La agencia estadounidense del medicamento (FDA, según sus siglas en inglés) ha elevado de 19 a 62 el número de víctimas relacionadas con un anticoagulante contaminado procedente de China. En España, el Ministerio de Sanidad también se ha visto obligado a retirar varios lotes de heparina por el mismo problema, aunque aquí no hay ningún paciente afectado.
Las nuevas estadísticas facilitadas por el organismo de EEUU,
publicadas ayer en su página web, no significan que se hayan producido
nuevas víctimas desde que el producto fue retirado del mercado hace
unos meses. La agencia aclara que se trata de casos antiguos que se van
conociendo e investigando desde que surgió el problema.
La heparina sódica se emplea como anticoagulante en pacientes
sometidos a diálisis o tras una cirugía cardiaca. A principios de
marzo, EEUU (y posteriormente también Alemania y España) se vio
obligado a retirar varias partidas de este producto tras detectar un ingrediente extraño en su composición, el sulfato de condroitina, y tener constancia de cientos de afectados por reacciones alérgicas.
La heparina que comercializan los laboratorios farmacéuticos en
Europa y EEUU se fabrica mayoritariamente en China (el mayor exportador
mundial del ingrediente crudo), a partir del intestino del cerdo.
De momento, las autoridades sanitarias no han podido precisar si la
sustancia contaminante llegó hasta la heparina durante su fabricación
de forma accidental o deliberada.
La FDA ha aclarado en su nuevo comunicado que no se puede saber si
todas las reacciones registradas tras la administración de heparina
sean la causa de la muerte "en todos los casos".
El mayor número de casos documentados por la FDA (que afecta a varios laboratorios) se produjeron entre noviembre de 2007 y febrero de 2008,
cuando se retiró la heparina contaminada del mercado (en marzo no se ha
registrado ninguno). Sólo en esos meses hay constancia de 47
fallecimientos, cuando en todo 2006 se habían producido en EEUU
únicamente tres víctimas por consumo de heparina.
La FDA ha enviado una carta a los fabricantes de heparina y de
algunos dispositivos cardiacos que van recubiertos de este fármaco
(como es el caso de los stents) para que revisen la procedencia y la
seguridad de sus fuentes de heparina.
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