¿Existen alternativas eficaces a la terapia hormonal para paliar los sofocos de la menopausia? Ésta ha sido la pregunta que ha tratado de responder un metanálisis de 43 ensayos que valoraban la utilidad de fármacos no hormonales como los antidepresivos, la clonidina y las isoflavonas para el control de estos síntomas.
La mitad de las mujeres sufren sofocos durante su menopausia; de ellas, el 20 por ciento buscará un tratamiento que los suavice. La terapia hormonal ha sido la primera opción terapéutica hasta que en 2002 varios macroestudios la dejaron en entredicho al destapar las complicaciones asociadas a su uso. Desde entonces se ha buscado, sin resultados concretos, una alternativa no hormonal que palie los sofocos.
Esta semana The Journal of the American Medical Association publica las conclusiones de un metanálisis que ha repasado 43 ensayos que emplearon varias alternativas no hormonales, tales como antidepresivos (paroxetina, venlafaxina, fluoxetina y citalopram), el hipotensor clonidina, el antiepiléptico gabapentina o la fitoterapia con isoflavonas. La revisión sistemática encontró eficacia terapéutica en los antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina e inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina, así como para la gabapentina. Un estudio más pequeño y peor diseñado también halló eficacia para la clonidina. Sin embargo, los tratamientos naturales salieron peor parados en la revisión. Mientras que los resultados acerca de las isoflavonas de soja fueron mixtos, ningún trabajo encontró eficacia para los extractos de isoflavona de trébol rojo. La principal autora del estudio, Heidi Nelson, de la Universidad de Oregón, en Estados Unidos, ha comentado que, "aunque parece que estos fármacos alternativos pueden ayudar, lo cierto es que no son tan eficaces como las hormonas, no están exentos de efectos secundarios y apenas se conocen las consecuencias de su uso a largo plazo". Además, considera que estas alternativas sólo serían válidas para mujeres de alto riesgo coronario o de cáncer de mama, en las que se contraindica la terapia hormonal, "pero la evidencia no las convierte en una opción útil para la mayoría de las mujeres con sofocos". Estas afirmaciones no son extrapolables a la fitoterapia. Sobre ella, los autores opinan que los resultados mixtos y la ausencia de efectos adversos permiten que sea recomendada y se decida o no continuar su uso en función de la experiencia de cada mujer. En un editorial que acompaña al análisis, Jeffrey Tice, de la Universidad de California en San Francisco, considera que un mejor entendimiento de la patofisiología de los sofocos "será necesario para el desarrollo de terapias que equiparen, o incluso superen, la eficacia de las hormonales". El potencial de una especia mediterránea
En la Universidad de Manchester están probando la eficacia de una especia, cuyo nombre mantienen en secreto, como tratamiento de los sofocos derivados del tratamiento hormonal en mujeres que han superado un cáncer de mama. Las pistas que el equipo de Alex Molassiotis, de la Escuela de Enfermería, Obstetricia y Trabajo Social, ha dado sobre la especia es que "pertenece a la familia de la menta y se encuentra en cualquier cocina mediterránea". Hacer quinielas está complicado, pues la familia de las lamiáceas comprende unas 3.000 especies, algunas tan comunes en nuestra cocina como la albahaca, el poleo, el tomillo, el romero o el orégano. El compuesto secreto se está probando contra placebo en 170 voluntarias. A la mitad de ellas, la especia se les administrará en forma de píldora una vez al día. El tratamiento se prolongará durante tres meses. "Si se demuestra que el remedio herbal funciona, será más sencillo y barato, y supondrá una considerable mejora en la calidad de vida de las mujeres con cáncer de mama", ha señalado Molassiotis. |