Las técnicas de imagen no ayudan a decidir si se debe operar o no a un tipo de pacientes con cáncer de cabeza y cuello, según una revisión de estudios. Estos enfermos, que no presentan ganglios palpables en el cuello, no se benefician de la sensibilidad de pruebas como el PET (tomografía por emisión de positrones), ya que estos nódulos cancerosos tienen un tamaño demasiado pequeño como para ser detectados.
En España, entre un 5 % y un 10% de los tumores malignos que se diagnostican cada año son de cabeza y cuello; es el sexto tipo de tumor más común.
El perfil suele corresponder a un varón de unos 60 años, fumador,
bebedor y, entre otros hábitos característicos, con una mala higiene
bucal.
Tal y como declara a elmundo.es Ignacio Cobeta, jefe del servicio de
Otorrinolaringología del hospital Ramón y Cajal de Madrid, se sospecha
que "entre un 20% y un 40% de estos pacientes oncológicos podrían tener metástasis ocultas".
Él mismo clara que en estos casos la decisión de intervenir quirúrgicamente no se toma a partir de unas imágenes que muestran la afectación sino que suele basarse en otros datos.
"La terapia que solemos elegir en estos enfermos es la que hemos
llevado a cabo con el tumor primario (radioterapia, quimioterapia,
cirugía...). Y realizamos un vaciamiento si la posibilidad de que existan metástasis ocultas supera el 20%, algo que vemos en función de la localización y del tamaño del tumor primario", explica este especialista.
Es importante dar con una técnica que permita detectar estos nódulos
y conocer su estado. De esta forma, se pueden evitar cirugías
innecesarias o minimizar los riesgos que conllevan estas
intervenciones. "En el caso de los pacientes de cáncer sin ganglios
palpables, el otorrinolaringólogo se encuentra con una importante
disyuntiva: operar o no", afirma a elmundo.es Antonio Maldonado, jefe
de la Unidad de Imagen Molecular y PET-TAC del hospital Ruber
Internacional de Madrid.
Análisis de 32 estudios
Con el objetivo de conocer si el PET puede aportar cierta claridad
en estos casos, un grupo de expertos, dirigidos por John P. A.
Ioannidis, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Ioannina
(Grecia), analizaron 32 estudios, con más de 1.200 pacientes
implicados. Sus resultados aparecen publicados en 'Journal of the National Cancer Institute'.
Tal y como demuestra este metaanálisis, el PET obtuvo una
sensibilidad del 50% y una especificidad del 87% en el caso de los
pacientes sin ganglios palpables. "Es decir, no cuenta con una alta detección de casos pero, si los ve, es muy probable que el diagnóstico sea correcto", aclara el especialista del Ruber Internacional.
Como él mismo aclara, es algo similar a lo que ocurre con el TAC
(Tomografía Axial Computerizada) o la resonancia que, para estos
enfermos, presentan una sensibilidad que puede variar desde un 45%
hasta un 80%.
"La información que aporta el PET puede llegar a mejorar la de las otras técnicas en cuatro o cinco puntos pero eso no les soluciona el problema a los cirujanos, que tienen que decidir si operar y en qué zona exacta hacerlo", declara Maldonado.
Y añade: "Tanto el escáner como la resonancia magnética fallan a la
hora de identificar los ganglios no palpables. Lo mismo le ocurre al
PET, que tiene problemas para detectar masas menores de cinco
milímetros. Aunque se pudieran combinar las tres técnicas, tampoco sería posible identificarlos en gran parte de los casos".
Ya se sospechaba
Según comenta un editorial, publicado en la misma revista, estos
datos vienen a confirmar lo que más o menos se sospechaba. A pesar de
los excelentes resultados que puede obtener el PET, sólo o combinado
con otras técnicas, en el diagnóstico, en este caso no queda demostrada
su superioridad.
"El PET es [...] una tecnología que tiene el potencial de complicar
y desviar el abordaje si no se exprimen sus puntos fuertes", concluyen
los autores de la investigación.
En el futuro, estos individuos podrían beneficiarse del uso de una sonda que, una vez introducida en el organismo, detecte dónde se está captando más glucosa.
"Durante la operación, se podría introducir la sonda para que encuentre
las áreas donde hay mayor captación de glucosa que, presumiblemente,
son en las que están presentes las células cancerosas", propone el
experto del Ruber.
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