El manejo de la hipertensión va más allá de reducir las cifras de presión arterial, ya que es necesario evitar los riesgos asociados. Los últimos datos apuntan a que una intervención precoz, con terapia combinada, revierte el daño vascular que surge en las primeras fases.
Los pacientes en las primeras fases de
hipertensión ya manifiestan lesiones vasculares. Por eso, es necesario
establecer un control precoz y agresivo para evitar estos efectos
colaterales, según ha explicado a Diario Médico Carlos Ferrario,
director del Centro de Investigación Vascular e Hipertensión de la
Universidad Wake Forest, en Carolina del Norte, que ha participado en
la XXVIII Reunión Científica de la Sociedad Europea de Hipertensión y
la XXII de la Sociedad Internacional de Hipertensión, que se ha
celebrado en Berlín.
Estas conclusiones se extraen del estudio
VIOS (Vascular Improvement with Olmesartan Study), llevado a cabo con
la colaboración de Daiichi-Sankyo. Según Ferrario, "es el ensayo con
mayor número de pacientes que valora un antagonista de la angiotensina
II en términos de revertir la hipertrofia vascular".
El trabajo
se ha efectuado en una población de hipertensos en estadio 1 de la
enfermedad. "Son sujetos relativamente jóvenes, que no tienen un perfil
lipídico muy anormal, con lo cual entran dentro de la categoría de los
hipertensos en las fases precoces". Son individuos clasificados por el
VII informe del Joint Committee, de Estados Unidos, como
prehipertensos, "lo que en Europa se conoce como aquéllos con cifras de
presión arterial entre alta y normal".
Por eso, el investigador
ha recordado que "se trata del primer estudio que demuestra que en este
grupo de pacientes hay un aumento significativo de la enfermedad
vascular y que olmesartán, en dosis bajas, revierte completamente en un
año la hipertrofia vascular y normaliza la función vascular periférica.
Esto se ha visto cuando se comparaban los mismos parámetros en sujetos
normales".
Terapia precoz
Ferrario ha
añadido que, como dichos pacientes están en fases muy precoces de la
enfermedad, se asume, sobre todo por parte de los médicos de atención
primaria, que no hay que ser muy agresivos en su manejo. No obstante,
el trabajo indica que ya en las fases tempranas han aparecido lesiones
vasculares.
Así, "se confirma que se debe ser exigentes en el
tratamiento de estos pacientes. Para conseguir las cifras de presión
arterial óptimas hay que administrar también tiazidas y
calcioantagonistas. Es un buen ejemplo de que el manejo del paciente
hipertenso requiere combinación para poder conseguir la normalización
de la presión arterial".
Los efectos adversos no fueron
significativos, y no variaron de los ya conocidos. La indicación
específica del tratamiento combinado es hipertensión arterial, pero el
mensaje del estudio es iniciar la terapia cuanto antes se pueda". Por
su parte, Enrico Agabiti-Rosei, de la Universidad de Brescia, en
Italia, ha apuntado que en el estudio VIOS se han tenido que hacer
mediciones de la progresión de la lesión vascular y "no ha sido fácil
recoger esos datos de la evolución de la macrocirculación.
También
sabemos que la reducción del daño vascular se traduce en menos
episodios cardiovasculares, lo que le convierte en un buen indicador de
riesgo".
Pronóstico
El hecho constatado es
que se puede revertir, lo que sugiere que puede ser de utilidad para el
pronóstico. "Todavía no disponemos de certezas, porque es un estudio de
un año. Tenemos la noción de que la alteración se asocia con una mayor
incidencia de eventos cardiovasculares".
Agabiti-Rosei ha
comentado que quizás se empiece un estudio de características similares
con diabéticos, para ver qué ocurre con el daño renal y si se puede
prevenir la albuminuria. Es un trabajo en el que se pretende reclutar a
más de 4.000 diabéticos.
El investigador italiano ha hecho
hincapié en que los sujetos jóvenes y los adolescentes también tienen
estos problemas. Sólo una minoría de pacientes están bien tratados y
alcanzan cifras de 140-90 mmHg. "Sabemos que si se compara un grupo de
hipertensos por debajo de 140-90 mm Hg con sujetos normotensos, la tasa
de eventos cardiacos es mayor en los hipertensos tratados que en los
sujetos con las mismas cifras que no reciben tratamiento".
Programa europeo
Hace
unos años, Bjorn Dahlof, profesor de la Universidad de Goteborg, en
Suecia, y Alberto Zanchetti, de la Universidad italiana de Milán,
presentaron un proyecto al Parlamento Europeo en el que se argumentaba
que reducir la hipertensión descendía el número de ictus.
Por
eso, se pensó en implantar un programa de prevención, ya que se podría
ahorrar mucho dinero. Enrico Agabiti-Rosei ha destacado que "no hay
duda de que el tratamiento salva la vida a un gran número de pacientes
y actualmente el abordaje se retrasa por ignorancia tanto por parte de
los médicos como de los pacientes. Basta con recordar que muchas
personas nunca se han tomado la tensión arterial".
Huellas genéticas
En
Europa se ha puesto en marcha un estudio a gran escala a cargo de una
red con la colaboración de la Unión Europea con el propósito de conocer
cuál es el mecanismo genético que predispone a desarrollar hipertensión
y las complicaciones asociadas. El proyecto, que cuenta con un
presupuesto de más de 10 millones de euros, pretende descifrar por qué
unos hipertensos desarrollan ictus, otros infartos y otros no tienen
complicaciones.
"Es un asunto complejo, pero es la forma
adecuada de entender cuál es la mejor vía para tratar a los pacientes",
ha apuntado Enrico Agabiti-Rosei. Por ahora, se han reclutado 10.000,
pero se seguirá recogiendo más datos.