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Un nuevo estudio llevado a cabo por el Grupo de Estudio Colaborativo en Reumatología Pediátrico, integrado por 70 centros de Estados Unidos y Canadá, ha evaluado la efectividad del etanercept como tratamiento de la artritis reumatoide juvenil, enfermedad que afecta a niños desde el nacimiento hasta los 16 años.

 

Los autores explican que los afectados experimentan dolor articular, rigidez e inflamación, y en algunos casos fiebre y rash cutáneo.

 

Tradicionalmente, a estos niños se les trata con los mismos fármacos que se prescriben a los adultos con artritis reumatoide, entre ellos corticoides, AINE y fármacos antirreumáticos modificados de la enfermedad, caso del metotrexato. Sin embargo, estas medicaciones no mejoran el estado de muchos niños con artritis reumatoide juvenil.

 

El etanercept es el único bloqueador del factor de necrosis tumoral (TNF) aprobado en Estados Unidos para tratar la artritis reumatoide juvenil, en base a estudios que han evaluado la efectividad y seguridad de este fármaco a corto plazo.

 

Por el contrario, la nueva investigación ha tenido una duración superior a los 8 años e incluyó a 69 pacientes con la enfermedad, reclutados cuando contaban entre 4 y 17 años. El tratamiento con metotrexato y otros fármacos modificadores de la enfermedad se suspendió dos semanas antes de iniciarse el estudio, aunque se permitió que siguieran tomando corticoides y AINE. A ellos se añadió el etanercept –inyecciones basadas en el peso de cada paciente hasta una dosis máxima semanal de 50 mg-.

 

Su evolución fue seguida cada pocos meses siguiendo los criterios del Colegio Americano de Reumatología Pediátrica a la hora de evaluar el estatus global de la enfermedad.

 

En términos de eficacia, los resultados muestran que los pacientes que fueron tratados con etanercept semanalmente durante 8 años consiguieron una mejoría de los síntomas articulares del 70% respecto al estatus basal. A lo largo del estudio, sólo 7 participantes abandonaron la terapia por falta de efectividad.

 

En conclusión, los autores destacan que el fármaco es eficaz también a largo plazo y proporciona una mejoría sostenida en todos los aspectos de la enfermedad, entre ellos los signos y síntomas clínicos más importantes, así como la capacidad funcional y el dolor.