Un estudio con una duración de más de 20 años concluye que los pacientes que engordaron durante ese período se presentaron un menor riesgo de muerte que el resto.
Aumentar
de peso a lo largo de los años podría ser un buen síntoma para los
pacientes con diabetes tipo 1, según un estudio de la Universidad de
Pittsburgh que se ha hecho público durante las Sesiones Científicas de la Asociación Americana de la Diabetes,
que se celebran estos días en San Francisco (Estados Unidos). El
estudio siguió a 655 pacientes con diabetes tipo 1 durante 20 años y
descubrió que aquellos que ganaban peso con el tiempo tuvieron menos
probabilidades de morir durante el período de estudio.
Los resultados están basados en participantes del
Estudio de la Epidemiología de Complicaciones por Diabetes de
Pittsburgh, un estudio prospectivo a largo plazo que comenzó en 1986.
Los pacientes, con una media de edad de 28 años cuando comenzó su
participación y 44 años a su finalización, fueron diagnosticados de
diabetes tipo 1 entre 1950 y 1980.
Los investigadores midieron el índice de masa
corporal (IMC) y la circunferencia de la cintura y evaluaron su IMC
cada dos años durante el período de estudio. A lo largo del seguimiento
se produjeron 147 fallecimientos.
Los resultados muestran que los pacientes cuyo
IMC aumentó durante el estudio entre 2 y 11 puntos (aproximadamente
entre 4,54 y 24,95 kg), tuvieron una tercera parte menos de
probabilidades de morir que aquellos con aumentos más pequeños en su
IMC. Esto indica, según los investigadores, que el aumento de peso
podría proteger a las personas con diabetes tipo 1 de una muerte
prematura.
Según explicó el Dr. Trevor Orchard, autor del
estudio, "aunque el aumento de peso en la vida adulta está típicamente
asociado al aumento de la mortalidad, este podría no ser el caso de las
personas con diabetes tipo 1". Según este investigador, que los
pacientes aumenten de peso de una manera razonable podría ser un signo
de que consiguen la insulina suficiente y que están controlando de
forma adecuada la enfermedad, algo que podría explicar en parte por qué
quienes engordaron con el tiempo presentaron menor riesgo de mortalidad.
Los investigadores también examinaron los rangos
de IMC y mortalidad y no descubrieron diferencias en la mortalidad
entre quienes tenían un IMC asociado al sobrepeso (entre 25 y 30
puntos) y el asociado a un peso normal (entre 20 a 25 puntos). Por otro
lado, descubrieron que tener un IMC de un peso por debajo de lo normal
(menos de 20 puntos) o de obesidad (de 30 puntos o más) fue un fuerte
predictor de mortalidad.
Cuando los investigadores controlaron la
circunferencia de la cintura, aquellos pacientes con un IMC de peso por
debajo de lo normal eran los que más riesgo de mortalidad tenían,
mientras que aquellos con un IMC de sobrepeso u obesidad tenían un
menor riesgo de mortalidad en relación a aquellos con un IMC normal.
Según los autores, estos resultados no son una
recomendación para las personas con diabetes tipo 1 de que deban
engordar, pero aumenta la posibilidad de que las recomendaciones de
peso en estos pacientes sean distintas a las de la población general, y
hace hincapié en la compleja relación entre grasa corporal y mortalidad
en la diabetes.