Cuando las personas detenidas en prisión recuperan su libertad deberían aumentar el consumo de pescado o de suplementos de omega 3 para reducir el riesgo de sufrir una recaída, sugirió un psicólogo.
"¿Por qué no intentarlo? ¿Cuál sería el problema?", dijo el
doctor Adrian Raine, profesor de Criminología, Psiquiatría y
Psicología de la University of Pennsylvania, durante su
presentación en el IV Congreso Brasilero del Cerebro, el
Comportamiento y las Emociones. "Los ácidos grasos omega 3 (...) demostraron mejorar el
funcionamiento del cerebro y reducir el comportamiento
violento. Y, realmente, los prisioneros comen poco pescado",
dijo el especialista a Reuters Health. La propuesta surge de una creciente y controvertida
cantidad de evidencia que le atribuye la criminalidad a
factores biológicos, como una disfunción genética en la corteza
prefrontal. La predisposición biológica explicaría por lo menos
el 50 por ciento de la criminalidad, estimó Raine. En este contexto, la intervención nutricional entre las
personas en prisión sería una forma "naturista" de corregir los
cerebros en riesgo. "No sólo permitiría prevenir (nuevos)
delitos, sino que también facilitaría el uso de otros
tratamientos, como la terapia cognitiva-conductual", añadió. La hipótesis de Raine surge de los resultados de algunos
ensayos "convincentes" con niños y adultos. Un estudio en el 2002 sobre 231 prisioneros ingleses
jóvenes demostró que el consumo de suplementos nutricionales
con ácidos grasos omega 3 durante, por lo menos, dos semanas,
estuvo relacionado con un 35 por ciento menos de delitos a los
cinco meses. En otro estudio, realizado por Raine y publicado en
American Journal of Psychiatry en el 2003, un grupo de niños de
entre 3 y 5 años participó en un programa de "enriquecimiento
ambiental" que incluyó una dieta enriquecida con pescado,
ejercicio y estimulación cognitiva. Veinte años después, la tasa de criminalidad en el grupo
había disminuido un 35 por ciento. Un tercer estudio, publicado en el 2005, demostró que el
consumo de suplementos de omega 3 durante cuatro meses
disminuyó la agresividad en niños normales de entre 8 y 11
años. Asimismo, un análisis realizado en varios países en el 2001
halló una relación directa entre el consumo de pescado y una
reducción de la tasa de homicidios. Una intervención nutricional, combinada quizás con terapia
cognitiva conductual, no sólo beneficiaría a los prisioneros
sino también a los niños agresivos y a otros grupos en riesgo
de manifestar conductas antisociales. "El aceite de pescado y los ácidos grasos omega 3 mejoran
las estructuras cerebrales y la atención; y quizás (las
personas violentas) necesiten corregir el funcionamiento
cerebral para aprender las instrucciones que regulan las
emociones", opinó Raine. Se desconocen las dosis efectivas de omega 3 o de consumo
de pescado para prevenir las conductas antisociales o las
recaídas delictivas, pero el investigador sugirió que alrededor
de 1 gramo por día de omega 3 ó 2-3 comidas con pescado por
semana podría ser lo más adecuado. Bernard Gesch, investigador del Departamento de Fisiología,
Anatomía y Genética de la Oxford University y director de
Natural Justice, una organización sin fines de lucro en Oxford
que investiga las causas sociales y físicas de las conductas
delictivas, consideró "interesante" la sugerencia de Raine. "Pero la nutrición es una cuestión de equilibrio. La
ausencia de varios nutrientes, como las vitaminas y los
minerales, influye en el cambio de conductas. El omega 3 es
sólo uno", dijo Gesch a Reuters Health por correo electrónico. Gesch, autor principal del estudio inglés realizado en el
2002 sobre el efecto de los suplementos nutricionales sobre el
comportamiento de los prisioneros jóvenes, señaló que su equipo
comenzará un nuevo ensayo más grande con 1.000 prisioneros
financiado por Wellcome Trust. "Demorará unos dos años. No sólo trataremos de confirmar
que la nutrición modifica el comportamiento, sino que
exploraremos cómo lo hace", adelantó. "Es un enfoque simple
para prevenir las conductas antisociales y el único riesgo de
una mejor alimentación es una mejor salud", agregó el experto. Según datos del Departamento de Justicia de Estados Unidos
sobre 15 estados, casi el 70 por ciento de los liberados son
arrestados nuevamente por un delito menor o una falta grave
dentro de los siguientes tres años. El 47 por ciento de los ex-prisioneros regresan a la cárcel
por un delito y el 25 por ciento recibe una nueva sentencia
judicial.
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