Unas 400.000 personas han dejado el tabaco en Inglaterra en el año transcurrido desde que se introdujo la prohibición de fumar en lugares públicos, según un estudio del University College de Londres.
Gracias a esa fuerte caída, en los diez próximos años se evitarán
alrededor de 40.000 muertes por enfermedades relacionadas con el
tabaco, señalan por su parte los expertos. El Gobierno británico
prohibió fumar en todos los lugares públicos de Inglaterra, incluidos
bares y restaurantes, el 1 de julio de 2007, y el cumplimiento de esa
ley por los ciudadanos es prácticamente total. Escocia lo había prohibido ya el 26 de marzo de 2006 mientras que Gales lo hizo el 2 de abril de 2007. Los
médicos británicos han expresado su sorpresa por el elevado número de
personas que han dejado desde entonces el tabaco en todo el país. Según
Robert West, director de estudios sobre el tabaco del University
College, citado hoy por el diario "The Independent", "se trata de la
mayor caída del número de fumadores registrada hasta ahora". "El
efecto ha sido de igual magnitud en todos los grupos sociales: lo mismo
entre los pobres que entre los ricos", señala West, según el cual nadie
esperaba semejante impacto. Aproximadamente un 22 por ciento de la población británica es todavía adicta al tabaco. "Si el ministerio de Salud logra mantener el mismo ritmo, podría conseguirse que la proporción de
fumadores quedase reducida a sólo un 15 por ciento dentro de diez
años", comenta West. Las ventas de cigarrillos cayeron el año pasado un 6 por ciento, según la empresa de investigación de mercado Neilson. En
los diez meses transcurridos entre julio de 2007, cuando entró en vigor
la prohibición, y finales del pasado abril, se vendieron 1.930 millones
de cigarrillos menos en Inglaterra. A esa caída han contribuido
asimismo la ilegalización de la venta de tabaco a menores de dieciocho
años y el incremento de los impuestos que gravan los cigarrillos. Según
Neilson, las ventas de bebidas alcohólicas se han resentido también: la
caída registrada el año pasado fue de un 8 por ciento frente a un 3 por
ciento en los años anteriores. La mitad de esa caída puede atribuirse al impacto de la prohibición de fumar en bares y restaurantes. Según
los grupos antitabaco, el Gobierno puede y debe hacer todavía mucho más
para combatir ese vicio, de graves consecuencias para la salud general
de la población. Así, debería tomar medidas para defender a los
niños de la publicidad de la industria tabaquera mientras que los
padres y cuidadores debería protegerlos también mejor del humo de los
fumadores.
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