Protegería el corazón y los riñones.
En las últimas dos décadas, distintos estudios fueron dando forma a una de las hipótesis más interesantes sobre la enfermedad cardiovascular: la vitamina D (que se encuentra naturalmente en lácteos, yema de huevo y aceites de hígado de pescado) ayudaría a controlar la hipertensión y prevenir la aparición de otros problemas relacionados, como la insuficiencia renal.
"Es un antioxidante sistémico que actúa en el riñón y el miocardio.
Está demostrado que la falta de vitamina D en el organismo está
relacionada en distintos grupos étnicos con un mayor riesgo
cardiovascular, síndrome metabólico e, incluso, ciertos tipos de
cáncer, cuando antes sólo se la relacionaba con las enfermedades
óseas", explicó ayer a LA NACION el doctor León Ferder, director del
Departamento de Fisiología y Farmacología de la Escuela de Medicina
Ponce, en Puerto Rico.
Ferder, nefrólogo argentino que desde hace cinco años y medio vive en
el archipiélago del Caribe, regresó al país para presentar los avances
en el estudio de esta hipótesis durante el XV Congreso Argentino de
Hipertensión, que comienza hoy. El estudio, realizado junto con la
Universidad de Washington (Estados Unidos), incluye el uso de análogos
de la vitamina D, sustancias más concentradas y potentes.
"Descubrimos que esta vitamina, y especialmente algunos de sus
análogos, baja la presión y tiene un efecto contra el estrés
oxidativo", señaló. Este proceso de "envejecimiento" celular influye en
la aparición de la hipertensión.
El primer trabajo del equipo, en el que participa otro argentino, el
doctor Eduardo Slatopolsky, demostró en ratas modificadas genéticamente
para desarrollar insuficiencia renal crónica que combinar un inhibidor
de la enzima convertidora de la angiotensina (ECA) -un grupo de
fármacos de primera elección para el tratamiento de la hipertensión y
la insuficiencia cardíaca- con un análogo de la vitamina D desarrollado
en la universidad estadounidense potenciaba la protección de la salud
cardiovascular de los animales; su efecto era mayor que cuando se
usaban por separado.
Un segundo estudio, también en ratas, que se concentró sólo en el
tratamiento de la enfermedad cardiovascular demostró que la combinación
de ambos fármacos protegía la salud del miocardio. "El mecanismo de
acción de la vitamina D está muy relacionado con el estrés oxidativo,
que es clave en la enfermedad cardiovascular, los trastornos renales y
la diabetes", indicó Ferder.
Ahora, el equipo intenta probar esta hipótesis en seres humanos. "Aún
contamos con un arsenal muy reducido para tratar las enfermedades
cardiovasculares y esto abriría un nuevo camino hacia mejores
terapias", dijo el doctor Felipe Inserra, presidente del comité
organizador del congreso.
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