Los biomarcadores vuelven a tomar fuerza en la predicción del riesgo cardiovascular. Un estudio realizado en ancianos señala que es posible calcular de forma más adecuada las posibilidades que una persona tiene de desarrollar un problema de corazón si, además de la hipertensión, el colesterol o la obesidad, se tiene en cuenta un conjunto de indicadores presentes en la sangre.
Varios estudios previos habían analizado la utilidad de medir
sustancias como la proteína C reactiva o la microalbuminuria en la
evaluación del riesgo coronario. Y, aunque su presencia se relacionó
con el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, muchos de esos
trabajos concluyeron que, en general, estos indicadores añaden poca información adicional a la que ya se puede obtener a través de la evaluación de los factores de riesgo convencionales.
Conocedores de estos datos, los autores de esta investigación
-miembros de la Universidad de Uppsala (Suecia)- quisieron avanzar un
paso más y comprobar si la medición de una combinación de biomarcadores
que hasta el momento no había sido evaluada (troponina I, porción N-terminal del propéptido natriurético tipo B, cistatina C y proteína C reactiva de alta sensibilidad) podía ser efectiva para afinar los cálculos de riesgo.
"Los factores tradicionales no reflejan si se ha producido un daño
en las células del miocardio, una disfunción en el ventrículo
izquierdo, una insuficiencia renal o un proceso inflamatorio. Por eso,
partimos de la hipótesis de que añadir una combinación de biomarcadores
que mostraran la existencia de esos procesos patofisiológicos podría
añadir información sustancial al pronóstico", explican los
investigadores.
Para corroborar su hipótesis, estos científicos estudiaron una
muestra de 1.135 varones suecos de edad avanzada (aproximadamente 71
años). De ellos, 661 no había desarrollado al inicio de la
investigación ninguna enfermedad cardiovascular.
En esta muestra, además de los niveles de los biomarcadores citados,
también se midió el peso, altura, índice de masa corporal, tensión
arterial, niveles de glucosa y tabaquismo de los participantes.
Durante 10 años, se realizó un seguimiento a todos los participantes. En ese tiempo fallecieron un total de 315 personas, 136 de ellas a causa de una enfermedad cardiovascular.
Eficacia de los biomarcadores
Tras analizar los datos de los análisis, los investigadores
comprobaron que los participantes que presentaban niveles elevados de
los cuatro marcadores, tenían un riesgo cardiovascular
significativamente más alto que el del resto de participantes.
"La incorporación de estos cuatro indicadores [a los factores de riesgo tradicionales] mejora la estratificación del riesgo de muerte a causa de enfermedades cardiovasculares", explican los autores, si bien remarcan que el trabajo presenta importantes limitaciones.
"Dado que sólo hemos examinado hombres de una edad y un perfil étnico similar, los resultados no pueden generalizarse a varones de otro rango de edad, mujeres u otros grupos étnicos", apuntan.
Estos científicos reclaman más investigaciones al respecto y hacen
especial hincapié en la necesidad de más estudios en personas mayores.
"La predicción del riesgo que se logra con los factores tradicionales
parece disminuir con la edad […] El hecho de que nuestro trabajo
muestre una mejor predicción [en ancianos] podría tener una particular
importancia", remarcan.
En un editorial que acompaña a este trabajo en 'The New England
Journal of Medicine', los investigadores James A. de Lemos y Donald M.
Lloyd-Jones, señalan que esta nueva investigación "sugiere que puede producirse un progreso significativo en el uso de los biomarcadores".
Según su opinión, los biomarcadores analizados "eran mejores que los
evaluados en otros estudios previos", ya que aportan información
relevante sobre trastornos relacionados con el desarrollo de
enfermedades cardiovasculares.
Pese a todo, estos científicos resaltan que las importantes
limitaciones del trabajo exigen una posterior corroboración de los
resultados. "Estos resultados deben ser validados en un grupo de
hombres y mujeres más jóvenes que incluya sólo pacientes que no
padezcan enfermedades cardiovasculares", concluyen.
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