Se logró en experimentos con animales; podría utilizarse para conseguir olvidos terapéuticos.
Cuando un nieto escucha el
relato de su abuelo sobre un hecho ocurrido 40 años antes, seguramente
encontrará algo para sorprenderse aunque ya lo conozca. Nunca es
exactamente la misma historia. No es raro que al evocar un recuerdo se
le quiten o agreguen detalles. Tampoco es extraño que estos cambios
vuelvan a archivarse en el cerebro, remodelando la información original
y dando lugar a la reconsolidación de la memoria.
Científicos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y de la
Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires
(UBA) comienzan a descifrar precisamente los mecanismos que permiten
que esto ocurra. Sus hallazgos acaban de publicarse en The Journal of
Neuroscience .
"Hallamos que una proteína, NF-kB, participa tanto en el proceso de
consolidación como en el de reconsolidación de la memoria. Esta
proteína regula la expresión de genes necesaria para almacenar la
memoria a largo plazo. Pero si se inyecta en el cerebro un inhibidor de
este mecanismo luego de que el recuerdo fue evocado, se afecta la
retención", sintetiza el doctor Arturo Romano, del Laboratorio de
Neurobiología de la Memoria.
"Este tipo de estudios hoy ganan interés porque abren una instancia
por la cual se podría interferir en la memoria ya formada.
Potencialmente podría ser aplicable a casos de fobias o a personas que
sufren estrés postraumático", agrega Romano, también del instituto
Ifibyne (UBA-Conicet), que primero estudió esta situación en cangrejos
y ahora lo hace en ratones, aunque aún falta un largo trecho antes de
ser probado en humanos.
"La memoria del ratón, sencilla desde nuestro punto de vista, no
sólo puede ser interferida por manipulación farmacológica, sino también
con otro nuevo aprendizaje", señala el doctor Carlos Baratti, director
del Laboratorio de Neurofarmacología de Procesos de Memoria de la
Facultad de Farmacia y Bioquímica.
"El término «reconsolidación» se acuñó alrededor del año 2000 en
medio de una polémica", recuerda el doctor Mariano Boccia, que subraya:
"La teoría de la consolidación afirma que, una vez formada,
teóricamente un recuerdo permanecería estable. Hoy se sabe que esto no
es así, no sólo por nuestros resultados, sino por los de otros grupos,
donde se observa que cuando se evoca un recuerdo la memoria podría
reformularse".
Para Baratti, "no tiene sentido el gasto de energía que implica la
formación de la memoria para hacer algo estático que nunca más se va a
modificar. No sería un mecanismo útil para la adaptación del
organismo". Lejos de la imagen pasiva que puede sugerir el hecho de
recordar, "traer al presente algo del pasado es un proceso activo. Cada
vez que se evoca, la memoria puede ser modificada", destaca el doctor
Ramiro Freudenthal, del Laboratorio de Neurobiología de la Memoria.
Cómo fue el experimento
Los ratones fueron entrenados para aprender a evitar un estímulo que
les genera aversión. Estos animales tienden a buscar lugares oscuros,
pero cuando ingresaban en un compartimiento sin luz se los sometía al
estímulo. A las 48 horas eran llevados de nuevo al sitio experimental,
pero esta vez evitaban ingresar en el compartimiento sombrío. "Al ser
colocado en la plataforma experimental, el animal traía a su memoria la
situación anterior y actuaba en función de su experiencia previa",
puntualiza Boccia.
En cada caso se tomaron muestras de la proteína en cuestión. "Se
comprobó que ese mecanismo se activaba tanto en el momento del
almacenamiento inicial como en el momento de la evocación. Este cambio
se estudió en el hipocampo, un área del cerebro que procesa las
características del lugar donde un suceso ocurrió", explica Romano.
Cuando se inyectó en el hipocampo un inhibidor de esa proteína, se
observó que interfería en el recuerdo del animal.
Aunque esta investigación es de ciencia básica, una posible
aplicación de estos hallazgos, en caso de que prosperaran las
siguientes etapas de experimentación, sería la de producir avances para
el tratamiento de personas con estrés postraumático. En este sentido,
el doctor Baratti aclara: "La memoria no es borrada del cerebro, sino
que no se expresa. Esto podría significar un paso enorme en algunos
trastornos en que un recuerdo patológico altera la vida cotidiana del
afectado".
Por Cecilia Draghi
Para LA NACION
Centro de Divulgación Científica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, de la UBA
Entrenar la memoria, útil también para la inteligencia
Es lo que muestra un estudio norteamericano
NUEVA YORK ( The New York Times ).- Un nuevo estudio descubrió que
quizá sea posible entrenar a las personas para que sean más
inteligentes.
Hasta ahora, era ampliamente aceptado que el tipo de habilidad
mental que nos permite resolver nuevos problemas sin haber tenido
ninguna experiencia relevante al respecto -lo que los psicólogos llaman
"inteligencia fluida"- es innata y no puede ser enseñada (aunque, si
practican, las personas pueden mejorar su rendimiento en los tests).
Pero en el nuevo estudio los investigadores describen un método para
mejorar esta capacidad, al mismo tiempo que presentan experimentos en
los que prueban que funciona.
La clave, hallaron loscientíficos, es un cuidadoso entrenamiento de
la memoria de trabajo, aquella que permite memorizar un número de
teléfono lo suficiente como para marcarlo. Este tipo de memoria está
estrechamente relacionada con la inteligencia fluida, de acuerdo con
los conocimientos sobre los que se basa el estudio, y parece descansar
sobre los mismos circuitos cerebrales. Eso llevó a los investigadores a
pensar que al mejorarla podrían producir mejorías en la inteligencia
fluida.
Primero, los investigadores midieron la inteligencia fluida de
cuatro grupos de voluntarios utilizando tests estándar. Y luego
hicieron que se entrenaran en la práctica de un complicado juego de
memoria, en el que se les pedía que memorizaran simultáneamente
estímulos visuales y auditivos que les eran presentados y que luego
debían recordar. El entrenamiento duró 8, 12, 17 y 19 días, según el
grupo, y al final se sometió a todos los participantes a un test para
evaluar su inteligencia fluida.
Los resultados, publicados esta semana en la revista Proceedings of
the National Academy of Sciences , fueron sorprendentes. Todos los
grupos de entrenamiento mejoraron sustancialmente. Es más, cuanto más
tiempo habían entrenado, más altos fueron los resultados obtenidos.
Todos los participantes, desde los más débiles hasta los más capaces,
mostraron mejorías significativas.
"La inteligencia siempre ha sido considerada un rasgo heredado e
inmutable -dijo Susanne M. Jaeggi, investigadora de la Universidad de
Michigan, Estados Unidos, y una de las autoras del estudio-. Nuestros
resultados muestran que uno puede aumentar su inteligencia con un
entrenamiento apropiado."
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