No sólo el exceso de peso que se acumula en
la panza, la presión arterial y el colesterol elevados o la resistencia
del organismo a la acción de la insulina caracterizan al síndrome
metabólico, condición que incrementa el riesgo de desarrollar diabetes
y enfermedad cardiovascular.
Algunos estudios presentados en la ciudad de Milan, durante el 43° Encuentro
Anual de la Sociedad Europea para el Estudio del Hígado, sugieren que
el llamado hígado graso también debería ser incluido dentro de esa
constelación de factores de riesgo cardiometabólico.
Es más: para algunos investigadores, la acumulación de grasa
en el hígado debería ser considerada un factor de riesgo cardiovascular
adicional.
Según un estudio realizado por investigadores franceses e
italianos, las formas más severas de esta condición se asocian con una
mayor resistencia a la insulina y con un mayor espesor de las arterias
carótidas, que constituyen dos indicadores de riesgo cardiovascular.
Otro estudio, en este caso realizado por investigadores
norteamericanos sobre un análisis de la evaluación nacional de salud de
ese país (Nhanes III, según sus siglas en inglés), que incluyó a más de
10.000 personas, mostró que quienes tenían hígado graso habían
presentado una tasa de mortalidad más elevada que la de la población
general, cuya principal causa de muerte eran las enfermedades
cardiovasculares.
"Cuando veo a un paciente con hígado graso, debo considerar la
posibilidad de otros factores de riesgo cardiovascular y tratar de
intervenir agresivamente para limitar los efectos de esos otros
factores, ya que hay cada vez más evidencias que sugieren que el hígado
graso es en sí mismo un factor de riesgo adicional", declaró el doctor
Fabio Marra, investigador del Departamento de Medicina Interna de la
Universidad de Florencia, Italia.
Causa frecuente
El llamado hígado graso de causa no alcohólica afecta a
alrededor del 20% de la población, especialmente en los países con
tasas elevadas de obesidad, y se caracteriza por la inflamación de ese
órgano, que, sin tratamiento, puede derivar en una estatohepatitis no
alcohólica o EHNA, causa frecuente de cirrosis y cáncer hepático.
La EHNA es una lesión similar a la que puede producir el
alcohol en las personas que consumen menos de 200 gramos de alcohol por
semana.
Aunque en la mayoría de los casos el hígado graso carece de
síntomas, estos son comunes a muchas otras afecciones y suelen aparecer
en etapas avanzadas: fatiga, pérdida de peso y debilidad.
Una afección en auge
En países como los Estados Unidos, la prevalencia del
hígado graso se ha duplicado en los últimos años como resultado de la
epidemia de obesidad, y lo mismo puede decirse de otros países que
enfrentan el problema del creciente sobrepeso.
Recientes estudios han hallado que entre el 84 y el 96% de las
personas obesas que se sometían a una cirugía bariátrica para bajar de
peso tenían hígado graso. Por eso, el tratamiento actual apunta al
descenso de peso, a la adopción de una alimentación saludable, a evitar
el consumo de alcohol y a una vida físicamente más activa.
La asociación del hígado graso con los distintos factores de
riesgo cardiovascular presentes en el síndrome metabólico ha sugerido
su incorporación a los factores que definen ese síndrome.
"Conceptualmente, el hígado graso debería ser considerado una
parte del síndrome metabólico -explicó a LA NACION el doctor Marra-. El
problema es que, a diferencia de los otros factores, como la obesidad
abdominal y la hipertensión, que son fáciles de evaluar en la consulta
médica, el hígado graso es más difícil de determinar."
Para su diagnóstico, es necesario realizar estudios para
descartar otras causas de daño hepático, y luego realizar estudios más
precisos, como la medición de ciertas enzimas hepáticas o la biopsia de
hígado.
"Justamente, el síndrome metabólico fue creado para ayudar a
los médicos a identificar fácilmente a las personas con riesgo de
enfermedades cardiometabólicas [infarto, accidente cerebrovascular,
diabetes]", explicó Marras.
Y agregó: "Su tratamiento principal consiste en adoptar
hábitos de vida saludable: comer menos, bajar de peso, hacer más
ejercicio, lo que es común para los demás factores del síndrome
metabólico".
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