Vecinos, escolares y liceales de la ciudad de La Paz fueron partícipes
de la inauguración del monumento al recordado médico y filósofo
Maimónides. Destacado sabio rabino de la Edad Media. El intendente Municipal de Canelones Dr. Marcos Carámbula y el Embajador de Israel Yoel Barnea, encabezaron la
ceremonia que se realizó el pasado 25 de mayo en el predio ubicado frente al Cementerio
Judío de la ciudad de la 5ª sección del departamento. En dicho
terreno, que fue donado a la Comisión del Barrio Porvenir, por parte
del Comité Central Israelí en Uruguay, se construirá uno de los
espacios públicos que prevé el Proyecto “100 Plazas” que promueve la
Comuna Canaria. Transcribimos las palabras pronunciadas en la ocasión por nuestro colaborador y amigo Dr.
Antonio L. Turnes...
Palabras pronunciadas en la ocasión de la inauguración Plaza Maimónides en La
Paz por el Dr.
Antonio L. Turnes...
Autoridades municipales de Canelones; Autoridades nacionales presentes; Señores Embajadores; Estimadas amigas y amigos:
Hoy es un día de júbilo. Reunidos
en La Paz, una joven ciudad apenas centenaria, de nombre evocador y simbólico.
Frente a los lugares donde reposan eternamente tantos inmigrantes judíos de
todas las procedencias y sus descendientes, que con su trabajo e
inteligencia han ayudado a la
construcción de nuestro País. Y a ellos
se unen los ciudadanos de La Paz que reposan también aquí enfrente. Es
un día de júbilo porque venimos a honrar la memoria de un grande hombre, a
quien Sir William Osler llamó “el Príncipe de los Médicos”, ya que en vida
había sido el médico de príncipes; y otros denominaron “El Águila de la
Sinagoga” por su altura de pensamiento magistral. Y que nuestro querido amigo
el Gran Rabino Dr. Mordejai Maarabi nos iluminó con una síntesis elocuente que
se grabó en la piedra: “Águila entre los Sabios”, para definir en este punto a
Maimónides.
Que fue médico, filósofo, teólogo,
rabino, codificador de la ley judía, quien realizó obra inmensa en todos esos
diversos campos. Nacido en Córdoba, en Al Ándalus, la Andalucía actual, en
España, hace 873 años, el 30 de marzo de 1135, cuando esa tierra estaba bajo el
dominio del Islam, que se mantuvo durante siete siglos. Una ciudad ejemplar
donde convivieron las tres culturas con sus tres religiones monoteístas: judíos,
musulmanes y cristianos. Famosa por la sabiduría que almacenaban sus ricas
bibliotecas, y que dio tantos talentos particularmente en la Medicina, como
Averroes, médico y filósofo y Al Gafequi, célebre oculista, que operaba allí
cataratas en el siglo XII. Córdoba, “la
Perla de Occidente”, fue su cuna; de la cual guardó él siempre fiel recuerdo,
suspirando por ella.
Pero Maimónides debió emigrar con
su familia por la persecución islámica
desatada, por efecto de la intolerancia y el fundamentalismo, exiliándose
primero en otras ciudades próximas, más tarde en Fez, luego en El Cairo, donde
finalmente falleció el 13 de diciembre de 1204. Su educación religiosa descolló
permitiéndole aportar obras fundamentales como la Mishné Torá o Repetición de
la Ley (también llamada “La Mano Fuerte”) con lo que se transformó en uno de
los codificadores honrados hasta hoy por los más altos juristas, por su
contribución fundamental a sintetizar las enseñanzas recogidas en el mar del
Talmud y la Ley Judía.
Maimónides, también conocido en el
mundo hebreo como el RaMBaM (acróstico de Rabi Moisés ben Maimón) escribió “La
Guía de Perplejos” (Moré Nebukin). Dicho
en sus palabras: “La razón de ser del presente
Tratado en toda su integridad, y de todos sus similares, es el estudio
científico de la Torá en su auténtico sentido, o más bien ilustrar al hombre
religioso en cuya alma está anclada la verdad de nuestra Ley como objeto de
creencia, que se muestra perfecto en su religiosidad y costumbres, ha estudiado
las ciencias filosóficas y conoce sus secretos, y al cual la razón humana atrae
y guía a sus dominios; pero se encuentra desorientado por la exterioridad de la
Torá y aquello que siempre entendió u otros le imbuyeron respecto a dichos
términos polivalentes, metafóricos o anfibológicos, reducido a un estado de perplejidad
y confusión: o adherirse a lo que al respecto aprendió conforme a su saber y
entender, y entonces se imaginaría haber traicionado los fundamentos de su Ley,
o bien atenerse a lo que captó sin dar entrada al raciocinio”. Ésta
es una obra filosófica fundamental en la que analiza, trasmite y discute las
principales ideas y teorías de los filósofos griegos, particularmente
Aristóteles, que serviría para trasmitir sus enseñanzas a los escolásticos
cristianos de la Edad Media, particularmente santo Tomás de Aquino, enseñando a
compatibilizar la Razón con la Fe.
Y una obra médica monumental,
producto de sus conocimientos de los clásicos Hipócrates, Galeno, Al Farabi,
Avicena, a los que analizaba, rescatando o rechazando sus conceptos con juicio
severo, desarrollando el espíritu crítico, que en todas las materias le
obligaba a aceptar sus afirmaciones por su lógica interna y no por la autoridad
de quien las había pronunciado. Consejero y médico de la Corte del Sultán
Saladino, donde atendía a los Príncipes, sus esposas, y oficiales, así como a los pobres cuando llegaba extenuado a su
casa, en Fostat, distante de El Cairo donde estaba el palacio del Sultán. Escribió
para ellos valiosos libros de Medicina Preventiva siendo un precursor en la
aplicación de uno de los mejores instrumentos del médico: el cuidado de la
salud a través de la educación, para evitar los desbordes de la vida licenciosa
que llevaban los Príncipes, mediante el cuidado de la dieta, el ejercicio y el
ambiente. Como en su Tratado sobre el Asma, con tan sabios consejos para buscar
lugares de vivienda saludables, lejos de la polución de la ciudad. En su tratado de Toxicología que dio frutos
hasta el siglo XIX. En su trascendente señalamiento de la importancia de los
padecimientos del alma y el aparato psíquico en la causa de las enfermedades,
hecho negado por sus predecesores médicos, que tanta trascendencia tendría
hasta que otro médico judío, Sigmund Freud, a comienzos del siglo XX,
terminaría desarrollando.
Fue un referente ético en la
Medicina y en la vida; gran consejero de
pacientes y de comunidades, y supo consolar a los judíos de otras partes, que
eran objeto de persecución y exterminio si no renunciaban a su fe, como hizo
con su Epístola a los Judíos del Yemen.
Esta personalidad tan relevante,
que estuvo oculta a las miradas de los siglos
por la persecución, el fanatismo y la intolerancia. Intolerancia que no
fue sólo de los árabes y cristianos, sino también de los propios judíos que en
algunas comunidades discrepaban fuertemente con el pensamiento crítico
renovador del gran RaMBaM. Y así fueron quemados ya desde el propio siglo XII
sus libros, como sucedería muchos siglos más tarde, con las obras de otro gran
médico judío, recién nombrado, fundador del psicoanálisis, bajo la ferocidad
del nazismo.
Pero es éste de hoy, sobre todo, un
acto de reafirmación de la Paz, la Tolerancia y la Diversidad, para tomar de su
ejemplo la sabiduría necesaria para aplicar a nuestra convivencia en el país,
en la región y en el mundo.
Sin duda muchos amigos quisieran
estar con nosotros hoy, en sintonía con este justo homenaje, pero muchos de
ellos radicados o en viaje al exterior, no lo pudieron hacer. Por eso, les
trasmito, desde Tel Aviv, el cálido saludo del ex Embajador de Israel nuestro
querido amigo Joel Salpak, como
símbolo y síntesis de todos ellos, adhiriendo a esta ceremonia. Con él y otros
amigos aquí presentes, levantamos el primer recordatorio a Maimónides, en una
plaza de Montevideo, en ocasión del 800 aniversario de la muerte del RaMBaM, en
diciembre de 2004, con el apoyo entonces del Intendente Arquitecto Mariano
Arana y la actual Ministra de Salud Pública, la Dra. María Julia Muñoz Melo.
En este homenaje se han unido la
sensibilidad del Intendente Municipal de Canelones, el Dr. Marcos Carámbula,
con quien compartimos una vieja amistad y trabajo en común desde nuestra época
de estudiantes, que mucho antes de acceder a la Comuna Canaria se acercó admirado
a la obra de Maimónides; de las Comunidades Sefaradí e Israelita del Uruguay, a
la Federación Médica del Interior y el Sindicato Médico del Uruguay, que
honrando a un gran médico rememoran también a muy queridos médicos judíos que
nuestro país ha tenido y que descansan aquí enfrente, o en otras partes del
mundo, como el primer presidente de la FEMI,
el Dr. Isaac Hojman que trabajó en San Carlos, Maldonado, muerto en su exilio
en Afula, cerca de Tiberíades, en el norte de Israel, donde reposan los restos
de Maimónides, o de nuestro entrañable Dr. Manuel Liberoff, destacado
integrante del Comité Ejecutivo del Sindicato Médico y médico de los pobres en
una amplia zona de Montevideo en Carrasco Norte, desaparecido en Buenos Aires
el 18 de mayo de 1976. Ambos en nuestro tiempo víctimas de las más crueles
expresiones de intolerancia. Y lo hacemos en el año y mes en que se
conmemoran los 60 años de la Independencia del Estado de Israel, de su creación
a través de la decisión de las Naciones Unidas, en cuya gesta tuvo tan
destacada participación el Embajador uruguayo Profesor Enrique
Rodríguez Fabregat. Permitiéndole así reubicarse en su lugar de origen a un
pueblo único en la Historia, que supo con tenacidad guardar y trasmitir la Ley
Mosaica y las Sagradas Escrituras, a través de 3.000 años de persecuciones,
exterminios, diáspora y exilio.
Por eso vivimos un día de júbilo, pero
a la vez de reflexión, y de valoración de la memoria, para que la obra y el
ejemplo de este sabio judío sefaradí nos
acompañe cada día, y para que la Paz, la Diversidad y la Tolerancia [que es el
respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o
contrarias a las propias] sean las luces que nos guíen y permitan mayores
desarrollos de todas las actividades humanas.
Muchas gracias.
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