A fin de prevenir enfermedades
respiratorias ante la llegada del invierno, se difundieron medidas
concretas de acción para realizar en el hogar, y contribuir
sensiblemente a la ocurrencia de infecciones en niños, niñas y personas
con algún grado de vulnerabilidad en su salud.
Una de las indicaciones de los especialistas es cuidar la casa del moho y
la humedad, manteniendo el ambiente lo más seco posible. A pesar del
frío es necesario ventilar los ambientes, porque la falta de
ventilación produce una acumulación mayor de microorganismos que se
concentran en los ambientes cerrados.
La responsable de
Maternidad infanto juvenil de la secretaría de Salud de la provincia,
Silvia Gieco, señaló que “lo fundamental es cuidar que el ambiente se
mantenga suficientemente ventilado, soleado, evitando el humo y el uso
de insecticidas”. Hay que evitar secar la ropa en el horno porque
se consume mucho oxígeno y no se recomienda colocar recipientes con
agua encima de estufas porque humedecen el ambiente y favorecen el
desarrollo de microbios y moho, que acarrean alergias y problemas
respiratorios. Para cuidar el aire que se respira en la casa se
recomienda no fumar, ni permitir fumar dentro de la casa; controlar el
tiraje de estufas y cocinas a leñas; encender y apagar siempre afuera
los braseros y estufas; y evitar aplicar aerosoles ante la presencia de
niños, porque se dispersan sin control y llegan pronto a los pulmones. Las
infecciones respiratorias agudas bajas (Irab) constituyen una de las
principales causas de muerte en niños menores de cinco años en América,
y corresponden a causas complejas e incluyen factores no exclusivamente
relacionados con el área de salud, como los socio-económicos,
ambientales, y el acceso a la atención médica. De allí la
importancia de la difusión de pautas de prevención para las familias,
que contribuyan con la tarea emprendida desde los centros de salud, y
hospitales, con todos los equipos de salud. En este sentido, y
ante los primeros síntomas, los especialistas recomiendan evitar el
empleo de medicación innecesaria y potencialmente nociva -antitusivos,
descongestivos- y el uso inadecuado de antibióticos que encarecen los
costos de salud y fomentan la resistencia bacteriana, tal como lo
explica el consenso de especialistas de la Sociedad argentina de
pediatría.
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