2.000 personas, entre fumadores y no consumidores, el trabajo mantiene
que la región 15q25, y los tres genes mencionados anteriormente, pueden
inducir la aparición de un cáncer de pulmón.
Cristopher I. Amos, del Centro de Cáncer MD Anderson de Houston
(EEUU), y su equipo, sostienen que las variaciones genéticas detectadas
en este área pueden aumentar el riesgo de padecer esta clase de tumor
de un 28% a un 80%. Y, de nuevo, concluyen que la genética no resultó directamente ligada con el tabaquismo.
"Nuestro estudio muestra un efecto débil de estas variaciones
genéticas sobre los hábitos de fumar y un impacto extremadamente
significativo sobre el cáncer de pulmón", especifica Amos.
En este sentido, Enriqueta Felip, jefe de la sección de Oncología
del Hospital Vall d'Hebron, destaca que se debe tener en cuenta que el
porcentaje de no fumadores con cáncer de pulmón siempre es mucho menor;
"representan un 15% de los casos, frente al 85% o incluso 90% de los
fumadores". Por tanto, "es más complicado analizar los factores de
riesgo y sería necesario realizar más estudios".
El tercer y último documento, diseñado para analizar la genética del
cáncer de pulmón, aparece en la revista 'Nature'. Además de señalar la
misma región del cromosoma 15, muestra que estas variaciones genéticas
promueven la dependencia al tabaco y, en segundo término, la
posibilidad de padecer, no sólo cáncer de pulmón, sino también enfermedad arterial periférica (PAD, según sus siglas en inglés).
Según los firmantes de esta investigación, muchos procedentes de la
empresa 'deCODE Genetics', "casi la mitad de los europeos cuentan con
una copia de estas variantes, lo que [...] se estima es responsable de
un 18% de los cánceres de pulmón y un 10% de los casos de PAD".
No se debe relajar el mensaje
Un comentario, también publicado en la citada revista, valora la
importancia de estos trabajos: "Muestran la necesidad de un mayor rigor
metodológico en los intentos por conocer tanto las causas genéticas
como las ambientales que creemos que subyacen tras las mayoría de las
enfermedades".
Y destaca que los resultados no deben malinterpretarse. "Incluso si
una serie de personas se considerase protegida frente a la relación
entre fumar y el cáncer de pulmón, no es probable que también vayan a
estar protegidos frente a las consecuencias de la enfermedad cardiaca o
la pulmonar". Y añade que "no se debería restar valor al mensaje de
salud pública de que todos deberían evitar fumar".
Enriqueta Felip y Antonio Agudo también apuestan por evitar una
interpretación inadecuada. "El tabaco no sólo es responsable del cáncer
de pulmón sino de otras muchas enfermedades", apunta Felip. Una idea
que completa Agudo: "Los resultados no sirven tanto para la prevención
como para el tratamiento. Es posible que nos sirvan para fijar una
nueva diana terapéutica, al desarrollar posibles moléculas destinadas a
bloquear este receptor o las sustancias que lo activan".
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