La saliva también es un marcador a tener cuenta para valorar la presencia de distintos trastornos. Un grupo de expertos estadounidenses ha creado un biochip que, a partir de una muestra de la citada sustancia, es capaz de detectar si un paciente está sufriendo un infarto cardiaco o cuentan con un alto riesgo de padecerlo.
John McDevitt, profesor de Bioquímica de la Universidad de Texas, en Austin (EEUU), es el principal autor de este proyecto. Tal y como él explica, su prueba se basa en medir los niveles en saliva de una serie de proteínas relacionadas con el infarto.
Los expertos colocan una muestra del paciente en una tarjeta con
distintos orificios y provista de un nano-biochip. A continuación, este
dispositivo se introduce en un aparato donde se lleva a cabo todo el
análisis.
El sistema se basa principalmente en cuatro de las 32 proteínas
que los científicos relacionaron con el riesgo de sufrir un ataque al
corazón. Cada uno de estos biomarcadores se ilumina con un color
distinto, gracias a unos tintes fluorescentes, lo que facilita su
lectura. Dependiendo de las cifras que se obtengan se concluye si el
paciente está sufriendo un infarto o no.
Aunque para analizar la saliva se requieren herramientas bastante
más sensibles que para la sangre, los especialistas aseguran que con la
primera prueba se pueden detectar los marcadores de riesgo de una
manera más precoz. Y basan su afirmación en la actividad que presenta
la mioglobina, cuya presencia alcanza un nivel máximo con gran
celeridad (unas cuatro horas).
Como complemento al electrocardiograma
En este sentido, sus creadores proponen incorporar esta prueba en
las consultas médicas y en los centros de salud, para que complemente
al electrocardiograma. Y añaden que podría ser de especial valía en las
personas con síntomas atípicos, que a menudo reciben un diagnóstico
erróneo.
Hasta ahora, el equipo del profesor McDevitt ha probado su herramienta en 59 pacientes,
de los que 29 padecieron un infarto. Entre los que sólo se sometieron a
un electro, los expertos fueron capaces de identificar un 67% de los
ataques cardiacos. Este porcentaje contrasta con el 97% logrado en los
sujetos que se realizaron las dos pruebas, la de saliva y la que mide
la actividad eléctrica del corazón.
Para confirmar estos resultados, los investigadores estudiarán la
eficacia de usar el nanochip en las ambulancias. Se estima que el chip,
que no es reutilizable, podría rondar los 20 dólares (casi 13 euros)
cuando llegue al mercado. El mayor coste corresponderá al aparato en el
que se procesan las muestras.
No es el primer trabajo que analiza el papel de la saliva en el
diagnóstico de enfermedades. Hace un par de años, un grupo de expertos
de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) presentó un
dispositivo capaz de detectar trastornos como la diabetes o el cáncer de mama.
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