El tipo "por deficiencia de hierro" es una de las carencias nutricionales más
frecuentes en el mundo, aunque su prevalencia se agrava en las
poblaciones de países en desarrollo, según estimó la OMS.
La anemia por deficiencia de hierro es una de las carencias nutricionales más
frecuentes en todas las naciones del mundo, aunque su prevalencia se
agrava en las poblaciones de países en desarrollo.
La
Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que este trastorno
involucra, en promedio, al 39 por ciento de niños menores de 5 años, al
48 por ciento de chicos de entre 5 y 14 años, al 42 por ciento de todas
las mujeres y al 52 por ciento de embarazadas en países en desarrollo.
De ellos, la mitad tiene anemia por deficiencia de hierro (anemia ferropenica), según la OMS.
Pero
esta carencia del sulfato ferroso no es sólo propiedad de las
poblaciones de naciones emergentes, sino que también es común en las
mujeres y los niños pequeños de países industrializados.
En el
Reino Unido, por ejemplo, el 21 por ciento de las adolescentes
femeninas entre 11 y 18 años, y un 18 por ciento de mujeres entre 16 y
64 años tienen deficiencia de hierro.
En los Estados Unidos,
entre 9 y 11 por ciento de mujeres no embarazadas de edades entre 16 y
49 años tienen igual carencia y entre el 2 y 5 por ciento tienen anemia
ferropenica, con una frecuencia doblemente mayor dentro de los más
pobres, de nivel cultural más bajo y de poblaciones minoritarias.
En Francia, la carencia de hierro y la anemia ferropénica afectan al 4 por ciento de los niños menores de 2 años.
En
la Argentina, en tanto, según la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud
(ENNyS) realizada durante el 2006, reveló que la anemia y la
deficiencia de hierro constituyen las alteraciones del estado
nutricional más prevalentes en todos los grupos de población estudiados.
Este
problema fue del 34,1 por ciento en los niños de entre 6 a 23 meses,
siendo los bebés menores de un año quienes presentaron el porcentaje
más elevado: 47,6 por ciento.
Las regiones de NEA, NOA y el Gran
Buenos Aires registraron las cifras más altas en este grupo etario: el
45,7 por ciento; el 38,6 y el 34,9 por ciento, respectivamente.
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