Fue un anuncio a bombo y platillo. Cuando los científicos descubrieron, hace ahora 25 años, que el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) era el responsable del sida pensaron que tenían el remedio contra la enfermedad en la palma de la mano. Tanto, que la entonces secretaria de salud del gobierno de EEUU, Margaret Heckler, dio una rueda de prensa multitudinaria para informar de que la vacuna estaría lista en dos años. Sin embargo, un cuarto de siglo y varios fracasos después, los expertos creen que el objetivo está más lejos que nunca.
Cuando en septiembre de 2007 falló la vacuna más prometedora hasta la fecha (de la farmacéutica Merck), la más avanzada en los ensayos clínicos, la decepción comenzó a extenderse entre la comunidad científica. En una revisión sobre el tema que publica 'Science',
los investigadores señalan que es necesario volver a la ciencia básica
y conocer mucho más sobre el funcionamiento de las inmunizaciones y los
anticuerpos antes de probar otra candidata en humanos.
¿Por qué si se han conseguido vacunas eficaces contra otros virus
como el sarampión, la viruela, el poliovirus o la hepatitis B no se
logra lo mismo para el VIH? Los doctores Bruce D. Walker y Dennis
Burton, de la Universidad de Harvard y del Instituto Médico Howard
Hughes, respectivamente, señalan en la revista científica algunas de
las claves que pueden ayudar a entender los continuos tropiezos en el
caso del VIH.
En primer lugar, estos expertos destacan la "extremada complejidad de este virus,
del que existen varios tipos y subtipos circulando por el mundo, por lo
que lograr una vacuna eficaz contra todos es una tarea dificilísima".
Además, indican que es un virus que se caracteriza "por su capacidad de
mutación y adaptación, lo que lo hace estar preparado para enfrentarse
a nuevas armas en su contra".
Otro reto de la vacuna es que tiene que ser eficaz en las primeras horas
en las que el virus entra en el organismo humano, antes de que utilice
a las células en beneficio propio para propagarse por el cuerpo. Si no
actúa entonces, la infección se producirá casi inevitablemente.
Por todos estos factores, por la falta de un conocimiento claro y
detallado de la respuesta del sistema inmune ante el virus y, sobre
todo, por lo poco que se ha avanzado en este campo en las últimas dos
décadas – a pesar de que cada año se destinan alrededor de 1.000 millones de dólares para la investigación de una vacuna contra
el sida-, los autores concluyen que "es momento de volver atrás, de
estudiar mejor todo lo relacionado con este patógeno y las defensas
involucradas, antes de avanzar y seguir dando palos de ciego".
Pesimismo generalizado
Una reciente encuesta entre 35 investigadores punteros en el campo del sida, publicada por 'The Independent',
revelaba que la mayoría de ellos cree que "el descubrimiento de una
vacuna es algo que está aún muy lejos". Algunos, incluso, afirman que
"es posible que nunca se tenga un inmunización eficaz contra el VIH".
Sin embargo, también dicen que "hay que seguir intentándolo".
Dos terceras partes de los encuestados afirmaron que "no se
desarrollará una vacuna contra el VIH antes de los próximos 10 años" y,
algunos señalaban que "no será posible en los próximos 20 años". En lo
que sí coincide un 80% es en que, tras el fracaso de la última vacuna,
ha llegado el momento de "cambiar la forma de investigar, de empezar de nuevo".
"Bajo ninguna circunstancia debemos abandonar la investigación de
una vacuna contra el sida", afirmó Anthony Fauci, director del
Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas (NIAID) de
EEUU, durante una reunión mantenida en Bethesda con otros
especialistas. "Pero sí necesitamos una tremenda innovación", añadió.
Robert Gallo, uno de los co-descubridores del virus junto con Luc
Montagnier, va más allá y compara el fracaso de la última vacuna con
"el desastre del transbordador espacial Challenger, que forzó a la NASA
a investigar a fondo y no mandar otro aparato al espacio durante años".
Las otras formas de prevención
A falta de una vacuna a corto plazo, ¿qué se puede hacer para evitar que el VIH siga infectando a 2,5 millones de personas cada año? Según un análisis realizado por un equipo de Harvard y de la Universidad de California, "hay que replantear las estrategias de prevención, porque a las que se destina más dinero no son las más eficaces".
Sus conclusiones, que también aparecen en 'Science', recogen que las campañas de promoción del condón, de fomento de las pruebas del sida o el tratamiento de otras enfermedades de transmisión sexual,
medidas que se llevan gran parte de los fondos destinados a luchar
contra el sida, no son las que más impacto tienen a la hora de reducir
las nuevas infecciones. "Son importantes en determinados ambientes,
pero su influencia en las epidemias generalizadas no es la más
relevante".
Los autores afirman que las dos medidas que deberían tener más peso
en los esfuerzos preventivos y llevarse más dinero, ya que tan sólo
consiguen el 1% de los fondos, son la circuncisión, que ha demostrado que reduce hasta en un 60% el riesgo de infección, y la reducción del número de parejas sexuales, que también ha probado su eficacia.
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