La aplicación de programas en el ámbito laboral contra la inactividad física y los hábitos no saludables es una medida altamente efectiva para mejorar el estado de salud
La tasa de mortalidad provocada por enfermedad cardiaca, accidentes
vasculares cerebrales, cáncer y diabetes va a aumentar aproximadamente
en un 17% en el periodo que comprende del 2005 al 2015. Para luchar
contra estas enfermedades no transmisibles, las autoridades
internacionales apuestan por aplicar una estrategia mundial que se
lleve a cabo en el ámbito laboral. Las investigaciones demuestran hasta
ahora que la efectividad de los programas de promoción de salud desde
el trabajo es mayor que los que se realizan desde otros ámbitos.
Los programas realizados contra la inactividad física y los hábitos
no saludables desde el lugar de trabajo han demostrado ser eficaces
para reducir el gran impacto que tienen en el desarrollo de
enfermedades llamadas a ser epidemias del siglo XXI: obesidad, diabetes
y enfermedades cardiovasculares. Así lo señala un estudio llevado a
cabo por el Foro Económico Mundial y la Organización Mundial de la
Salud (OMS), presentado recientemente en Ginebra con motivo de la 61ª
Asamblea Mundial de la Salud y que ha reunido a más de 1.500 expertos.
En el encuentro también se analizaron cuestiones de salud como la
gripe pandémica, la salud pública, innovación y propiedad intelectual,
mutilación genital femenina, estrategias para reducir el uso nocivo del
alcohol y papel del cambio climático en la salud.
Salud desde el trabajo
El trabajo determina en cierto grado la salud del trabajador; puede
actuar como factor pernicioso o como promotor de la misma. Ante ello,
el informe hecho público por la OMS y el Foro Económico Mundial llama a
luchar contra la inactividad física y a evitar los hábitos
perjudiciales, factores de peso en la aparición de obesidad, diabetes y
el conjunto de todas las enfermedades cardiovasculares. Según datos que
se extraen del documento, se espera que en 2015 aumenten estas
enfermedades, lo que supondrá una pérdida económica de casi 127.000
millones de euros.
Los expertos insisten en combatir la lacra de las enfermedades crónicas desde el lugar de trabajo
Los programas para aumentar la salud del trabajador tienen un
impacto directo en la productividad del propio trabajador, mejoran la
imagen corporativa y además disminuyen el coste de tratamientos
médicos. Con estos supuestos, los expertos quieren favorecer que las
empresas inviertan en programas de promoción de la salud en el trabajo.
Dietas malsanas o poco saludables con excesivo consumo de calorías, el
sedentarismo y el hábito tabáquico son los factores más importantes en
la aparición de estas enfermedades, que suponen una tasa de mortalidad
anual en todo el mundo de 35 millones de personas y que, según los
especialistas, aumentará a 47 millones de muertes al año en los
próximos 25 años.
Asimismo, cuando esta situación se da en países en desarrollo, se
entremezclan otras problemáticas, como enfermedades infecciosas, malas
condiciones maternales y perinatales y problemas de nutrición adecuada.
El informe señala que existen evidencias científicas de peso que
argumentan que seguir una dieta sana, con actividad física moderada (al
menos 30 minutos de ejercicio moderado, cinco días a la semana), ayuda
en la prevención de estas enfermedades. Por este motivo, insisten en
combatir la lacra de las enfermedades crónicas desde el lugar de
trabajo.
Participación del trabajador
Aunque los especialistas asumen que los programas de promoción de
salud en el lugar de trabajo son beneficiosos, también es verdad que
una vez puestos en marcha tienen poca participación, ya sea por ser
poco adecuados o por la poca sensibilidad de los trabajadores hacia el
factor de riesgo diana. Existen evidencias científicas de que estos
programas tienen mayor aceptación cuando se realizan desde el ambiente
profesional y dentro del horario laboral que cuando se realizan desde
la comunidad.
Los estudios de más envergadura se han realizado en EE.UU. y el
norte de Europa, sobre todo los relacionados con factores de riesgo
asociados con cáncer y enfermedades cardiovasculares. En un estudio
realizado en Cataluña y Baleares con 167 trabajadores de ambos sexos y
de distintas clases sociales, del sector hotelero, metalúrgico,
sanitario, de la Administración local y una universidad, los resultados
señalan que las conductas de riesgo para el cáncer suelen ser
frecuentes, al menos entre los trabajadores de la muestra.
Un 79% demostró interés por los programas de promoción de la salud,
pero no tanto para participar en ellos. La participación fue mayor
entre trabajadores del ayuntamiento y menor entre el ámbito
universitario. Dieta y ejercicio físico serían los factores de riesgo
más susceptibles a la intervención y mejor aceptados, seguidos de los
programas asociados al sobrepeso y al hábito tabáquico.
Enfermedades altamente evitables
Enfermedades crónicas como las relacionadas con el sistema
cardiovascular o cerebrovascular y ligadas íntimamente a la vida de los
países desarrollados, según un reciente informe de la OMS, ya son la
primera causa de mortalidad en el mundo. Además, el progresivo
envejecimiento de la población y el aumento de la esperanza de vida,
sobre todo en países con ingresos medios y bajos, hará que la
mortalidad por enfermedad no contagiosa se incremente de forma
representativa. Además, los datos ya apuntan que casi la mitad de las
personas de edad avanzada están afectadas como mínimo de dos
enfermedades crónicas, lo que no augura un futuro esperanzador.
En el informe se señala el predominio de factores de riesgo como el
hábito tabáquico, la obesidad o la elevada ingesta de alcohol pueden
ocasionar una morbimortalidad de cifras estremecedoras. En el caso del
tabaco, más del 80% de los 8,3 millones de fallecimientos asociados se
darán en países en desarrollo. Lo preocupante es que son factores de
riesgo modificables. Un ejemplo es la obesidad infantil, en la que las
cifras no dejan de crecer, incluso en países con rentas bajas, con el
impacto que supone para la salud.
ENWHP
A partir del Programa de acción comunitario de promoción,
información, educación y formación en materia de salud, favorecido por
la Comisión Europea a través de la DGSANCO (Directorate General for
Health and Consumer Affairs), surge, en 1996, la Red Europea de
Promoción de la Salud en el trabajo (ENWHP), una herramienta que ha de
favorecer el intercambio de información, desarrollo y propagación de
buenas prácticas en promoción de la salud en el trabajo, así como la
cooperación nacional e internacional en este ámbito.
En la ENWHP, bajo el lema "Trabajadores sanos en empresas
saludables", participan Institutos de Seguridad y Salud en el Trabajo,
de Salud Pública, de Promoción de la Salud y entidades de seguro social
obligatorio, todo ello con un fin común: velar por mejorar la salud y
el bienestar de los trabajadores además de reducir el impacto de los
daños asociados al lugar de trabajo. En la actualidad, esta red europea
cuenta con 28 oficinas nacionales correspondientes a todos los Estados
Miembros de la Unión Europea.
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