Crecen las patologías vinculadas a lo laboral. El Síndrome de Desgaste (Burnout) es la más grave. Ausentismo por problemas psiquiátricos se duplicó en ocho años.
Trabajo no siempre es salud
Omar es un médico que ama su profesión y que se enorgullece de su
dedicación al trabajo. La consulta cara a cara en policlínica es su
pasión, y tomarse el tiempo para escuchar a los pacientes su mayor
virtud. Durante años se entregó sin restricciones, cargando su agenda
de horas y recibiendo más pacientes de los que podía tolerar, en un
sistema que satura de enfermos las salas de espera. El desgaste de
trabajar con el dolor ajeno fue menguando sus ganas. Empezaron los
dolores de cabeza, la fiebre y unas misteriosas diarreas explosivas que
aparecían siempre en la hora previa a la consulta. Un día no pudo
recordar el nombre del componente de la aspirina y colapsó. Habló con
sus superiores y se tomó licencia. ¿El diagnóstico? Burnout o Síndrome
del quemado.
"Tenía un agotamiento mental que me explotaba la cabeza. No entendía
lo que leía, ni siquiera cuando lo hacía para distraerme. Mi tope por
entonces era una página de Condorito, más no podía", cuenta el médico
de 50 años, casado y con dos hijos, que estuvo un total de nueve meses
sin trabajar.
Aunque extremo, el caso de Omar es cada vez más frecuente. El
mercado laboral moderno -con el multiempleo, salarios que a veces no
compensan el esfuerzo, contratos a término, competencia despiadada e
inestabilidad en algunos casos- no sólo engendra pocos trabajadores
felices, sino que termina siendo el caldo de cultivo perfecto para el
desarrollo de patologías como el Estrés laboral, el Síndrome de
desgaste (Burnout o quemado) y la depresión, todas con múltiples y
peligrosas repercusiones sobre la salud.
Las estadísticas de certificaciones médicas por Incapacidad Laboral
Temporal, del BPS, indican que las enfermedades psiquiátricas se
duplicaron en los últimos 8 años, pasando del 5,88% del total de
consultas en el año 1999, al 13,1% el año pasado. Así, de los 96.000
certificados expedidos en 2007, 12.638 correspondían a trastornos
psquiátricos. No se sabe con certeza cuántos de esos 12.638
corresponden a Burnout o a estrés laboral. "El aumento de las consultas
se empezó a ver con claridad en los últimos tres años: tenemos el
consultorio psiquiátrico lleno", cuenta German Anselmo, médico de la
Gerencia de Certificaciones Médicas del BPS. La primera causa de
consulta, "acá y en el mundo", es por patología osteoarticulares
(artrosis, gota, lumbago, etc).
QUEMADOS. Falta de energía, fatiga crónica,
debilidad general, afecciones psicosomáticas, sentimientos de
incapacidad, desesperanza, alienación en el trabajo y disminución del
rendimiento, descreimiento, sensación de no tener salida, tensión y
conflictos en el hogar, son algunos de los indicadores de que se puede
estar frente a un cuadro de Burnout.
Los síntomas físicos varían según los pacientes, pero los más
frecuentes son las cefaleas, trastornos gastrointestinales, dolores
lumbares, anorexia, insomnio, alteraciones sexuales y enfermedad
coronaria, explica Stella Bocchino, médico psiquiatra y profesora
agregada de la Facultad de Medicina.
La lista de síntomas psíquicos incluye agotamiento, vivencia de
fracaso, baja autoestima y disminución de la tolerancia a la
frustración con reacciones agresivas hacia compañeros y depresión.
Además existen otros síntomas conductuales que acompañan un cuadro de
Burnout, como el consumo de estimulantes (té o café), de sedantes,
alcohol u otras sustancias, malos hábitos dietéticos y sedentarios. "Se
da más en mandos medios de los estratos laborales porque se vio que
tiene que ver con el sentir que no se tiene injerencia en los
resultados", explica Bocchino.
El Burnout se confunde muchas veces con estrés y depresión, pero
aunque relacionados, refieren a fenómenos diferentes. Se habla de
estrés cuando situaciones del entorno sobrepasan la capacidad de
adaptación del individuo, provocando cambios biológicos y psíquicos. En
el caso del Burnout, ese trastorno adaptativo (estrés) se hace crónico
y va agotando lentamente las reservas de energía. El aspecto que
diferencia al "quemado" del depresivo "es que en el primero, la
sensación de impotencia está confinada al ámbito laboral, mientras que
en la depresión se esparce, cubriendo todos los aspectos de la vida del
paciente", afirma en un artículo médico la psiquiatra Laura
Schwartzmann, Jefe del departamento de Psicología Médica de la Facultad
de Medicina.
En ese mismo informe se citan datos de la Unión Europea que dan
magnitud al problema de la relación entre trabajo y salud: "El 56% de
los 160 millones de trabajadores refiere trabajar a alta velocidad, el
60% trabaja presionado por fechas topes, más del 30% no puede influir
sobre el modo de hacer la tarea, el 40% reporta que sus trabajos son
monótonos, el 15% de los trabajadores refiere cefaleas, el 23% dolores
cervicales y de miembros superiores, 23% fatiga, 28% estrés, 33% dolor
lumbar, entre otras enfermedades... el costo económico del estrés es de
20 mil millones anuales de euros".
PERFILES VULNERABLES. Entre las características
individuales de riesgo que podrían activar la enfermedad, la psiquiatra
destaca los "ideales elevados, la omnipotencia, la sensación de
invulnerabilidad, perfeccionismo, inseguridad, sentido exagerado de la
responsabilidad y la capacidad limitada para la expresión de las
emociones, inestabilidad y ansiedad".
"Lo padecen los idealistas, los más comprometidos con la tarea, las
personas responsables y exigentes, que no saben decir no, que no toman
vacaciones y que llegado a un punto se agotan", explica la doctora
Adriana Suárez, quien lleva años investigando el tema en el
departamento de Psicología Médica.
En el trabajo, los síntomas se manifiestan en el incumplimiento del
horario y ausentismo laboral, en la baja de la productividad y el
aumento de los riesgos de cometer accidentes o errores.
"Nunca más volví a hacer policlínica médica de atención primaria",
dice Omar, el médico "quemado" que estuvo 9 meses fuera de combate. El
tratamiento al que fue sometido, que incluyó psicoterapia, fue
cambiando sobre la marcha hasta que el psiquiatra dio con la medicación
adecuada y pudo recomponerse. Hoy trabaja la misma cantidad de horas
pero con otra actitud y planea dar un vuelco estudiando Medicina del
Deporte.
En los setenta el Burnout se veía en profesiones de ayuda a otros
(policías, asistentes sociales, maestros, curas, médicos), pero como el
mundo moderno es muy estresante se ve en cualquier profesión. "Esto
porque tiene más que ver con las condiciones laborales y no tanto con
la vulnerabilidad personal. Por más fuerte que seas, llegas a un punto
en el que te puedes quemar", dice Adriana Suárez.
El Dato
122% Han crecido las certificaciones por incapacidad laboral
temporal debido a enfermedades psiquiátricas (1999- 2007), según el
BPS.
Ejercicio, medicación y psicoterapia
El tratamiento contra el Burnout varía en función de la situación
clínica predominante, explica Stella Bocchino. Si se presenta como
depresión se tratará como tal; y si los síntomas además incluyen
angustia ("lo más normal") se aplicará un tratamiento combinado. "Y
seguramente vas a tener que tratar el insomnio, que generalmente está
asociado", agrega.
Para Bocchino cualquier abordaje de problemas psiquiátricos tiene
que incluir tres patas: a) ejercicio físico moderado ("una caminata de
hora por día, por ejemplo"), b) tratamiento farmacológico
("fundamentalmente ansiolíticos y antidepresivos"); y c) psicoterapia:
"¿Por qué? porque no todo el mundo hace un Burnout y por tanto hay que
analizar las causas y tratar de mejorar eso", explica Bocchino.
La licencia médica se pedirá según el caso: "hay pacientes que se
siente incapaces y a los que es bueno ofrecerles un descanso. Pero hay
otros para los cuales el hecho de no trabajar los pone peor. Por tanto
se va evaluando. No hay soluciones standards en psiquiatría, hay trajes
a medida", concluye.
Burnout y calidad de vida
Los médicos están agotados
El departamento de Psicología Médica (Fac.Medicina-Udelar) lleva
años investigando el burnout y la calidad de vida de los médicos
uruguayos. Una encuesta realizada entre 2005 y 2006 en talleres sobre
Educación Médica Continua de todo el país ofrece una aproximación al
estado de salud mental de los 150 médicos consultados. Todos
respondieron distintos tests, entre ellos la Escala de Maslach,
específica para la enfermedad. Según la misma, la patología se
construye sobre tres pilares: "Alto agotamiento emocional", "Trato
despersonalizado o cínico" y "Baja realización personal". Pues bien, un
alto grado de agotamiento emocional se observó en el 22% de los
psiquiatras, 36% de los médicos de emergencias móviles, 14% de quienes
trabajan en mutualistas de Montevideo y 10%, 18% y 20% de quienes lo
hacen en las cooperativas médicas del interior.
El mismo test se aplicó a empleados bancarios. Allí el porcentaje
fue del 19%. "En general encontramos que el trato despersonalizado da
bajo porque no se reconoce que se está tratando mal a la gente. La
realización personal tampoco porque todavía sienten que les gusta lo
que hacen. Lo que sí da alto es el agotamiento emocional, que en
definitiva es el núcleo más duro del concepto de Burnout", explica la
Profesora Adj. Adriana Suárez.
El 7% de los encuestados configuraban un cuadro de Burnout, un 50%
siente que el número de horas de trabajo lo distorsiona, el 35% refiere
irritabilidad en su entorno por problemas laborales, el 35% indica que
no logra disfrutar del trabajo y el 60% continúa preocupado por trabajo
fuera del mismo. Laura Schartzmann cruzó estos datos con los obtenidos
en la Encuesta Médica Nacional (2004) realizada a 600 médicos
representativos de la población nacional: "Entre el 25 y 50% de los
encuestados reconocen elementos de agotamiento, preocupación fuera del
trabajo, dificultad para disfrutar e irritabilidad", indica. "Podemos
afirmar que muchos de nuestros médicos no están "felices", lo cual no
significa necesariamente "enfermos" (¿aún?)", se cuestiona la
psiquiatra en su informe.
Comentarios reservados a usuarios registrados.
Por favor ingrese al sistema o regístrese.