El tema volvió a dispararse con un caso que conmueve a toda España:
el de dos menores, de 12 y 13 años, que están siendo tratados como
adictos al teléfono móvil. Lo cierto es que cada vez más chicos tienen
uno para su uso exclusivo.
Ya es mucho más que una anécdota: el uso abusivo de celulares puede
convertirse realmente en un problema. Detrás de su aparente inocencia,
la utilización excesiva de teléfonos móviles es capaz de desencadenar
problemas de conducta y, paradójicamente, de comunicación. Y hasta
puede generar adicción.
El
alerta lo está dando en estos días un caso que conmueve a España: es el
de dos chicos, de 12 y 13 años, que están en tratamiento por el uso
adictivo de esta "droga" tecnológica a la que cada vez más niños tienen
acceso. Los menores, que sufren un trastorno de conducta por el uso
desmesurado del aparatito, están siendo atendidos en el Centro de Salud
Mental Infantil y Juvenil de Lleida. "Es la primera vez que aplicamos
un tratamiento específico para curar una dependencia a un teléfono
móvil", dijo Maite Utgés, directora del centro, al diario La
Vanguardia. "Los dos presentaban un trastorno de conducta y en ambos
casos la situación degeneró en fracaso escolar", agregó la especialista.
La
adicción al celular quedó evidenciada cuando los médicos constataron
que si les sacabaN el teléfono "ambos tenían serios problemas para
llevar una vida normalizada". Su dependencia era tal que los chicos no
eran capaces de cumplir con las tareas propias de su edad,
especialmente las escolares. Por eso, lo primero que se hizo fue
alejarlos de la "droga", que consumían durante cinco a seis horas por
día. "Eso es mucho tiempo", alertó Maite Utgés.
El móvil era
utilizado para hablar, enviar mensajes de texto o entretenerse con los
jueguitos. "Cuando se llega a un extremo de dependencia tan fuerte no
resulta nada fácil, para esos menores, dejar de usar de golpe el
móvil", agregó. Los chicos tenían celular desde hacía un año y medio y
lo utilizaban sin ningún control por parte de sus padres.
Para
la licenciada Pía Castillo, psicopedagoga, "a esa edad, el excesivo
intercambio de mensajes de texto atenta contra el desarrollo del
lenguaje, lo deforma y crea un lenguaje nuevo. Además, los chicos
tienen el celular prendido mientras están en clase y eso les ocasiona
problemas en el rendimiento intelectual y distracción, y perjudica su
capacidad de atención. En el colegio genera conflictos de disciplina:
hay colegios que decidieron prohibir su uso porque les crea problemas
de autoridad y no saben si obligarlos a apagarlos o sacárselos".
En
cambio, el psicoanalista de chicos y adolescentes Juan Carlos Volnovich
considera que hay que tener cuidado al hablar de adicciones. Más bien
cree que se trata de "un prejuicio por parte de los adultos con
respecto a las nuevas tecnologías, por la diferencia que hay entre
inmigrantes digitales (los adultos) y nativos digitales (los chicos)".
Y se pregunta: "¿Quién dice que es adicción? ¿Quién de nosotros cuando
era adolescente no hablaba horas por teléfono con la novia o los
amigos?" Sin embargo, señala que puede haber predisposición a tener
conductas adictivas porque hay estructuras psicológicas que así lo
determinan, aunque en el caso de los chicos, dice, se da más la
adicción a los psicofármacos.
En uno de los casos de España, el
celular funcionaba con tarjeta y el chico conseguía dinero a espaldas
de sus padres para recargar el teléfono. "Lo hacía con propinas que le
daba su abuela u otros familiares sin explicar el destino que daba a
ese dinero", contó la directora del centro de salud donde está siendo
tratado.
Pero lo más difícil es lograr que esos niños admitan
su adicción. "Por el momento ninguno reconoce esa dependencia, por lo
que hay que ir avanzando poco a poco en el tratamiento, con el que se
busca un cambio conductual", agregó. Y estimó que, si todo sale bien,
necesitarán como mínimo de un año de tratamiento.
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