La pérdida de músculo en ancianos es reversible |
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Diario Médico (por Alberto Bartolomé )
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martes, 27 de mayo de 2008 |
Los ancianos muestran un descenso acusado de su masa muscular. Este hecho aumenta el riesgo de caídas, favorece la obesidad y la osteoporosis; sin embargo, el deterioro físico puede ser reversible.
Según pasan los años, un anciano puede entrar en un ciclo de deterioro
físico: descenso de la masa muscular, menor gasto de energía, ingesta
más baja, mala absorción, menor fuerza y potencia.
Todo esto puede provocar la aparición de caídas que van unidas a inmovilización o a enfermedades crónicas y dependencia.
"De
los 20 a los 80 años se pierde el 40 por ciento de la masa muscular.
Desde los 60 a los 89 años desciende un 1,5 por ciento la fuerza al
año", explica Mikel Izquierdo, profesor titular de Biomecánica de la
Actividad Física y el Deporte de la Universidad de León, que ha
participado en la conferencia Deporte y Tercera Edad, organizada por la
Escuela de Estudios Universitarios Real Madrid-Universidad Europea de
Madrid. En opinión de Izquierdo, "la pérdida de masa muscular en
ancianos es reversible",
Si una persona no puede ejercer una
fuerza de 3 newtons por metro y kilogramo de peso es muy difícil que
pueda ser capaz de realizar tareas de la vida diaria. "No es sólo un
problema de masa, sino también de activación neural". Este hecho es
mucho más grave si se tiene en cuenta que el 92 por ciento de los
ancianos mayores de 65 años no realizan ninguna clase de ejercicio; un
66 por ciento se pueden considerar sedentarios y un porcentaje similar
de mujeres mayores de 74 años no pueden elevar un peso por encima del
hombro. "Un programa de ejercicio que se realiza dos días a la semana
durante 16 semanas ha demostrado que mejora la capacidad funcional no
sólo en personas de 40 años sino también en las de 70".
¿Qué
tipo de ejercicio es recomendable? El equipo de Izquierdo ha observado
que las cargas no deben ser máximas, sino que se obtienen los mismos
beneficios con cargas submmáximas: "El volumen óptimo debería ser
aproximadamente el 50 por ciento del máximo y en series de entre 10 y
12 repeticiones. Estas cargas han de elevarse progresivamente. El peso
recomendado en ejercicios de fuerza debe ser con el que el paciente
pueda hacer 30 repeticiones, pero no ha de realizar más de 8 en cada
tanda". La selección de la intensidad es fácil: "Es con la que el
enfermo podría hacer ejercicio durante 3 ó 4 horas, aunque cada serie
no tiene que durar más de 20 minutos".
Aún se sabe pocoIzquierdo
opina que aún se sabe poco sobre qué tipo de ejercicio se ha de
recomendar a cada paciente: "La Sociedad Americana de Medicina del
Deporte y la de Cardiología en sus guías clínicas recomiendan realizar
deporte entre 2 y 3 días en semana a intensidades entre el 60 y el 70
por ciento de la fuerza máxima; por ejemplo, aconseja elegir un peso
para hacer ejercicios de fuerza con el que el paciente se agote en 12
repeticiones. Estos son consejos demasiado exigentes y difíciles de
conseguir".
El equipo de Izquierdo realizó un programa de
ejercicio con una intensidad menor en personas de 40 y de 70 años. "En
16 semanas las personas de 70 años consiguieron la misma potencia
muscular que las de 40 antes de comenzar a ejercitarse". Las mejoras no
sólo fueron musculares; también se incrementó el reclutamiento de
unidades motoras, mejoró el equilibrio y aumentó la velocidad de la
marcha.
"Un buen tono muscular protege al anciano de la
dependencia, ya que la inactividad tiene un peso más importante que el
paso de los años en el descenso de la capacidad funcional".
Capacidad preventivaEl
ejercicio físico tiene una función terapéutica preventiva, favorece la
independencia y protege de enfermedades relacionadas con la composición
corporal, como la obesidad y el colesterol, las que afectan a la
absorción de la glucosa, como la diabetes tipo 2, y las que tienen
relación con la absorción de calcio, como la osteoporosis.
"Se
ha demostrado que en personas con diferentes pesos, las que tienen una
menor fuerza muscular tienen más probabilidades de padecer síndrome
metabólico. La actividad física también tiene relación con la capacidad
cerebral; de hecho, los sedentarios tienen niveles más bajos de materia
gris y materia blanca elevando el riesgo de deterioro cognitivo.
La
práctica deportiva también aumenta la secreción de osteocalcina
(hormona que promueve la creación de hueso). Esta hormona se ha
demostrado que actúa también sobre el páncreas aumentando la
sensibilidad a la insulina.
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