Especialistas estadounidenses destacan la eficacia del ácido retinoico tópico, la reparación de superficie con láser de dióxido de carbono y las inyecciones de ácido hialurónico
Las arrugas, surcos y bolsas provocadas por el deterioro
estructural dentro de la piel pueden ser realmente combatidos con
algunos tratamientos existentes, que los contrarrestan con eficacia,
estimulando el crecimiento de colágeno nuevo, según señalan científicos
de la Universidad de Michigan (Estados Unidos).
Informan del creciente conocimiento acerca del colapso del
colágeno y su posible renovación, sobre la base de más de una década de
estudios, tal como publican en la edición de mayo de "Archives of
Dermatology". Su artículo especial recoge las conclusiones de decenas
de estudios efectuados desde comienzos de la década de los noventa
hasta el presente, dirigidos principalmente por dermatólogos de la
Universidad de Michigan, para explicar por qué tres tipos de
tratamiento de la piel disponibles son eficaces: el ácido retinoico
tópico, la reparación de superficie con láser de dióxido de carbono y
las inyecciones de ácido hialurónico.
Todos estos tratamientos mejoran la apariencia de la piel y su
capacidad para resistir las lesiones y el desgaste, al estimular el
colágeno nuevo. El colágeno es una sustancia de apoyo clave, que abunda
en la piel joven y se produce en la capa de la piel debajo de la
superficie conocida como dermis. Las conclusiones del estudio en la
Universidad de Michigan muestran que el deterioro de la estructura
firme y juvenil de la dermis es un factor muy importante en el
envejecimiento de la piel, algo mucho más fácil de corregir que los
factores genéticos que, según otras teorías, puedan estar involucrados.
"Los fibroblastos no están determinados genéticamente", dice el
Dr. John Voorhees, quien encabeza el Departamento de Dermatología en la
Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan. Los fibroblastos
son células de la piel que desempeñan un papel clave en la producción
de colágeno. Hemos demostrado que si se hace que entre más colágeno
ello proporciona un ambiente en el cual los fibroblastos se recuperan y
producen más colágeno", añadió.
Los autores esperan que estas conclusiones ayuden al público a
toma decisiones inteligentes en medio de la propaganda de la
multimillonaria industria de productos contra el envejecimiento.
"Queremos educar a los clínicos acerca de lo que ya se ha determinado,
y qué significa en términos de cómo podemos mejorar la apariencia de
las personas", dice el Dr. Voorhees.
La formación y el deterioro del colágeno ocurren en la dermis o
parte interior de la piel, esa capa más gruesa y firme de la piel que
se encuentra debajo de la fina epidermis, o piel exterior, de la misma
forma que un colchón está bajo la sábana. El colágeno consiste de
proteínas que forman una estructura de apoyo en torno a las células de
la piel. En la piel joven el colágeno es firme, elástico y abundante,
como un colchón nuevo. En la piel que envejece la estructura de
colágeno comienza a decaer.
Tal como un colchón de espuma, con el tiempo, se achata en algunas
partes y se pliega a medida que su estructura se deteriora, la piel que
envejece comienza a hundirse y se arruga cuando su colágeno está
disminuido y fragmentado. El ciclo de acontecimientos involucrados en
la pérdida de colágeno es complicado.
A medida que la piel envejece, especies que reaccionan al oxígeno,
asociadas con muchos aspectos del envejecimiento y que están asociadas
con muchos aspectos del envejecimiento, conducen a un incremento en la
producción de la enzima colagenasa que descompone el colágeno. Luego
los fibroblastos, componentes críticos de la piel firme y saludable,
pierden su estado normal de estiramiento. Colapsan y luego se producen
más enzimas de descomposición. Las personas mayores de 80 años tienen
cuatro veces más colágeno descompuesto que las veinteañeras.
"Lo que hace es que está disolviendo nuestra piel -dice el Dr.
Voorhees-. Lo que hay es un ciclo vicioso. Hay que interrumpirlo o el
envejecimiento de la piel está cuesta abajo".
En las personas ancianas, en las cuales la dermis ha perdido dos
tercios o más de su espesor juvenil debido a la pérdida de colágeno, la
piel se rasga y lesiona fácilmente. Las intervenciones para el aumento
del colágeno tienen, de esta manera, además del mejoramiento de la
apariencia el potencial de reducir problemas de salud básicos como las
llagas que ocurren cuando las personas deben permanecer en la cama.
Los investigadores de la Universidad de Michigan sustentan sus
conclusiones en estudios anteriores en los cuales han explorado para
determinar por qué ciertos tratamientos contra el envejecimiento son
eficaces. Un estudio de 2007 analizó Restylane, comercializado como un
"relleno dérmico", y encontraron que las inyecciones del producto
causaban un estiramiento de los fibroblastos y de esta manera a la vez
que promovían la producción de colágeno nuevo limitaban la
descomposición del colágeno presente.
En otro estudio de 2007 un equipo de la Universidad de Michigan
ensayó lociones que contenían retinol, una forma de la vitamina A que
se encuentra en muchos productos para el cuidado de la piel, y
determinaron que reducía significativamente las arrugas y la aspereza
de la piel en las personas de mayor edad mediante la promoción de
colágeno nuevo. Otros estudios en la citada universidad han mostrado
por qué algunos tratamientos de láser funcionan y otros, menos
potentes, no funcionan. La reconstrucción de superficie con láser de
dióxido de carbono es eficaz porque remueve la dermis; en el proceso de
reconstitución en tres semanas, se produce colágeno nuevo y joven.
Los autores concluyen que han proporcionado una investigación
necesaria e independiente de la eficacia de los tratamientos
disponibles y futuros para contrarrestar el envejecimiento de la piel.
Los investigadores no tienen vínculos con los fabricantes de los
productos que estudian.
Arch Dermatol. 2008;144(5):666-672
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