La situación es tan evidente, tan clara y tan grave que, por primera vez, la Cruz Roja Internacional ha dedicado su informe anual sobre los desastres mundiales a una enfermedad: el sida. Para el organismo, 25 millones de muertes, 33 millones de personas viviendo con el VIH y 7.000 nuevas infecciones cada día son cifras que corresponden, sin ninguna duda, a "un desastre global".
Si otros años este documento se había centrado en desastres naturales concretos como el huracán Katrina o el tsunami asiático, esta vez Cruz Roja llama la atención sobre la epidemia de sida y la deficiente respuesta de la comunidad internacional.
El sida es un desastre enorme y para tratar de frenarlo debe ser
incluido en los planes de los gobiernos y organizaciones para la
preparación frente a catástrofes y desastres, señala Cruz Roja.
Según ha explicado una de las autoras del informe, Lindsay Knight,
"el estigma, la ignorancia y la falta de acción política" llevaron a millones de muertes que podrían haberse evitado.
"Se podrían salvar millones de vidas si los líderes religiosos y
políticos adoptaran acciones para que se dé prioridad a esta enfermedad
y que vayan destinadas a acabar con el estigma", ha expresado.
El Informe de la Cruz Roja considera al sida como "un desastre" por
sus caóticas consecuencias. En los países más afectados del África
subsahariana, donde las tasas de prevalencia ascienden al 20%, la
esperanza de vida de la población se ha reducido a la mitad, y el
desarrollo se ha visto menoscabado por la epidemia.
Además, el documento destaca que los desastres naturales y los
provocados por el ser humano, como guerras y conflictos, interrumpen
los servicios básicos y exacerban otros factores de propagación de la
epidemia. "Después de una catástrofe, como un terremoto, por ejemplo,
nada funciona y hay pocas posibilidades de llevar a cabo medidas de
prevención del sida", afirmó la experta, que añade que "en casos de
violencia y conflictos se dan prácticas como las violaciones de mujeres
y niñas que contribuyen a propagar el virus".
Los autores señalan que "no criminalizar" a los portadores del VIH
es una de las claves para evitar la propagación y por ello hacen un
llamamiento a los gobiernos para que este virus se incorpore en todas
las formas de asistencia humanitaria.
El sida es la quinta causa principal de mortalidad en los países de
medianos ingresos, la tercera en los de bajos ingresos y la primera en
el África subsahariana. Esta última región contabiliza casi dos tercios
de la cifra mundial de personas seropositivas.
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