Si el amor no tiene edad, el sida tampoco. Las estadísticas señalan que el 53% de los individuos entre los 65 y los 74 años (el 26% entre los 75 y los 85 años) se mantiene sexualmente activo. Y, también, está expuesto al virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Un equipo de la Universidad de Duke (EEUU) ha evaluado la relación coste-beneficio que tendría hacer las pruebas del sida en esta población y concluye que es una medida eficaz.
"Muchos de nosotros asociamos el VIH con los jóvenes, pero los datos indican que el 19% de los infectados reciben el diagnóstico a partir de los 50 años", destaca Gillian Sanders, profesora de medicina en la Universidad y principal autora del trabajo, que se publica en 'Annals of Internal Medicine'. "La edad no protege a nadie del virus. Se es tan vulnerable a los 60 años como a los 16", recuerda.
Por eso, aunque los CDC (los Centros para el Control y Prevención de
Enfermedades de EEUU) recomiendan que todos los ciudadanos con edades
comprendidas entre los 13 y los 64 años se hagan la prueba del sida,
Sanders y su equipo, con miembros de la Universidad de Stanford,
proponen que se incluya también a los pacientes de más edad.
Su afirmación se basa en un trabajo en el que han estimado los
efectos saludables y económicos de un programa voluntario de
'screening' de VIH en personas entre los 55 y los 75 años, cuyo estado
serológico era desconocido. Se tuvieron en cuenta aspectos como el tipo de actividad sexual, el número de parejas sexuales y el sexo de la persona.
Asimismo se imaginaron distintas situaciones, como suponer que el
participante tenía, de media, una pareja con riesgo de estar infectada
o que no iba con múltiples parejas.
Para saber si la eficacia de este programa, los investigadores
estimaron el aumento en la supervivencia que resultaría de la detección
temprana del VIH y de iniciar el tratamiento antirretroviral. Así, para
un paciente de 65 años que descubriera que está infectado, la
identificación del virus a través de las pruebas supondría un incremento de medio año en su esperanza de vida. Para un individuo de 75 años, el aumento sería de cuatro meses.
Dentro del presupuesto
En cuanto a los costes, depende de la prevalencia de la enfermedad
por grupos de edad, de los años del paciente y de si ha tenido una
pareja o una conducta que conlleve riesgo de contagio.
Asumiendo que el 0,5% de la población estudiada tuviera VIH, los
investigadores calculan que las pruebas del sida en los pacientes con
más de 65 años que no son sexualmente activos costaría 55.440 dólares
(unos 35.750 euros al año), mientras que para los individuos
sexualmente activos el coste bajaría hasta los 30.020 dólares (19.360
euros). Para Sanders, estas cifras entran dentro de lo aceptable y de
lo que se considera una buena relación coste-beneficio.
"Nuestro estudio indica que la medida es buena, especialmente si la
persona ha tenido una pareja sexual de riesgo, ya que a esas edades muy pocos utilizan el preservativo",
declara. Eso sí, matiza que "no está indicada para aquellos individuos
cuya esperanza de vida sea más corta debido a enfermedades como el
cáncer o patologías coronarias".
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