El primer foro global sobre la tuberculosis y el VIH, celebrado en la sede de la ONU en Nueva York, ha puesto sobre la mesa unos datos que empiezan a alarmar a los profesionales de la salud: la tuberculosis se cobra 4.000 vidas diarias, pese a ser una enfermedad curable desde hace más de medio siglo, y se estima que este año, 230.000 personas con VIH, que reciben los antirretrovirales para controlar el sida, morirán por la dolencia pulmonar.
La reunión, en la que han participado jefes de Gobierno, ministros y
personalidades como el ex presidente de EEUU Bill Clinton, se ha
centrado en vincular la epidemia de sida con la de la tuberculosis, que
es la primera causa de muerte de los pacientes seropositivos y una de las 10 principales causas de muerte en el mundo.
"La poca atención que se está prestando a la tuberculosis está
minando las recientes mejoras que hemos realizado en el campo del
sida", advierten desde la ONU, que pide "una llamada a la acción
y un esfuerzo por controlar de manera conjunta ambas epidemias porque,
si no lo hacemos, el impacto económico, social y humano será mucho peor
que ahora".
Para Ban Ki Moon, Secretario General de la ONU, "nadie debería morir
de tuberculosis, que es una enfermedad que se puede prevenir y curar en
un siglo XXI lleno de avances tecnológicos". Y critica que "no hayan
suficientes inversiones para encontrar métodos de control, prevención,
diagnóstico y tratamiento de la tuberculosis en los pacientes con sida".
Los progresos conseguidos a lo largo de la década para facilitar los tratamientos antisida
se están viendo amenazadas por el resurgimiento de este viejo enemigo.
Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalan que la
tuberculosis ha sido ignorada por la comunidad internacional, pese a
que en los últimos 15 años el número de casos se ha duplicado en los países con las tasas más altas de infección por VIH.
La resistencia
La tuberculosis, que se transmite de persona a persona
fundamentalmente por vía aérea, se ha hecho fuerte y cada vez más
resistente a los fármacos. De hecho, en Sudáfrica ya se han detectado más de 1.000 casos de la cepa más resistente, para la que los medicamentos no son eficaces.
Ban Ki Moon explica que esta situación limita las opciones para
combatir la enfermedad y deja muy pocas posibilidades de reducir las
muertes que causa, ya que el tratamiento para la tuberculosis extremadamente resistente es muy caro y poco eficaz.
Bill Clinton, que intervino brevemente, resaltó la importancia de
facilitar a los pacientes de los países más pobres el acceso a las
medicinas que necesitan para sobrevivir, que en muchas ocasiones están
por encima del precio que pueden pagar ellos o los sistemas de salud de
sus países. Así, destacó que ésa ha sido una de las metas de la
fundación que lleva su nombre, y a través de la cual ha conseguido
alcanzar acuerdos con empresas farmacéuticas para que reduzcan sus
precios.
Por su parte, el enviado especial de la ONU para frenar la
tuberculosis, el ex presidente de Portugal Jorge Sampaio, destacó que
la tuberculosis supone "un gran obstáculo al desarrollo",
debido a que la mayoría de las víctimas se trata de adultos en edad
laboral. El ex mandatario luso abogó por "asociar" las investigaciones
y la lucha contra el Sida y la tuberculosis, que el Programa de las
Naciones Unidas sobre el Sida (ONUSIDA) califica de "doble epidemia".
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