La famosa cadena estadounidense Wal-Mart ha fijado en cuatro dólares el precio de más de 1.000 fármacos genéricos sin receta y en 10 dólares las prescripciones para tres meses de tratamiento. Grandes descuentos que forman parte de la tercera fase de un plan que comenzó en 2006 con el que la compañía afirma haber ahorrado a sus compradores 1.000 millones de dólares.
Un bote con 200 pastillas de paracetamol cuesta ahora cuatro dólares (unos 2,6 euros) en las farmacias de Wal-Mart mientras que 100 grageas en los supermercados Publix valen 7,99 dólares,
cuatro veces más. Las diferencias se extienden por las estanterías de
las tiendas y afectan a productos como el alendronato (empleado en el
tratamiento de la osteoporosis) o el tamoxifeno (para el cáncer de
mama).
Hace dos años, la compañía minorista hizo pública una pequeña lista
de genéricos que vendería a cuatro dólares la dosis necesaria para 30
días. A finales de 2007 amplió el programa, que había empezado sólo en
los centros Wal-Mart de Florida, a todos sus establecimientos en el
país y añadió varias decenas de productos al estante de las rebajas.
Los 1.000 medicamentos devaluados suponen un tercio de los fármacos sin receta que comercializa la compañía.
Según Wal-Mart, el 95% de las prescripciones que se hacen en la mayor
parte de las especialidades están incluidas en el programa, que también
será válido en Neighborhood Market y en las farmacias Sam's Club.
Competencia de mercado
Los fármacos genéricos proporcionan a las farmacias un beneficio más
alto que los que aquellos que aún conservan la protección de patente.
Por eso existe un margen más amplio para los descuentos. Meses después
de su lanzamiento, el plan ha demostrado su rentabilidad.
Las ventas de las farmacias Wal-Mart han crecido desde septiembre de
2006 y el negocio de salud y bienestar ha aumentado un 1% (hasta
alcanzar el 9%) en dos años.
Siguiendo la estela de esta compañía, otras grandes cadenas, como
CVS, pusieron en marcha entonces una política similar y ahora se espera
una reacción similar. El envite de Wal-Mart no ha hecho demasiado daño
a los gigantes farmacéuticos del país. Sin embargo, los pequeños negocios son los que más están sufriendo esta presión en los precios.
John Agwunobi, vicepresidente de la compañía, ha declarado que, si
bien la iniciativa tenía como objetivo ayudar a los consumidores en un
momento en el que los precios de la sanidad están por las nubes, el
programa ha sido beneficioso para todos.
"Podemos hacer más para ayudar a las familias en todo el país ahora
que nos necesitan", ha declarado Agwunobi al diario 'Miami Herald'. Los
cálculos de Wal-Mart dicen que los habitantes de Florida, donde el
programa lleva más tiempo funcionando, se han ahorrado más de 80
millones de dólares. En todo el país, los bolsillos de los consumidores
se han quedado con 1.000 millones de dólares.
Los dirigentes de la cadena han anunciado además su intención de aumentar el número de clínicas en sus establecimientos.
Hasta ahora, 79 tiendas en todo el país disponen de servicios médicos
que proporcionan atención primaria. El plan es abrir 400 más para
finales de 2009. Ambas estrategias confirman la apuesta de Wal-Mart por
hacerse con un pedazo del pastel sanitario de Estados Unidos.
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