La enfermedad cardiovascular y la renal comparten mecanismos comunes |
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Diario Médico (por Clara Simón)
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martes, 13 de mayo de 2008 |
El 70 por ciento de los pacientes con enfermedad cardiovascular avanzada tienen patología renal ignorada. Es necesario que se contemplen los dos trastornos de forma común, puesto que ambos comparten mecanismos. Por lo tanto, su control se debe hacer de manera integral por parte de los especialistas de las dos áreas de actuación.
Se necesita establecer una visión integral de la enfermedad
cardiovascular y renal. "Estas dos patologías caminan de la mano,
aunque en más de un 70 por ciento la enfermedad renal incipiente pasa
desapercibida por parte del cardiólogo, que es lo que se empieza a
conocer como enfermedad renal ignorada", ha explicado José Ramón
González Juanatey, del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario de Santiago de Compostela,
que ha participado en la Jornada de actualización en riñón y enfermedad
cardiovascular, organizada por el Instituto Cardiovascular Novartis y
celebrada en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares, en
Madrid.
Aleix Cases, del Servicio de Nefrología del Hospital Clínico de Barcelona,
ha apuntado que el manejo de la enfermedad renal se debería incluir en
las guías de tratamiento cardiovascular. "Necesitamos establecer un
diagnóstico precoz de la enfermedad renal incipiente, pero no
disponemos de los métodos con la suficiente sensibilidad".
Con
el filtrado glomerular sólo se detecta un aumento de la creatinina
cuando se produce una pérdida superior al 50 por ciento de la función
renal. Por eso, existe una iniciativa para mejorar la forma de
detección en función de varios parámetros, entre los que se incluye la
edad, el sexo, la creatinina y la raza.
En este contexto, Valentín Fuster, presidente de Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares,
se ha mostrado contundente y ha afirmado que tratar la enfermedad es
más caro que prevenirla. "Vamos a llegar a una situación en la que el
gasto será insostenible".
Por eso, las líneas de actuación se
centran en detectar la lesión cuando aún es reversible. Ante esta
situación Fuster aconseja dedicar más dinero a la investigación, sobre
todo para proyectos en los que se integren las dos áreas (riñón y
corazón).
Desde el punto de vista clínico, su grupo está
dedicado a impulsar los mecanismos de defensa, más que en bloquear los
que activan la enfermedad. "Trabajamos con diabéticos con enfermedad
cardiovascular. Las técnicas de imagen nos están diciendo cómo
evoluciona la lesión y cómo actúan los mecanismos de defensa".
Además,
hay que intentar detectar la enfermedad antes de que se desarrolle y
afecte al sistema arterial. "Es lo que permitirá una actuación precoz".
En prevención, las estrategias se centran en educar a la población.
"Debemos revisar los proyectos para ver en qué se está fallando".
La
promoción de la salud se debe establecer en las primeras etapas de la
vida, entre los 5 y 10 años. Fuster es partidario de establecer medidas
eficaces para controlar los factores de riesgo. Propone que a partir de
los 20 años todos los individuos conozcan sus cifras de presión
arterial de forma anual para poder establecer así su riesgo
cardiovascular y renal. Por supuesto, no hay que olvidar los factores
clásicos, como la obesidad y la diabetes, que se están introduciendo en
los países en vías de desarrollo.
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