Unas voces consideran que, en general, los registrados son seguros y
eficaces, y otros opinan que el Invima no tiene la capacidad técnica
para garantizarlos.
La discusión se desató tras una serie de reportes de reacciones
alérgicas graves y la muerte de 81 personas en 11 países, cuyos casos
empezaron a conocerse desde finales del 2007, las autoridades
sanitarias concluyeron que la causa estaba relacionada con lotes de esa
medicina contaminada provenientes de China.
Al parecer este
medicamento, un anticoagulante usado con frecuencia en pacientes con
diálisis y cirugías de corazón, procedía de una compleja red de
pequeños talleres y proveedores locales que escapaban a los controles
de las autoridades sanitarias, incluida la poderosa Administración de
Alimentos y Medicamentos (FDA, por su sigla en inglés) de Estados
Unidos.
En Colombia, el Instituto Nacional para la Vigilancia de
Medicamentos y Alimentos (Invima) decidió, como medida preventiva,
congelar los lotes contaminados y ordenar a los laboratorios que
producen el fármaco el retiro del mercado de lo que se estaba
comercializando.
Francisco de Paula Gómez, presidente de Afidro,
gremio que reúne a las multinacionales de medicamentos, dice que hoy no
es posible tener certeza de que todos los productos son aptos: "Hemos
venido insistiendo al Invima en que deben establecerse controles antes
de concederse registros, no importa si los medicamentos son producidos
en el país, importados, copias u originales".
Para comercializar
sus productos en Estados Unidos, Europa y Canadá, los fabricantes deben
presentar a agencias regulatorias como la FDA y la Emea pruebas que
certifiquen que son seguros y eficaces. Se ha aceptado que algunos,
considerados críticos por sus características (anticoagulantes,
antibióticos, antiepilépticos y tratamientos para el cáncer, entre
otros), sean sometidos a análisis adicionales en laboratorios
oficiales.
El Invima otorga los registros para todos los medicamentos, pero solo con base en pruebas documentales.
Cada
vez son más las voces que consideran que esta es una falla grave,
porque la falta de controles estrictos a los medicamentos que se
comercializan ha permitido el uso de productos de cuya calidad no hay
evidencia. Javier Pérez, presidente de la Asociación Colombiana de
Sociedades Científicas, dice que se están volviendo frecuentes las
quejas de médicos y pacientes según las cuales los fármacos utilizados
en los tratamientos no tienen el efecto que se espera: "Estamos
hablando tanto de los llamados originales como de los genéricos", dice.
En esto coincide Juan Carlos Giraldo, presidente de la Asociación
Colombiana de Hospitales y Clínicas, quien asegura que los sistemas de
farmacovigilancia de algunos centros asistenciales detectan cada vez
más eventos adversos con productos farmacéuticos. "Esto pone en riesgo
la salud y la vida de los pacientes, incrementa los tiempos de
hospitalización por complicaciones y, por consiguiente, eleva los
costos de atención", agrega.
Héctor Zambrano, secretario de
Salud de Bogotá, asegura que su despacho atiende, de manera regular,
quejas de este tipo: "La Secretaría ha tenido que dirimir discusiones
en las que un hospital se niega a seguir usando antirretrovirales
genéricos porque asegura que no son eficaces, mientras otros técnicos
dicen que sí".
El Invima, por su parte, es categórico en decir que sus normas,
procesos y pruebas son idóneos: "Los colombianos pueden estar
tranquilos, no solo con los medicamentos que se producen en el país
sino también con los importados", afirma Martha Cecilia Rodríguez,
subdirectora de medicamentos.
Admite, sin embargo, que la competencia del Invima no le permite
hacer certificación directa sobre las materias primas, la mayoría de
las cuales provienen de otros países, aunque admite pruebas
documentales.
Pruebas sobre genéricos de dos drogas mostraron fallas
Hace dos años, un equipo de investigadores de la Universidad de
Antioquia sometió a análisis a tres genéricos del antibiótico
ampicilina-sulbactam y comparó su equivalencia terapéutica con el
original. En pruebas con ratones los científicos encontraron que la
eficacia bactericida de dos de los genéricos era inferior a la del
original.
A partir del resultado recomendaban que era necesario
que productos similares fueran sometidos siempre a análisis parecidos,
antes de autorizar su uso clínico.
Un estudio similar, llevado a
cabo por el mismo grupo, revisó la eficacia del antibiótico vancomicina
en tres productos genéricos y la comparó con la del original.
Concluyó
que, paradójicamente, los genéricos aumentaban el número de las
bacterias que eran menos susceptibles al medicamentos, mientras que el
original las reducía. Concluyeron que podría representar fallas en los
tratamientos y promover la resistencia bacteriana.
Este tipo de comprobaciones no se hacen en Colombia ni con antibióticos ni con otros medicamentos.
Testimonio de un medicamento que no sirvió
"Hace tres meses el médico de la EPS me diagnosticó una neumonía y
me formuló un antibiótico para que lo tomara por seis días. Me lo tomé
con juicio, pero me tocó ir donde otro médico porque, en lugar de
sentirme mejor, empeoré; tenía fiebre, muchísimo malestar, mareo y
sufría ahogo. A él le mostré la caja de lo que me había tomado; le
llamó la atención el sitio donde lo fabricaron: Kachigam, Daman
(India). Me pareció curioso que me formulara lo mismo (Doxiciclina de
100 mg), pero esa me tocó comprarla en una farmacia.
Me mejoré rápido. Me pareció el colmo lo que pasó, y entonces llamé
a la EPS para contarles que me habían dado una droga que no servía.
Allá me dijeron que eso no dependía de ellos sino de una empresa que
les distribuía los remedios": Desiré Estrada, 60 años.
Medicamentos provenientes de China
El país tiene hoy 96 registros para medicamentos importados de
China, desde complejos fármacos biológicos como el Etanar (etanercept),
para la artritis reumatoidea; pasando por las hormonas tiroideas hasta
el diclofenaco. Los otorgó a laboratorios nacionales y a
multinacionales.
Para medicamentos provenientes de la India hay 870 registros,
también entregados a casas del país o multinacionales que traen los
productos ya hechos de ese país. La mayoría son de uso común, como el
ibuprofeno, el naproxeno y el acetaminofén, para el dolor, o la
ranitidina y el omeprazol (antiácidos). |