Los científicos tienen ahora una nueva herramienta para entender porqué las alergias atacan a ciertas personas con más fuerza: los pollos.
Según investigadores británicos, estas aves tienen una versión
"fosilizada" de una molécula clave responsable de reacciones alérgicas
graves en seres humanos.
Los científicos del King's College de Londres afirman que su investigación, publicada en Journal of Biological Chemistry (Revista de Química Biológica), podría ayudar al desarrollo de futuros tratamientos.
La molécula en los pollos, llamada IgY, tiene un papel muy importante en el sistema inmune de los animales.
Y según los científicos, ésta parece ser una antigua precursora de un molécula similar del ser humano llamada IgE.
Esta molécula humana, sin embargo, es una de las responsables de
que el sistema inmune induzca una respuesta exagerada durante un ataque
de asma o una reacción anafiláctica.
"La molécula IgY en las aves es como un fósil viviente" dice el doctor Alex Taylor, quien dirigió el estudio.
"Estudiándola esperamos rastrear la evolución de las reacción alérgicas durante los pasados 160 millones de años".
"Y analizando las diferencias entre los antiguos anticuerpos y
los modernos podemos empezar a entender cómo diseñar mejores
medicamentos para detener las reacciones alérgicas antes de que
ocurran", señala el investigador.
Adherencia
Los científicos del King's College están tratando de investigador porqué la IgE causa problemas y la IgY no.
Los investigadores creen que parte del problema con la IgE en
los humanos es que se adhiere con mucha fuerza a los glóbulos blancos
causando una reacción excesiva en del sistema inmune.
Las pruebas del laboratorio revelaron que la molécula
IgY no se adhiere de la misma forma a las células sino que actúa de
forma distinta.
Y en esas diferencias sutiles, dicen los científicos, podría estar la clave para desarrollar nuevos medicamentos.
Los autores creen que la molécula IgE evolucionó de manera
específica en los mamíferos para contrarrestar alguna amenaza
bacteriana particular en el pasado.
"El problema que tenemos ahora -afirman los autores- es que nos
quedamos con un anticuerpo que tiende a ser demasiado entusiasta".
"Y esto nos causa problemas con sustancias aparentemente
inocuas como el polen o los maníes, provocando trastornos alérgicos que
pueden ser letales".
Los científicos intentarán ahora analizar con más detalle la
interacción entre los anticuerpos y la superficie de los glóbulos
blancos.
Con esto esperan poder desarrollar medicamentos que logren
alterar esta interacción y "aflojen" la unión entre la IgE y las
células como lo hacen las moléculas de las aves.
Los tratamientos actuales actúan cuando las reacciones alérgicas ya ocurrieron.
Pero, según los expertos, sería mucho más efectivo contar con un
medicamento que actúe antes de que el sistema inmune pueda lanzar su
respuesta excesiva.
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