Investigadores australianos han creado una técnica que analiza el ADN de los embriones creados por fecundación in vitro para determinar cuáles de ellos son los que más opciones tienen de lograr un embarazo. Si se perfecciona, se podrá implantar un único cigoto a la mujer y evitar así los partos múltiples.
Uno de los principales obstáculos que las técnicas de reproducción asistida deben salvar es el alto índice de fracasos (en torno al 50%) y de embarazos de más de un feto.
La única forma de lograrlo es averiguar cuál de todos los embriones
creados mediante fecundación in vitro (FIV) o ICSI (otra técnica
reproductiva) es el que más posibilidades de éxito tiene. De este modo,
los especialistas podrían implantar a la futura madre un solo cigoto,
en lugar de dos o tres, con más garantías de que se producirá una
gestación.
A falta de métodos más sofisticados, las características
morfológicas del embrión son las que sirven de guía a los médicos a la
hora de elegir a los más 'aptos'. Pero se trata de algo intuitivo y
subjetivo, y los seleccionados no siempre cumplen las expectativas,
aunque a veces el fracaso no tiene que ver con el cigoto sino con las
condiciones del útero materno.
Una de las ramas de la investigación en este campo es la que está
desarrollando un equipo de la Universidad Monash en Australia. Su
objetivo es identificar los genes clave en la implantación –proceso por el cual el cigoto se une a la pared uterina, esencial para que ocurra un embarazo-. Una vez conocidos, los embriones que los porten serán aquellos con más opciones de éxito.
Cuarenta y ocho mujeres que se iban a someter a una fecundación in
vitro aceptaron participar en el estudio. Cinco días después de la
creación de los embriones, cuando estos estaban en fase de blastocisto,
los expertos extrajeron alrededor de 20 células de cada uno para
analizar su material genético. Después, los implantaron a sus
respectivas madres siguiendo un protocolo normal de FIV.
Se produjeron 25 embarazos de los que nacieron 37 niños. En siete de
las madres progresaron todos los cigotos implantados, en 18 algunos sí
y otros no (lo que indica que no había problemas en el útero materno) y
23 mujeres no lograron concebir. De todos los recién nacidos se obtuvo
sangre del cordón umbilical con la que se pudo identificar qué embrión
correspondía a qué bebé.
Los investigadores compararon entonces el ADN de los cigotos
exitosos con el de aquellos que fracasaron y buscaron las posibles
diferencias entre ellos. La revista 'Human Reproduction' recoge las primeras conclusiones de este trabajo, que continúa. De momento, parece claro que los genes relacionados con la adhesión y comunicación celulares, el metabolismo y la respuesta a estímulos –procesos importantes para la implantación- están presentes en los embriones viables.
"Estamos convencidos de que será posible reducir el número de genes
identificados para que nuestro modelo prediga mejor la viabilidad y
habilidad de un blastocisto para llegar a un embarazo a término", ha
explicado Gayle Jones, uno de los autores del trabajo.
La aproximación de Jones y sus colegas a este problema no es la
única. Otros expertos en la materia están trabajando para identificar
los cigotos más fuertes a través de ciertos metabolitos o de sus
proteínas (para lo que basta analizar el medio de cultivo). Para
Juancho García Velasco, director del IVI de Madrid (centro
especializado en reproducción asistida), el método propuesto por los
australianos "tiene la ventaja de que obtienes mucha información que te puede permitir transferir un solo embrión".
Pero la cruz de esta técnica es que es invasiva
(hay que extraer células del blastocisto). "Tengo dudas sobre su
utilidad clínica. Yo creo que la tendencia irá más por los otros
métodos que no agreden al embrión", añade García Velasco.
Comentarios reservados a usuarios registrados. Por favor ingrese al sistema o regístrese. Powered by AkoComment! |