Un equipo multidisciplinar del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha identificado el mecanismo que convierte al ácido oleanólico, componente minoritario del aceite de orujo, en un agente cardioprotector. El estudio, que aparece publicado en la revista The Journal of Nutrition, demuestra que esta acción beneficiosa se debe al incremento de la síntesis de prostaciclina por las células arteriales, según informó hoy en una nota el CSIC.
Según los autores de este trabajo, el efecto sobre las células
vasculares es similar al de las HDL, conocidas como colesterol bueno.
En concreto, esta investigación es fruto de la colaboración entre el
equipo que dirige la científica del CSIC Valentina Ruiz-Gutiérrez, del
Instituto de la Grasa (CSIC) de Sevilla, y Lina Badimon y José
Martínez-González, del Centro de Investigación Cardiovascular de
Barcelona (centro mixto del CSIC y del Instituto Catalán de Ciencias
Cardiovasculares).
Ruiz-Gutiérrez, que trabaja desde hace 25 años en el estudio de
los aceites de oliva, explicó que el aceite de orujo, que aprovecha en
su elaboración la piel externa y el hueso de la oliva, "es en realidad
muy rico en compuestos biológicamente activos, entre ellos, el ácido
oleanólico", en referencia al por qué este equipo de investigadores
centró sus análisis en el aceite de orujo, el producto de la oliva
menos valorado.
De hecho, estudios previos ya habían avalado que los aceites
ricos en el citado componente ejercían un efecto relajante sobre los
vasos sanguíneos en modelos animales con hipertensión. Sin embargo, se
desconocía cómo provocaba esta acción protectora.
Ahora con este trabajo los investigadores demuestran que el ácido
oleanólico favorece que las células arteriales incrementen la síntesis
de prostaglandina I2, también conocida como prostaciclina, cuyas
propiedades vasodilatadoras y antitrombóticas han sido "ampliamente
demostradas".
La clave de este mecanismo reside en la inducción del enzima
COX-2, que sintetiza la prostaciclina. El papel de este enzima en el
proceso es similar al observado en células vasculares tratadas con HDL,
el conocido colesterol bueno. Estas lipoproteínas, encargadas de
retirar el colesterol de las arterias, actúan también induciendo COX-2.
El descubrimiento, según argumentó el investigador José
Martínez-González, avala el papel crucial de COX-2 en la fisiología
vascular, ya que el enzima, además de intervenir en la acción de las
HDL, participa en los mecanismos de defensa del miocardio, entre otras
funciones.
"Los resultados obtenidos en esta investigación refuerzan el
papel relevante de COX-2 y llaman de nuevo a la prudencia en el uso de
inhibidores específicos de este enzima, los llamados coxbids, en
pacientes con factores de riesgo cardiovascular", agregó este experto.
ACEITES FUNCIONALES
El estudio, probado in vitro, se enmarca en el desarrollo de
aceites funcionales para el tratamiento de enfermos específicos, en
este caso, aquejados de mala circulación periférica. "Con este y otros
múltiples estudios, sólo corroboramos lo que ya sabían en la Grecia
clásica hace 3.000 años: el olivo es un árbol medicinal", puntualizó
Ruiz-Gutiérrez, quien, con todo, indicó que "todavía queda mucho por
descubrir en torno a los productos derivados de la oliva, como el
aceite, denostado por los nutricionistas durante décadas".
Según los autores de este trabajo, este impulso investigador no
sólo debe centrarse en el aceite de oliva virgen, sino también en
productos como el aceite de orujo. En particular, el equipo ve
necesario ampliar esta investigación con nuevos trabajos sobre los
niveles en sangre de ácido oleanólico tras la ingesta de aceite. En este sentido, Ruiz-Gutiérrez recordó que el aceite orujo que
se recomienda es un aceite obtenido mediante centrifugación y que en el
proceso de refinación no se utilizan altas temperatura, evitando así el
deterioro de compuestos biológicamente activos.
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