Latinoamérica avanza, pero de forma muy dispar, hacia la consecución de los Objetivos del Milenio en materia de salud, pues mientras hay países con notables adelantos y buenos índices, otros se mantienen aún muy rezagados.
Así lo revela un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de Naciones Unidas presentado hoy en Costa Rica.
El argentino José Luis Machinea, secretario ejecutivo saliente de CEPAL, explicó en una rueda de prensa que las profundas desigualdades sociales de la región se plasman en el área de la salud, y que a pesar de que en general hay avances, existen "indicadores inquietantes e inaceptables en algunos países".
En términos generales, el informe señala que hay países, como Cuba, Chile, Argentina, Brasil, México y Costa Rica, que están en capacidad de cumplir los Objetivos del Milenio, pero otros, como Haití, "no parecen acercarse a ellos".
En cuanto al objetivo de reducir la mortalidad infantil, el informe detalla que de cada 12 millones de niños que nacen en Latinoamérica, 400.000 mueren antes de cumplir cinco años, 270.000 antes de cumplir uno y 180.000 en su primer mes de vida.
Estas cifras generales son positivas, pues en el 2007 ubicaron a la región como la de menos muertes infantiles en el mundo en desarrollo, sin embargo, al desglosar el dato por países el panorama no es tan alentador: en Haití la tasa de mortalidad es de 600 por cada 1.000 nacidos vivos, y en Bolivia llega a casi 500.
En contraste, en Cuba, Chile, Puerto Rico, Costa Rica y otras islas del Caribe la tasa es menor a los 11 niños fallecidos por cada 1.000.
En la mejora de la salud materna, otro de los Objetivos del Milenio, también hay luces y sombras en el continente. Chile, Argentina, Costa Rica, Cuba y Venezuela están a la cabeza en buenos resultados, y Haití, Bolivia, Perú, Guayana, Paraguay y Guatemala son las naciones más rezagadas.
En este indicador, detalló Machinea, tienen gran peso las carencias de cobertura de salud y acceso a servicios de planificación familiar, e incluso a tratamiento de enfermedades de transmisión sexual, además, por supuesto, de la pobreza y la discriminación por género.
Otro de los objetivos evaluados fue la reducción en la incidencia de paludismo, malaria, tuberculosis y otras enfermedades, en el cual hay resultados positivos.
En el 2006 se registraron 919.877 casos de paludismo, un 20 por ciento menos que en el 2000.
En el caso de la tuberculosis, su incidencia ha venido cayendo desde 1980 y se espera que la tendencia continúe hasta el 2015, aunque en Haití, Bolivia, Perú y Ecuador no han habido avances significativos, señaló Machinea.
Un indicador que muestra avances dispares es la erradicación de la pobreza extrema y del hambre, a pesar de que 70 millones de latinoamericanos aun viven en la indigencia y 4,1 millones de niños padecen desnutrición global, es decir, tienen un bajo peso para su edad, y 8,8 millones una talla menor que la recomendada.
Para Machinea, la actual crisis de precios de alimentos y combustibles amenaza seriamente el cumplimiento de estos últimos objetivos, pues pone en una situación muy vulnerable a millones de latinoamericanos.
Según el experto, los ajustes salariales registrados en la región son insuficientes para compensar el costo de la canasta básica, por lo que recomendó aumentar la inversión pública social para enfrentar la crisis.
El informe concluyó que es indispensable redoblar esfuerzos en la mayoría de los países del área para poder cumplir así con los Objetivos del Milenio, pues aunque el panorama general es relativamente positivo, las diferencias dentro del continente siguen pesando demasiado.
A partir del 1 de julio, Machinea será reemplazado en la CEPAL por la mexicana Alicia Bárcena, hasta ahora responsable del departamento de Administración y Gestión de la ONU.
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